Enamorad@ de ti

Capítulo 5

Esteban

 

Muy buenos días, bienvenidos sean todas y todos ustedes, autoridades educativas, apreciables invitados especiales, director, profesores, administrativos, asistentes de la educación, auxiliares, alumnos y apoderados —me encuentro sentado junto a Cristian escuchando a uno de los alumnos, que creo que es uno de los encargados del centro de alumnos, el chico es alto, cabello castaño perfectamente peinado, lleva la camisa abrochada hasta el último botón, sobre esta una corbata muy ajustada, la cual plancha con su mano, noto como varias chicas babean por él, pero no son las únicas que pueden disgustar la vista, dado que no esta solo en el escenario, pues hay una chica muy atractiva junto a él, que lo mira y escucha muy atenta, mientras espera su turno, ella va vestida con la falda que usan todas, a cuatro dedos sobre la rodilla, pero en vez de usar blusa usa polera manga corta, la cual tiene solo un botón abrochado, lo que deja ver una hermosa “v”, aun no comprendo porque dicha diferencia entre los chicos y las chicas en el uniforme— hoy veintinueve de febrero del presente año instituto “George Granger School” les da oficialmente la más cordial bienvenida a los mas de cuatrocientos estudiante, al inicio de este nuevo inicio de ciclo escolar. —Finaliza, dejando su lugar a su compañera.

Muy buenos días, compañeros, director, autoridades, administrativos, asistentes de la educación, estudiantes, padre y apoderados, mi nombre es Florencia, alumna de tercer año y miembro del centro estudiantil—al menos la chica tuvo el agrado de presentarse—les doy la más cordial bienvenida dejándolos con el nieto de nuestro fundador, quien hoy en día es el dueño del instituto, quien nos dedicara sus palabras y bienvenida.

De entre el publico se para un hombre de no más de cuarenta y tantos años, quien mientras camina al escenario abrocha uno de los botones de su chaqueta, al subir saluda al chico con un apretón de manos y a la chica con un beso en la mejilla, ambos le dan acceso a su presentación, la cual se basa en decir su nombre, que es Harrison Alberto Granger Smith, cuenta un poco de la historia y rinde homenaje a su padre y abuelo, los señores George Granger, de alguna parte tenía que salir el nombre, por lo menos no le pusieron el mismo nombre a él también o seria George tercero, algo muy de la realeza. Habla por más de una hora, contando como se fundo y bla, bla, luego de terminar de hablar invita a pasar al director y así estamos media hora más.

—¿A quien buscas? —me pregunta Cris por lo bajo mientras miro a mi alrededor.

—A tu chica—bromeo—esa con la que venias hablando cuando veníamos hacia acá.

—No es mi chica—se defiende

—¿A no? —niega—creí que lo era, se veían muy cariñosos riéndose.

—Es mi amiga—me aclara

—Pues parece más que tu amiga—lo acuso

—Lo mismo podría decir de ti y Beatriz, dices que son amigos, pero se ven como que se trajeran algo más—contraataca.

—Es que nos lo traemos—miento—está buena y no hay como negársele—sus ojos parecen salirse de su órbita, suelto una carcajada despacio, Marcelo a mi otro lado me da un codazo en las costillas, para que guarde silencio—Estoy buscando a Javier—le confieso—no lo veo por ningún lado—digo mirando por todo el lugar.

Por unos segundos me topo en la otra fila con la amiga de Cristian, quien por lo visto no tiene ningún interés en el acto de bienvenida, al menos no soy el único, esta junto a una chica de cabello castaño oscuro, el cual parece negro, quien tampoco le da mucha atención a la ceremonia, pues bosteza un segundo y luego fija la vista en sus manos, mientras su compañera esta con la cabeza gacha leyendo algo, creo que es un libro, porque noto como pasa de página. Mi hermana está detrás de ellas junto a Maite, ambas completamente atentas a la ceremonia, como ha de ser.

—No vino—dice Cristian a mi lado.

—¿Quién? —pregunto distraído, volviendo a mirarlo.

—Javier ¿Quién más? —dice con obviedad—aun sigue de vacaciones en Italia, sus padres se encargaron de que no le pusieran problemas aquí, por ingresar una semana más tarde.

—¿Cómo? —pregunto sabiendo lo estricto que ha sido hace rato conmigo el director, diciéndome, que el que uno falle demasiado es expulsión.

—Ya sabes—me responde Marcelo haciéndome un gesto con la mano, para que entienda a lo que se refiere.

Dinero, era obvio, es la única forma, porque como dicen el dinero lo mueve todo, no hay que ser un genio para entender aquel gesto que me hace, pues es un gesto muy usado cuando se quiere algún soborno, porque bastan unos cuantos millones en la cuenta bancaria para hacer la vista gorda a algunas cosas. Mi padre es de los mismos jura que el dinero es la mejor solución y lo es, claro que lo es, pero no es la forma más honesta de hacer las cosas, no voy a negar que el dinero tiene sus beneficios, pero manchan tu persona, es por ello por lo que detesto dicho acto tan sucio, odio cuando las cosas se consiguen de ese modo, dado a que hay otras maneras de negociar.

 

—Esteban—se acerca corriendo hacia mí Beatriz dándome un caluroso abrazo, definitivamente planeamos traernos algo más.

Beatriz Jansen, hija de uno de los socios de mi padre, de descendencia holandesa, rubia de ojos verde grisáceos, piel blanca y sube, solía ser mi amiga en el jardín, junto a los otros tres idiotas, de Cristian, Javier y Marcelo, los cuatro eran mis amigos y cómplices de juegos, aunque ella siempre fue distinta a los otros tres idiotas, ella siempre tuvo un trato especial de mi parte, era a quien yo cuidaba y protegía, compartía mucho con ella, dado a que pasaba bastante tiempo en mi casa, dado a los negocios de sus padres con el mío, teníamos una amistad perfecta y hasta puede que nos consideraran los herederos en el futuro para la empresa. Ella fue y ha sido con quien mantuve más contacto cuando estuve fuera del país, incluso puedo decir que hasta hubo ocasiones en las que me fue a visitar a mi internado. Al llegar aquí las cosas no cambiaron, pues fue la primera en darme la bienvenida y recibirme como si solo venia regresando de vacaciones, también se encargo de enseñarme la ciudad nuevamente, lo que le agradezco, porque todo a cambiado demasiado, ni siquiera se parece a lo que recordaba.




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