En Tus Manos

CAPÍTULO 37

 

 

Miré mi figura reflejada en el espejo de mi habitación repitiéndome una y otra vez que todo iba a ir bien aquella noche, pero por muchas veces que lo hiciera, no había nada que pudiera sacarme de aquella bola de inseguridad en la que estaba metida.

―¡Wow, estas impresionantes!

No era normal recibir elogios de Dani, así que podía dar por hecho que mis nervios eran evidentes para todos. No supe que tan bien salió mi sonrisa forzada, pero al menos Dani y Elías me miraron por cortos segundos y prefirieron no hacer ningún comentario.

Entre tantos nervios debido a la presión que sentía me provocó algo que nunca había hecho antes, morder mis uñas. Se veían tentadoras para devorarlas y drenar un poco el estrés, pero esto no era la típica yo, así que cambié de idea rápidamente y preferí acomodar mi vestido, aunque innecesario, ya lo había hecho un par de veces, pero aun así no era suficiente para mí.

Detallé mi vestido violeta, sin hombros y sujeto a mi cuerpo, esperando a que fuera lo bastante decente para que la bruja de mi suegra no estuviera de venenosa toda la noche. No es que su opinión me importe, pero al fin y al cabo era la madre de Neil y él la amaba por sobre cualquier cosa y si quería un futuro con él, tenía que tratar de llevarme bien con su desagradable madre.

­­―¿Hasta cuándo vas a hacer esperar a Neil?

Cuando acepté esta invitación de Neil no creía que estaría tan nerviosa y es que, no era simple salida entre nosotros, de ser así estaría más que feliz. En esa oportunidad, miembros importantes del hospital decidieron organizar una fiesta en honor al señor Orson, donde obviamente estaría su madre y otras personas las cuales no conocía.

No eran de mi agrado aquellas fiestas pomposas con música acústica, champaña y vino costoso, y sin faltar, aquellos momentos incómodos que me hacían querer vomitar los 100 gramos que daban de cenar.

Mi estilo era un poco más… atrevido.

Estuve a punto de hacerle saber aquello a Neil, pero en el momento en que me observó con ojos brillosos y sonrisa resplandeciente fue imposible negarme.

Tan pronto lo vi en la sala, desbloqueé una nueva obsesión.

Neil en traje.

Cuando sus labios se presionaron contra los míos, entendí que no tenía por qué preocuparme, estaba con Neil y no había lugar donde me sintiera más segura que a su lado.

Sus manos descendieron de mi cuello hasta llegar a mi cintura y aferrarse a ella, mientras que su olor me envolvió en cálido calor. Habíamos pasado demasiado tiempo pegados el uno al otro, así que entre risas logré apartarme.

―¿Acaso no quieres abrazarme?

La mayoría del tiempo él es quien actúa reservado y tranquilo, así que es imposible que no me parezca gracioso verlo actuar de forma caprichosa.

―Si no te importa llegar tarde podemos pasar toda la noche abrazados.

Se quedó viéndome por unos segundos, como si de verdad estuviera pensándolo, pero ya por último negó y entrelazó nuestros dedos para salir de mi casa.

―Tienes razón, no puedo dejar que tu belleza me distraiga.

―¿Es mi culpa?

Se veía tan feliz y complacido de tenerme esa noche con él que no pude evitar sentirme culpable por todas las dudas y pocas ganas que tenía en venir. 

El lugar al que llegamos era bastante grande y elegante, aunque no me sorprendió, me esperaba algo así cuando Neil me dijo que vistiera con mi mejor vestido. Al instante de pasar por la puerta principal, varias personas se acercan a Neil, mirándolo con admiración y era de esperarse, ya que estaba entre los más sobresalientes. Ni siquiera podía parar de sonreír por lo orgullosa que estaba de él y por su interés de siempre tenerme a su lado.

Todo el buen momento se vio arruinado cuando llegaron mis suegros.

Como siempre era un placer ver al padre de Neil, lástima no decir lo mismo de la bruja.

El desagrado fue evidente cuando su mirada me recorrió por completo. Obvio que a una vieja amargada como ella no le iba a gustar mi ajustado vestido, pero no me arrepentía de mi elección, a mí me gustaba y también a Neil pareció gustarle y eso había sido más que suficiente.

Había momentos en que pensaba que nuestra relación nunca mejoraría sin importar cuánto me esforzara, a veces sentía que ya había tenido suficiente, pero entonces Neil me sonríe, yo me vuelvo una estúpida y de nuevo quiero intentarlo, pero esta señora no me la pone fácil. Incluso, podría jurar que la escuché gruñir cada vez que Neil me presentaba como su novia ante cualquiera que se acercara a saludar.

Miré a Neil y sonreí instintivamente, pero estaba tan absorto en su mundo que ni siquiera se percata de mi incomodidad.

―Voy por algo de tomar ―Susurré cerca de su oreja―. Ya vuelvo.

Su mano se envolvió alrededor de mi muñeca impidiendo irme.

―Puedo ir a buscarla por ti.

―No te preocupes, sigue conversando. Será rápido.

Hui lo más rápido posible sin permitirle decir algo más y cuando ya estaba lo suficientemente alejada, solté un largo suspiro y de manera rápida me propuse conseguir un buen trago para pasar esta amargura.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 11.04.2024

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