―¿Estás segura?
―Creo que sí.
―¿Crees? Necesito que estés segura de esto, porque luego tu hermana morirá.
Suspiré estando totalmente de acuerdo con Frankie, el estilista favorito de Paris.
Estaba en la peluquería reflexionando sobre la locura que había leído en Internet. Esa idea de que se necesita un cambio para cerrar un ciclo, pero en realidad deseaba un cambio más radical, aunque eso atentara contra la vida de Paris…
―Entonces, ¿Segura? ―Asentí, decidida al cambio―. Rubia platinada será.
Entonces, el cambio que deseaba comenzó a ocurrir cuando mi cabello negro natural comenzó a aclararse cada vez más a medida que pasaban los minutos, hasta que finalmente el rubio se convirtió en el protagonista.
―Paris va a matarme ―toqué las puntas de mi cabello mojado―. ¿Qué debo hacer?
Frankie, al ver mi expresión de miedo, soltó una carcajada y me agarró de los hombros para que volviera a sentarme en la silla.
―¿Un corte?
―¡¿Qué?!
―Oh, vamos, ya hicimos lo peor.
Y así fue como todo comenzó a ocurrir de nuevo y al final no podía creer lo que veía reflejado en el espejo.
―¡Por Dios, eres tan hermosa!
Seguí observándome en el espejo sin miedo a aceptar lo que cada día me negaba a admitir.
Era hermosa, a mi manera, pero lo era.
Ya sea con el pelo rubio o con el pelo negro, era una belleza única y especial, por lo que era absurdo compararme y sentirme mal o excluida por ser diferente.
Todos alrededor no paraban de decirme lo bien que me quedaba mi nuevo color de pelo y aunque eso me hacía sentir bien, intentaba ocultar lo mejor que podía lo preocupada que estaba por mis oídos al tener que escuchar los gritos de Paris.
Sin embargo, lo que realmente me inquietaba era que Neil fuera quien pagara por todo, ya que sería él quien tendría que soportar el mal humor de mi hermana.
―No creo que sea solo el tono de tu cabello lo que te tenga tan inquieta.
―¿A qué te refieres?
Mordí mis labios, un poco nerviosa al ver cómo todos me rodeaban con evidente curiosidad.
―Eres demasiado joven para lucir tan preocupada.
Suspiré profundamente, ni siquiera ellos me habían presionado mucho para que hablara, pero supuse que lo único que necesitaba era desahogarme y escuchar palabras de consuelo y, tal vez, algún consejo.
―No sé si es preocupación o miedo lo que siento.
Frankie se acercó más a mí, listo para escuchar cualquier cosa que quisiera decirle, y se lo agradecí. Desde que vine aquí por primera vez para elegir el peinado de Paris, él no ha dejado de acercarse a mí en un intento por ser mi amigo.
Podría decir que él y su novio son las personas más amables que he conocido.
―Mi mejor amiga… Bueno, no sé si aún lo sigue siendo, ella se acostó con mi novio.
―¡¿Con tu novio?!
―Quiero decir, con mi exnovio.
Mientras le iba contando, su cara de asombro era evidente y no solo él, también su novio y los demás empleados no podían dejar de sorprenderse por cada cosa que les contaba.
—¿Así que tu novio te traicionó con tu mejor amiga?
—Exnovio —le corregí.
—Y tú engañaste a tu novio con tu exnovio.
—Él era mi mejor amigo.
—La vida de los niños en estos tiempos es tan emocionante.
―No entiendo qué tiene de emocionante perder a tu mejor amiga, darte cuenta de que el chico del que estabas enamorada es un idiota y que el chico al que amas te haya dejado.
Todos ellos me dieron un abrazo y me hicieron sonreír.
―¿Tu amiga ha tratado de hablar contigo?
―Un montón de veces ―susurré―. Solo que antes no me sentía lista para escucharla.
―Deberías hacerlo ―sugirió Frankie―. Piensa en que, al igual que querías explicarle a Roger tu versión, ella seguramente querrá darte sus explicaciones.
―Lo pensaré.
—Hazlo, cariño, eres demasiado joven y hermosa para estar preocupándote por situaciones que tienen solución.
Los demás apoyaron a Frankie con muchísimas más palabras reconfortantes.
―Chicos, ustedes son increíbles.
Nuestro abrazo grupal fue abruptamente interrumpido por el estruendoso claxon de un auto. Observé a través de las puertas de cristal y me di cuenta de que era Henrik el que causaba ese alboroto.
―Espero que tú Roger no sea igual que ese niño.
―Son mejores amigos.
Me reí muchísimo de las caras de todos, y no es para menos, Henrik se había ganado a pulso el odio de todos aquí, sobre todo por ser tan escandaloso y no disimular ni un poco lo idiota que es cuando ve a mi hermana.