Acomodé la almohada detrás de mi espalda para estar más cómoda en mi cama mientras en mi habitación solo se escuchaba la risa contagiosa de Zury después de haberle contado todo lo ocurrido entre la puta Beth, Watch y yo.
―Ya deja de reír.
Mis palabras parecen tener el efecto contrario porque de nuevo soltó una carcajada haciendo que terminara riendo junto con ella.
―¡Es que no lo puedo creer! ―respiró profundamente varias veces para calmar la risa―. Entonces era su hermano y para ti fue más fácil pensar que ya estaba poniéndole los cuernos a Watch, ¿Qué tipo de pensamientos tienes?
―¿Qué otra cosa podía pensar cuando ella estaba pegada al chico como una garrapata?
―¿Quizás que era su hermano?
Bufé de nuevo haciéndola reír una vez más.
―¿Es guapo? ―preguntó, acercándose a la cámara de su computadora.
―¿Quién?
―No te hagas la tonta, ¿Quién más? El hermano de la maldita Beth, duh.
Su movimiento de cejas y sus ojos brillantes me indican que ella no se quedará tranquila hasta saber detalladamente cómo es el chico, así que en lugar de describir lo poco que vi de él, preferí sacar mi celular y mostrarle una foto.
Inclinó la cabeza después de ver la foto por unos segundos.
―Es guapo ―añadió.
―Neil Crossley. Ese es su nombre.
Observé la pantalla de mi celular analizando al chico que tenía un gran parecido a su hermana, ojos color avellana y cabello castaño que, a diferencia de su hermana, tenía rizos cortos que se veían suaves.
―Pareces saber mucho de él.
―Solo un poco. Tiene 24 años y estudia medicina en la USC.
―¿Cómo sabes eso? Además, ¿Cómo encontraste su Instagram tan rápido?
―No hay nada imposible para mí.
Unos minutos en mi celular y un par de mensajes fue lo que me costó obtener algo de información sobre Neil Crossley.
―Paris… ―se acercó de nuevo a la cámara con sus ojos más brillantes que antes, haciéndome temblar ligeramente―. ¿Qué pasaría si de repente te enredaras con él?
Con el ceño fruncido miré mi celular donde todavía brillaba su foto y al notar su tez tan pálida como la de mi hermana, negué dramáticamente.
¡No tenía nada que pudiera atraerme!
Está lejos de ser un deportista bronceado y atlético como me gustan.
―No es mi tipo ―dije sencillamente.
―¿Acaso necesita ser tu tipo para hacerle la vida imposible a Watch y a la maldita Beth?
Mi asombro por tal descubrimiento se ve interrumpido cuando la puerta de mi habitación se abre de repente.
Elías está aquí con una mirada de cachorro abandonado, seguramente creyendo que esa mirada sería suficiente para hacerme contentar.
―Nena, sé que estás molesta, pero ¿Podemos hablar?
Sin despedirme, cerré mi laptop, aunque bastante estúpido, ya que seguramente Zury tuvo que haber reconocido la voz.
Me crucé de brazos esperando a que hablara, notablemente molesta por su abandono en estos días y creyendo que sus brazos tienen algún efecto en mí, se lanzó a la cama para abrazarme.
―Hoy en la universidad me enteré de lo ocurrido entre Watch y tú. Todos estaban comentando y sé que llamaste para contarme, lo siento.
―Sabes que todo esto me hace odiar más a Santiago, ¿Verdad?
Santiago es el chico con el que está saliendo y que claramente no me cae muy bien.
―Lo sé y acepto que fui un idiota.
―Un gran idiota.
―Pero el más idiota de todos es Watch por dejarte ir, Paris. No tienes que sufrir por alguien que no aprecia lo genial que eres.
―¿Me ves sufriendo?
Me analizo por un momento mientras se sentaba frente a mí, dándose cuenta de que obviamente lo que menos estaba era sufriendo.
―Bueno, ahora que me lo preguntas, no te veo muy abatida.
―Aunque debo aceptar que me siento un poco decepcionada al darme cuenta de que soy un fracaso con los chicos. No quiero creer que el problema soy yo.
―Pero lo eres.
Me ahogué con mi propia respiración.
―¿Qué?
―Nunca funcionará una relación para ti si no permites que los chicos conozcan a la Paris fuera de la cama.
―Lo haces sonar como si fuera una ninfómana.
―No está mal disfrutar del sexo como tú lo haces, pero tampoco esperes una relación perfecta con un par de encuentros en una habitación.
―No es como si tú no disfrutaras del sexo casual.
―Sí, pero no espero de ellos alguna relación.
Suspiré derrotada, dejando caer mi espalda en la cabecera de la cama, pensando detalladamente en lo que acaba de decir mi mejor amigo.