En Tus Manos

CAPÍTULO 25

 

 

Después de una excitante ronda de sexo divisé a Neil salir del baño completamente mojado, sin duda era una imagen perfecta y me quedaría concentrada en él como idiota por un buen rato, pero lo que veía en mi celular era una pizca más interesante.

Leí detalladamente la página que hace poco Elías me pasó y se robó toda mi atención.

Estaba tan absorta que no sé en qué momento Neil se acostó a mi lado, escucharlo reír fue lo que me pudo sacar de mi trance. Acomodé un poco la sábana para cubrir mi cuerpo desnudo y volteé a verlo divertida, él había visto lo que me tenía tan entretenida.

—Un test de infidelidad, ¿En serio?

—Como saber si tu pareja te engaña —recité, tal cual una presentadora de televisión.

Su brazo pasó por mis hombros para pegarme más a su cuerpo, ambos encajamos a la perfección.

—¿Recibe llamadas que no contesta cuando está contigo? —Su diversión parece aumentar a medida que lee desde mi celular—. ¿Se perfuma más de lo habitual?

Ahora sí estalló en una carcajada y yo igual.

—Elías me dijo que su pareja terminó con él porque hizo este test y salió que le estaba siendo infiel —Neil negó, notablemente divertido por la situación—. La curiosidad me ganó y terminé pidiéndole la página.

—Entonces, ¿Soy infiel?

La tentación me invadió cuando susurró aquello sobre mis labios. Mis manos comenzaron a jugar con el elástico de su ropa interior azul, la única prenda que tenía puesta. 

Quité la sábana de mi cuerpo y fui al sitio que últimamente se había convertido en mi lugar favorito, su regazo. 

Me subí a horcajadas sobre él. Amé sentir como su miembro se erguía debajo de mí.

—Mi novio es 100% fiel —murmuré, mi piel se calentó al sentirlo.

—¿Cada vez hacen el amor con menos frecuencia? —Leyó una vez más, luego dejo mi celular de lado y de un rápido movimiento soy yo la que estaba debajo de él—. ¿Qué te parece si respondemos a esa pregunta?

Ni siquiera me permitió decir alguna palabra porque de inmediato comenzó a devorar mis labios con los suyos. Un fuego invadió mi cuerpo en el momento en que sus largos dedos entraron en mí, a la vez, su boca abandono la mía para ir hasta mi cuello y sin rechistar le di el espacio que necesitaba. 

Me excitaba cuando dejaba marcas sobre mí.

—Neil…

Mis caderas empezaron a moverse contra sus dedos buscando de forma desesperada la liberación, pero no lo conseguí, ya que se alejó repentinamente para quitar su ropa interior y colocarse protección. Aproveché ese momento para voltearme y pegar mi pecho al colchón de la cama y levantar mi trasero. 

Sus dedos recorrieron mi columna vertebral, haciendo que un escalofrío viajara por todo mi cuerpo, justo antes de entrar en mí

Apreté con fuerza la almohada con mis manos, al igual que él lo estaba haciendo con mi cintura mientras se encargaba de embestirme.

¡Esto es demasiado bueno!

—Por favor… —le supliqué, prácticamente estaba rogándole, cuando una de sus manos paró a unos de mis pechos y lo apretó de una manera deliciosa, haciendo que mi gemido quedará entre mi almohada y yo.

Estaba a punto de conseguir mi preciado orgasmo en el momento en que me hizo girar y dejar mi cara frente a la suya. Su piel blanca brillaba por el sudor y su boca estaba entreabierta buscando como respirar.

Demasiado sexy para ser real.

—Sabes que me gusta verte.

Eso fue suficiente para llegar a mi punto máximo. Él sigue un poco más y luego cae agotado sobre mí, su boca desesperada busca la mía y le respondo el beso con la misma intensidad.

Se separa de mí para ir de nuevo al baño mientras que yo me quedo exhausta en la cama. Lo veo salir al rato y se tumba a mi lado, me contempló sin decir nada.

—Siempre me miras de esa forma que aún no logro descifrar.

—Es que soy un idiota que aún no ha asimilado que alguien como tú esté a mi lado.

No me gusto escuchar esas palabras viniendo de Neil, aunque de cierta forma me lleva a pensar que él piensa igual que yo. Ambos teníamos miedo a perdernos, creíamos que de alguna manera éramos muy diferentes, pero eso tenía que dejar de importarnos porque lo que importaba en aquel era lo que sentimos y yo sentía que no puedo vivir sin él.

Sus ojos marrones se cierran ante el contacto de mi mano en su mejilla.

—Eres sin duda lo que quiero, por eso estoy a tu lado, quiero estarlo siempre. Me has entregado más que cualquier otro y por eso te prefiero mil veces.

—Te amo, Paris.

—¿Mucho?

—Demasiado.

Estaba por besarlo cuando su celular sonó.

—Tu celular siempre arruina nuestros momentos.

Ríe a carcajadas antes de responder la llamada. Mientras hablaba aproveché para dejar uno que otro beso por su cuello. Pude notar qué hay algunas marcas en ese sitio y también en su pecho y brazos.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 11.04.2024

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