En Tus Manos

CAPÍTULO 4

 

 

Parece que me precipité al pensar que sería pan comido tener a Neil Crossley en mis manos, pero es que no pensé que estuviera loco. Después de estos días que han pasado, aún sigo sin entender de qué estaba hablando. Lo único que sé es que necesita medicación con urgencia.

Me arrepiento mil veces de haber contado acerca de mi extraña cita a Zury y Elías, ya que ambos no han parado de burlarse de mí, asegurando que Watch se llevó mi encanto con él.

¡El problema no soy yo!

El problema es ese chico que no entendería que estaba coqueteando con él ni si le pusiera un letrero fluorescente arriba diciendo: “Mírame, estoy coqueteando contigo”

Ni siquiera sé por qué le estoy dando vueltas a ese asunto hasta el punto en que ya me molesta que sea un pensamiento constante en mi cabeza. Y a esto sumarle que mis amigos no ayudan a que lo olvide con rapidez.

Abrí la puerta de mi casa para dejar entrar a mi hermano, quien gracias a Dios había dejado toda su energía en su práctica de fútbol. Mientras él corría hacia papá, yo me fui hacia la cocina donde encontré a mamá preparando algo.

―Estuvo Elías buscándote.

―No quiero saber de él ―respondí, vertiendo jugo en un vaso―. Estoy harta de escucharlo burlarse de mí.

Capté su atención haciendo que dejara de lado lo que hacía para cruzarse de brazos e inclinar su cadera al borde de la encimera.

―¿Qué ha pasado para que eso ocurra? ―antes de que pudiera abrir la boca, ella habló nuevamente―. No me digas nada porque he notado lo extraña que has estado estos días.

Era inútil querer pasar mis cosas desapercibidas ante sus ojos.

Ya que mi relación con el género femenino es bastante escasa, a excepción de Zury, me toca cederle el papel de amiga a mi madre, quien sin importar lo que le diga, siempre tiene una buena respuesta para todo.

―Prácticamente, soborné a un chico para que me invitara una bebida ―al instante de escucharme, apretó sus labios―. ¡Mamá, no vayas a reírte!

―Lo siento, es que es bastante extraño escuchar a mi hija, la que alardea de tener al chico que quiere, decir que soborna a un chico para salir.

―Tampoco es la gran cosa.

―Si no es la gran cosa, entonces ¿por qué actúas como si en realidad sí lo fuera?

De nuevo, no había manera de negarle algo.

―Está bien, quizás si hirió un poco mi orgullo ―al recordar sus palabras, instantáneamente me molesté―. En pocas palabras, me dejó claro que parecía una zorra.

Se vio bastante sorprendida, pero se mantuvo en silencio dejándome continuar.

―Les gusta lo sexy, me lo han dejado claro en más de una ocasión, pero que vista de esta forma o actúe de cierta manera en particular no es por ellos. Entonces, ¿por qué ese idiota me juzgó como si tuviera el derecho de hacerlo?

―Quizás solo estaba nervioso, ya sabes, a veces puedes ser un poco intimidante.

―Intimidante mi trasero, mamá. Es un idiota y donde lo vea no dudaré en pasarle mi auto por encima.

Dejé con fuerza el vaso vacío sobre la encimera para irme a mi habitación a arreglar algunas cosas para la universidad; además, tenía la esperanza de que allí pudiera tener un poco de paz y así despejar mi mente de tantas estupideces. Pero al poner un pie en la UCLA, supe que despejar mi mente no sería tan fácil si todos aquí seguían pendientes de mi ahora inexistente relación con Watch.

Si tan solo ellos supieran todo lo que pasa por mi mente cada vez que me quedan observando, no se atreverían a volver a mirarme.

―¿Me estás evitando?

Seguí de largo pasando por el lado de Elías sin tomarme la molestia de verlo o responder su pregunta, ya que la respuesta era bastante obvia.

―Paris, por favor, no puedes evitarme toda la vida.

Antes de lanzar una mirada mordaz a un grupo de chicas que se encontraban murmurando, me giré para ver a mi mejor amigo.

―¿Quieres ver si puedo?

―Lo siento, sé que Neil Crossley te ha dado donde más te duele ―fue bastante difícil girar mi cuerpo e irme sin decirle algo, pero no llegaría tarde a clases por escuchar sus estupideces―. ¡Paris, ven aquí!

Me alcanzó, pasando su brazo por mi hombro mientras caminábamos hacia mi clase.

―¿Qué piensas hacer ahora? Me imagino que esa idea absurda de meterte en los pantalones del cuñado de Watch quedó olvidada, ¿cierto?

―Me conoces, sabes que no me quedaré tranquila hasta ver a Watch tragándose su propio veneno.

―¿Qué significa eso?

―Eso significa que Watch Sander y Neil Crossley no se librarán tan fácilmente de mí.

Durante todas mis clases, mi concentración está únicamente en pensar en cómo podré volver a Neil. Este chico resultó ser una total sorpresa y, aunque me cueste aceptarlo, lo cierto es que estoy acostumbrada a que todo se me haga fácil solo con una sonrisa y un rápido movimiento de pestañas.



#933 en Novela romántica
#26 en Joven Adulto

En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 11.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.