En una escuela de princesas “accidentalmente”

X - Esa voz

Después de ponerme el uniforme y pensar bien lo que me dijo Collette, las ganas de encerrarme en mi habitación y decir que estoy enferma crecen más a medida que pasa el tiempo. Pero la curiosidad me mata, no puedo controlarla...solo sale y listo, apártense que allá va.


 

Ya es tarde, pronto se hará de noche, aún no han llegado mis compañeras y debo de seguir esperando a Tamira para una breve conversación. Tengo el horario de clases en las manos y no puedo evitar arrugarlo de lo nerviosa que estoy. ¿Como puede ella llevarme a una cena con personas tan importantes?


 

Unos toques en la puerta me distraen haciendo que, por casi de un grito del susto, con lo sucedido en el pasillo no me sorprendería que la puerta del baño se abriera sola.


 

- ¿Quien?


 

-Soy Tamira- demonios.


 

Suspiro poniéndome de pie y tratando de alisar mi falda, no te pongas nerviosa me digo a mí misma. Abro la puerta y le doy una gran sonrisa.


 

-Hola- le digo emocionada, sus ojos oscuros me observan de arriba a abajo con un semblante serio. Ay creo que me reconoció.


 

-Eres Raquel ¿no? - Ella es un poco más alta, y parece como si no recuerda que le tiraron una tarta...


 

-Si, tengo que decir algo- Tamira arquea una ceja, expectante, a lo que sea que saldrá de mi boca- Siento mucho lo que pasó en el comedor, fue mi culpa, no sabía que ese postre estaba reservado para ti.


 

- ¿Ekaterina te mando por ello? -mi cara de pánico hizo que ella riera y relajara los hombros- Sabia que esa duquesa estaba detrás de todo y claro, Weber detrás de cualquier caos.


 

- ¿Me perdonas? - si algo tenía por seguro, es que no quería a ella, ni a nadie por enemigas en esta escuela, son capaces de echarme medio mundo encima.


 

-Por supuesto, empezamos con pie izquierdo. Solo te advierto que no confíes mucho en Ekaterina, un día parece ser un ángel caído y al siguiente te das cuenta de que puede ser el mismo engendró de Lucifer


 

Río nerviosa recordando que la tengo de compañera de cuarto. Que sorpresas te la vida ¿no?


 

- ¿Vamos? - asentí cerrando la puerta detrás y siguiéndola fuera del edificio de chicas. El sol ya estaba ocultándose y varias farolas iluminaban el camino de grava hacia la escuela. Era un lugar muy precioso de noche- Me informaron que seré tu tutora enseñándote lo básico en esta escuela, primera regla- se adelanta volteando hacia mi- No debes de seguir lanzando ni proponiendo guerras de comida y siempre mantener una postura erguida.


 

-Ya no lanzaré comida, lo prometo.


 

-Segunda regla, cuidado con las amistades qué haces aquí, siempre haz tu cama todas las mañanas y por favor, nunca faltes a una clase, es muy importante.


 

Conforme vamos llegando a la escuela, las reglas de Tamira se vuelven más y más interesantes.


 

-He aquí, hasta aquí llegó, Collette se reunirá contigo en breve, supongo- Ella se acerca a darme un abrazo y una sonrisa cálida- Suerte y me cuentas luego cómo es el príncipe.


 

Dicho eso se va caminando con la frente en algo hasta que desaparece de mi vista, y yo quedo sola. Enfrente del salón de matemáticas avanzadas, con pocas luces encendidas y un posible fantasma al acecho.


 

-Raquel- me alegro al escuchar a Collette detrás de mí, no corro a abrazarla porque posiblemente lo tome a mal, pero doy gracias de que haya aparecido tan pronto. Dame la mano, por favor.


 

-Hola- le sonrió acercándome lo más rápido- ¿Donde será la cena?


 

-Sígueme.


 

Llegamos a su oficina y detrás de una estatua incrustada a la pared, ella desliza la mano hasta que un "click" se escucha. Inmediatamente la pared con la estatua empieza a recorrerse hasta atrás y dejó un acceso hacia quien sabe donde


 

-Después de ti- Ah no, ni lo crea. Ella extiende sus manos en señal de que pase hacia la zona oscura, lo dudo. No quiero mover un tan solo pie, pero al ver su mirada insistente no tengo otra opción que ingresar a ese rincón, rezando por lo bajo- Ve recto y después hacia la derecha.


 

Acató sus indicaciones hasta que al cruzar me topo con un hombre de traje llevando una pequeña vela en sus manos, el asiente al verme y camina hacia no se dónde, lo sigo mirando de reojo a Collette detrás mío esperando a que me diga "No, idiota, es por aquí"


 

Bajamos por unos escalones hasta llegar a una sala con una especia de chimenea, alumbrando gran parte del comedor. El ambiente era acogedor y misterioso a la vez, en la mesa había doce velas más con diminutas lámparas en las paredes, haciendo un pobre trabajo ya que el fuego iluminaba más que ellas.


 

-Toma asiento, por favor- más tipos con trajes salieron de varias puertas al rededor, uno de ellos me acompañó hasta mi puesto levantando la silla hacia atrás, primera vez que me pasa esto. Me pongo en blanco no se si solo sentarme o que- Tranquila- me susurra desde el otro lado de la mesa ¿tranquila?


 

Me has traído a una parte de la escuela que parece más donde hacen cultos, me dices que es una cena con personas importantes y yo ni si quiera sé que tenedores ocupar de todos los que tengo acá. Es que hasta hay más de un vaso ¡por Dios!


 

-Si- le sonrió, esperando haber expresado todo eso con mi mirada.


 

A los segundos una campana suena. Algunos hombres y mujeres aparecen y toman asiento en el comedor, todos en silencio saludándose entre sí, y yo ni al caso solo existiendo por qué sí.


 

-Su alteza real, el príncipe Christian Dareh Jean-Bentley


 

Todo se levantan inmediatamente del comedor y a cómo puedo hago lo mismo nerviosa al escuchar su nombre. Sin darme cuenta ya estoy viendo la silueta que aparece de las sombras buscando su rostro, siempre de curiosa.




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