Ashley
Una de las cosas buenas que tengo, es el que me adapto rápidamente a la rutina, por lo que a la mañana siguiente salgo de la cama cinco minutos antes de que suene la alarma ¿y como no me iba a levantar antes? Si el día anterior apenas regrese a casa, me quite el uniforme, me di una ducha express y me metí a la cama, durmiendo casi la mayor parte de la tarde, levantándome con suerte a comer y preparar mi ropa junto con mi mochila, luego de eso me volví a dormir, es por ello por lo que hoy he despertado super temprano y sin sueño. Me meto al baño, me ducho y me coloco mi uniforme, lista para tomar desayuno e ir a despertar a mi hermano, hoy nos toca irnos en Uber, dado que mi madre ha tenido que irse más temprano a la universidad y mi padre a su oficina, así que me han dejado a cargo de despertar a Ulises y de cerrar la casa cuando nos vayamos al instituto.
—Levantate— le ordeno desde la puerta.
—Cinco minutos más—me responde con voz ronca.
—Bien, pero cuando regrese tienes que estar listo, porque te recuerdo que pasan por nosotros a las 7:30—digo
—Ok
Salgo de la habitación dejándole la puerta abierta y bajo a tomar desayuno, preparo el de él, luego de comer, y regreso a ver si ya se ha levantado, falta media hora para que el Uber, pero para mí mala suerte mi hermano sigue durmiendo, pego el grito al cielo, le quito todas las tapas de la cama y lo obligo a levantarse, inmediatamente se tira bajo de la cama y corre al baño, se ducha, se coloca el uniforme y baja tomar desayuno, aunque aun así, por poco perdemos el Uber, quien solo nos esperó porque le rogué que lo hiciera, de lo contrario quien sabe cómo le hubiéramos hecho para llegar a tiempo al instituto.
—Espere—grito corriendo hacia el laboratorio de ciencias, cuando veo a la profesora a punto de cerrar la puerta.
—Llega tarde señorita Vargas—me regaña al dejarme entrar.
—Aun el timbre no ha sonado—me defiendo
—Pero yo ya he llegado al salón y usted sabe perfectamente que tiene que estar dentro antes de que el profesor llegue—bajo la mirada.
—No se repetirá—le aseguro.
—Espero que así sea y que no se le haga costumbre. Ahora vaya a sentarse—me ordena, asiento poniéndome en marcha.
El salón está lleno, me sorprende que tantos alumnos se hayan apuntado para esta clase, por lo general casi nadie la toma o es lo que había escuchado de los alumnos de primero de los años anteriores, según ellos solo los del “A” eran los que tomaban más esta clase, del resto de los cursos pocos la escogían como asignatura selectiva. Pero este año hay varios de primero “B” y “D”, es más creo que hay más de esos cursos que del “A”, lo que me hace darme cuenta de que no siempre es lo mismo, por lo visto este año los de primero “A” han decidido escoger algo más.
Antonella está sentada con un chico de pelo negro ondulado, por lo visto me ha cambiado o quizás cree que estoy molesta con ella por lo del día anterior, espero a que no sea así, porque se suponía que este año nos sentaríamos en todas nuestras clases juntas, la miro esperando a que diga algo.
—Lo siento—se disculpa—te juro que hice todo lo posible por guardarte tu asiento, pero la señorita Bulnes le ordeno que se sentara conmigo, al llegar.
—Puedo cambiarme de asiento—opina él—no tengo problemas, si ustedes se iban a sentar juntas, yo puedo buscar otro lugar.
—No, no—niego apresuradamente—descuida, yo soy quien llegó tarde, así que yo buscare otro lugar—le digo amable.
—¿Qué sucede ahí? —habla la señorita Cassandra—Vargas vaya a sentarse o quiere pasar el resto de la clase de pie frente a sus compañeros.
Por lo visto esta señora ya me tiene como sangre en el ojo, solo por el hecho de llegar tarde, no le respondo y sigo caminando hasta el final de la fila en donde hay un puesto desocupado.
—Puedes sentarte aquí—me ofrece el chico de ojos azules del día anterior, lo reconozco como el hermano de Aylén.
—Gracias—digo sentándome a su lado.
—Todo sea porque no te vuelvan a regañar—lo miro con el ceño fruncido.
—¿Si sabes que te has vuelto a equivocar de salón? —le respondo un poco molesta, porque no me ha agradado para nada su comentario.
—No, no me equivoque—sonríe divertido, este chico ha de tener cambios de personalidad múltiple, porque ayer lo vi molesto a punto de golpear a un compañero, luego se veía serio y frio, para más tarde cuando me lo encontré fuera de mi salón verse divertido durante unos minutos, para más tarde comportarse de manera arrogante y hoy es amable y simpático, en definitiva, tiene cambios de personalidad—Bueno, no al menos que en la oficina se hayan equivocado al darme mi horario— me tiende su horario deslizando el papel hacia mi mesa, me señala que ahora tiene taller de ciencias, al igual que yo. Me es inevitable no leer el título que dice “HORARIO 1 A” así que es del grupo “A”, me mira y suelta una risita baja —aparte de traer ojeras, vas a tener la línea del entrecejo marcada antes de los dieciocho—su comentario no me causa gracia, pero hace que relaje mi semblante.
Quiero tomar el cuaderno que acabo de dejar en la mesa y darle con él en la cara sin siquiera mirarlo, y ojalá le diera con el espiral de este justo en la boca, para que se le partiera o se le hinchara, para que así no pueda hablar por meses, para que deje de reírse y hacer comentarios estúpidos hacia mí o cualquier persona.