En una escuela de princesas “accidentalmente”

IV - Hola, castillo

Durante todo el camino con un silencio,  después de que mi tío mencionara a mi ex tía, una historia triste, por cierto, voy pensando en que  de hoy en adelante posiblemente viva en un castillo, ya que ni idea si tienen dormitorios o me mandarán fuera después de clases. Para ser sincera pensé que todo iba a ser anticuado o clásico


 

Vamos, si te dicen "Irás a estudiar con la realeza" una parte de ti no puede evitar imaginar carruajes, castillos, esa distinción que te pintan en los cuentos y películas.


 

En realidad no se como ocultar mi decepción al no estar subida en un carruaje de los viejos tiempos...como cenicienta.


 

Aunque de princesa y bella no tenga nada, solo lo sirvienta en mi antigua casa.


 

-Tio, de casualidad esta moderna limusina ¿no tiene una especia de lavamanos o algo por el estilo?


 

-Roquet, sigue siendo un automóvil para transportar personas no una casa rodante ¿Porque?


 

Sin decir nada le tiendo mis manos haciéndole entender que están pegajosas por el chocolate y crema batida...no me juzguen, no tenía tenedor y a cada rato se me caían del tallo.


 

-Tendrás una cita con la directora- suelta abruptamente mi Tío al lado mío- Pensara que le he traído una niña de tres años.


 

Busca entre los cajones del mueble a mi lado y lo único que me da es un pañuelo.


 

-¿Es una clase de Reina o algo?- pregunto a la vez que trato de dejar mis manos limpias.


 

Las reuniones con los jefes de las escuelas es ya una rutina en mi vida. ¿Debería de hacer reverencia?


 

-No es Reina, pero tampoco es alguien cualquiera. Es una mujer muy elegante y es mejor que no me avergüences frente a ella, ¿entiendes?


 

-¿PERDÓN?- elevó mi voz haciéndome la ofendida


 

-Comportare Raquel, no digas nada de tus accidentes y saca adelante tu educación.


 

-Auch, me duele pero, bueno...- volteó a la ventana dejándolo más nervioso de lo que estaba, creo yo. No manchare tus palabras o lo que sea que hayas hecho para conseguir un cupo en tal distintivo lugar.


 

Volvió el silencio y recuerdo el folleto que me rehusé a leer y que aun andaba en mi bolsillo derecho. Tengo la idea de que lo más probable es que no dure ni un mes aquí, no haré nada para que me expulsen pero si dicen ser tan estrictos como me imagino que son, un mes será lo máximo de mi estadía en...¡WOW!


 

NO

PUEDE

SER


 

Pensé que estaba preparada para esto, pero...


 

-¿Eso es un castillo?- gritó emocionada queriendo bajar el vidrio y subiendo a mi asiento- Chofer me quita el seguro infantil, por favor- le digo con toda la pena del mundo.


 

Es inmenso, y eso que solo he visto las puntas de sus torres. Estamos parados en la caseta de seguridad. Le sigue un camino lleno de árboles.


 

El auto arranca cruzando el portón de seguridad, con demasiados guardias al parecer.


 

-Deja que baje la ventana, George- habla mi tío sonriendo.


 

Apretó el botón como por sexta vez y al fin baja el vidrio. Saco un poco mi rostro tratando de localizar el castillo.


 

-Como que sigue estando lejos ¿no?


 

-Ten paciencia, ya casi llegamos al final del sendero.


 

Todo sigue rodeado de árboles altos hasta que poco a poco veo el final de la hilera y comienza otra con más árboles pero pequeños.


 

-Apúrele, George- le digo al conductor emocionada por salir ya del auto.


 

No más se detiene el auto aprovecho cuando quitan seguro a las puertas y salgo despavorida al exterior.


 

-Espera- escuchó como me grita mi tío cuando ya estoy cerrando la puerta.


 

-¡Entonces si es de verdad!-me asombro de que en realidad es un castillo y no me hayan tomado el pelo y mandado a un internado cualquiera. ¿O hubiera sido mejor que aquí?


 

Camino hacia la entrada emocionada, tiene una escalinata para entrar al porche con unas grandes puertas y un montón de detalles. Podría pasarme horas describiendo cada rincón de su entrada pero si es así por afuera ya me imagino cuando esté dentro.


 

Rápidamente subo, inquieta por los tipos con traje en cada escalón, al lado de la alfombra. ¿Será como una bienvenida?


 

-Con permiso- susurró a cada chico que dejó atrás. ¿Cómo llegaré hasta arriba tocando la puerta? ¿Solo la abro? ¿Habrá un código secreto? Paro a medio camino de la escalinata dándome cuenta que es mejor no adelantarse y quedarme con mi tío. El sabe.


 

Doy la vuelta viendo a William bajar las maletas...¡mis maletas!

Diablos, las había olvidado. ¡Ya ni recordaba que traía mis cosas!


 

-Dame, yo las llevo, si quieres- digo llegando donde el.


 

-Tranquila, tu sigue subiendo, ya te faltaba poco.


 

-Mejor dale tú- respondo apenada caminando atrás de él, en medio de George y Greco.


 

Al llegar al porche habían más tipos de seguridad los cuales nos abrieron la puerta al mi Tío identificarse con ellos. 


 

Perdí de vista mis pertenencias al entrar al castillo. Todo, absolutamente todo parecía sacado de serie. El techo era inmenso con candelabros hermosos y eso que solo estaba en una especie de pasillo. Logró contar cómo cinco puertas y habitaciones de reojo.


 

-Sígueme- Mi tío me tomó del brazo conduciéndome por otro pasillo.


 

Estoy embobada viendo absolutamente todo, incluso las personas aquí parecen estar hechas por algo celestial. Pinturas, ventanales, estatuas las cuales quiero ir a tocar.


 

-¿Y aquí estaré yo?- preguntó dejándome guiar ya que estoy más inmersa en observar todo, que en fijarme por donde me llevan mis pies.




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