En Tus Manos

CAPÍTULO 30

 

 

N e i l

Era increíble cómo una persona podía cambiar tu vida de un momento a otro. Eso hizo ella, simplemente después de ella nada fue igual. Paris Kellman fue como un Tsunami, derrumbó todo a su paso y solo dejó destrozos.

Me gustaba mi vida antes de ella, estudiar, trabajar, leer, jugar un poco y compartir en familia. Mi vida antes de ella era perfecta, entonces, ¿Por qué esa rutina se ha vuelto tan vacía?

Cada vez que pensaba en ella más imbécil me sentía porque aun sabiendo que solo fui un juego, seguía perdidamente enamorado de ella.

¿Cómo podría superar a alguien como Paris? 

Era tanto mi nivel de obsesión con ella que en varias oportunidades estuve tentado en ir hasta su casa, hacerle saber que no me importaba que quisiera estar con él, que lo quiera a él, pero que este conmigo.

Me impresioné al nivel tan bajo que podía llegar por una mujer y fue gracias a ese sentimiento el que no me permitió haber hecho aquello. Yo merecía más que eso y por mucho que amara a Paris, mi amor no me cegaba y entendía que ella no podía ofrecerme más que mentiras.

Lo único que me ayudaba a mi abstinencia de ir con ella era el hospital, la vieja confiable, trabajar hasta no poder más para que mi mente no tuviera oportunidad de regalarle un pensamiento. Además, vivir en mi propio apartamento parecía una tortura, porque cualquier rincón me recordaba y olía a ella, así que como todas las mañanas viví una gran taza de café y hui de allí.

Todas las mañanas al llegar al hospital saludaba a un par de personas antes de entrar a la habitación de pasantes para dejar mis cosas y empezar a trabajar lo antes posible. El pequeño grupo de amigos con los cuales había coincidido para las pasantías siempre eran ruidosos, pero lo eran más en aquel momento.

Murmure los buenos días, pero estaban tan absortos en el celular que ni siquiera se percataron de mí. Lleno de curiosidad me acerqué, pero al notarme saltaron impresionados y con nerviosismo exagerado guardaron el celular.

Fruncí el ceño, ese día eran especialmente extraños.

—¡Neil, amigo! —Junior se acercó, pasó su brazo por mi hombro y me abrazó ligeramente—. Pensé que no vendría hoy. Últimamente, no quieres salir de aquí.

Los chicos actuaron repentinamente de forma sería haciendo que la llama de la curiosidad creciera aún más, así que, con el intento fallido de distracción de junior, quite su brazo de mi hombro y me acerque a los chicos queriendo saber que tanto les tenía entretenidos.

—Tranquilo Neil, es algo sin importancia.

Aclaró Liam, quien claramente estaba mintiendo porque de haber sido algo sin importancia y sin involucrarme, no hubieran estado forcejeando conmigo para no dejarme ver.

—¡Mierda, ya! —Exclamó junior—. Muéstrale, luego que no se queje.

Para nada simpático agarré el celular de las manos de Liam y lo que menos esperé ver fue una fotografía de ellos junto a Paris, al parecer en una gran fiesta. Pasé el dedo sobre la pantalla y son varias fotos en las que aparecía con el grupo de chicos que me decía no soportar, ¿Acaso decía aquello solo por molestarme? Además, en todas las fotografías ella parecía feliz, sonriente, hermosa como siempre… mientras que yo me sentía miserable sin ella.

—No entiendo por qué ocultarlo.

Humedecí mis labios antes de forzar una sonrisa.

—No queríamos que pensaras mal al vernos en una fiesta con tu sexy ex... —Junior golpeó la parte trasera de la cabeza de Ben, el borracho del grupo—. Perdón, no queríamos incomodarte.

—De verdad no sabes cuándo mantener la boca cerrada —Mi mejor amigo me ve algo apenado—. Fue una coincidencia.

Fue inconsciente el que mis manos temblaran cuando le devolví el celular a Liam, no podía aguantar seguir viendo aquellas fotos y no por estar celoso o algo por estilo, simplemente dolía verla.

—Coincidencia o no, no tienen por qué preocuparse en incomodarme. Ella y yo estamos bien, somos amigos.

Había aprendido de la mejor porque mentí descaradamente sin ningún problema.

—No somos amigos de nuestras ex y menos de una ex tan sexy como Paris.

Había tenido la suerte de que en muchas ocasiones mis turnos fueran con Ben, era alguien capaz y me hacía todo fácil, pero justo en ese momento no estaba ayudándome en lo absoluto.

Paris era un tema que mantuve al margen, todos sabían que terminamos, pero no los motivos, no era mi intención perjudicarla y mucho menos de que fuera la comidilla de mis amigos. Me limité a ser breve con respecto a Paris, pero en algún momento siempre insistían en querer saber realmente lo que pasó, dado que para ellos yo estaba lo suficiente azotado por ella como para dejarla ir tan fácilmente, por lo que era obvio que algo grave había pasado.

—Terminó la charla —Junior, al ser más cercano a mí, notó mi claro fastidio por la insistencia de ellos, así que agarré nuestras cosas para salir de la habitación—. Ben, ve asearte que aún hueles a alcohol y tu Liam, ve a trabajar que ya es tarde.

Me llevó hasta el cafetín con la intención de que comiera algo, pero más que en la comida, estaba confundido por no saber cómo sentirme con respecto a mis amigos saliendo con Paris. Tomé asiento en una de las mesas desocupadas y esperé a que Junior llegara con cualquier cosa para comer.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 11.04.2024

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