Esteban
No vuelvo a ver a Ashley después de la clase antes del almuerzo, pues es como si la tierra se la hubiera tragado o quizás solo no coincidimos en los mismos sitios o tal vez el destino no quiere que nos volvamos a ver. Tengo esperanzas de encontrármela, aunque sea en almuerzo o antes de irnos, pero tampoco la veo, ni siquiera por accidente, definitivamente ha desaparecido, porque tampoco la veo en la biblioteca cuando paso por el ventanal desde afuera, no está en su interior, solo hay chicos haciendo trabajos o leyendo algún libro, pero ninguno es ella, no está en ningún grupo tampoco.
Al día siguiente es lo mismo, no la veo por ninguna parte, ni en patio, ni en la cafetería, ni en la biblioteca, es más si no es porque veo a su amiga con mi hermana en el primer recreo, juraría que me he vuelto loco y que todo lo que paso ayer fue solo un sueño o incluso solo producto de mi imaginación, pero de ser esto ultimo mi hermana no la habría mencionado esta mañana durante el desayuno, cuando le estaba contando a mi padre que había hecho nuevas amigas, las cuales nombro mientras yo me comía mis cereales en silencio, escuchándola, quien al final de hablar emocionada de sus nuevas amigas, se termino molestando, cuando papá le pregunto si también era amiga de Beatriz, pues resulta que Aylén la detesta y le respondió que tendría que volver a nacer está y ser más simpática y no tan hipócrita como para que fuera su amiga. Aunque Beatriz me agrada, me fue inevitable el no reírme de manera burlona ante la respuesta de mi hermana hacia nuestro padre cuando agrego que si no puede volver a nacer entonces tendrían que darse un golpe en la cabeza muy fuerte para que se le reiniciara el cerebro para que mínimo tuviera algo de humanidad.
—Hola guapo—me saluda Beatriz abrazándome por la cintura cuando salgo de mi segunda clase.
—Hola— le respondo relajando mi mandíbula tensa y fingiendo una sonrisa, dado que no me dan natural, le doy un beso en la mejilla.
Apenas me acerco a ella su olor a fresas inunda mis fosas nasales, huele delicioso, tanto que a parte del beso en la mejilla quiero besarla en la boca, me gusta demasiado. Me gusta tanto que creo que me gustaba desde antes de que me fuera del país, creo que siempre me ha gustado, pues lo tiene todo, es linda, delicada, tierna, dulce, amable… “es el ser más inhumano que he conocido, le importa tanto el dinero y el conseguir lo que quiere, que esa cosa ni sentimientos tiene” se me viene a la cabeza lo que le dijo mi hermana esta mañana a mi padre, lo mismo que hizo que discutiéramos entre nosotros de camino al instituto, debido a que la hice darse cuenta de su manera incorrecta de ver a Beatriz, ya que solo le desagrada por el hecho de que esta la hiciera a un lado en una ocasión cuando éramos niños, pues Aylén jamás ha superado aquello y de ahí viene su odio hacia Beatriz, no es más que resentimiento, el cual es tan grande que ni siquiera se ha dado el tiempo de conocerla, solo se centra en criticarla y en tratarla como una arpía.
—¿Qué tal tu mañana? —me pregunta, ponemos en marcha nuestra caminata por el pasillo hacia la escalera.
—Por poco me envían a la oficina— respondo
—¿Aun quieres irte? —asiento—¿no has considerado el quedarte? —niego—¿ni siquiera por mí? —me hace un puchero, cosa que funcionaria con cualquier otro chico, pero no lo hace conmigo.
—Nada me detiene aquí y espero irme a España con mi hermano apenas me corran de este lugar de cuarta—respondo sin ninguna emoción—pero imagino que tu mañana estuvo mejor que la mía, dado que yo no conseguí lo que quería—cambio el tema
—Puf— resopla— ¿dime como pudo haber sido mejor mi mañana cuando las chicas más irritantes de mi salón me la arruinaron? “solo alardeas dudo que sean tan íntimos” —tardo un segundo en captar que las esta imitando—“tu solo alardeas” son irritantes te lo juro y una de ellas no es más que una muerta de hambre creyéndose que está a nuestro nivel.
—¿Becada? —pregunto.
—Si—afirma—pero no la culpo, es obvio que no sabe de modales y jamás ha entendido su lugar, el cual necesita que alguien se lo muestre, que aprenda que el que estudie aquí no la hace igual a nosotros.
—¿Quién es la chica? — apenas lo pregunto ella sonríe como si era lo que esperaba.
—Se llama Antonella Guzmán— me responde— tiene apellido de clase, pero su padre jamás respondió por ella, ya sabes el típico caso jefe-secretaria según tengo entendido, su apellido no significa nada—me explica, el nombre me suena de inmediato, pero quiero creer que es otra Antonella y no la amiga de Ashley— esta mañana me trato horrible, me humillo frente a todo el salón—comienza a llorar, la abrazo para consolarla— se rio de mí y todo lo hizo porque cree que ser amiga de esa otra chica le da derecho a tomarse atribuciones que no debe, se cree empoderada porque su amiga la alienta.
—¿Y quien se supone que es su amiga? —averiguo.
—Obviamente la caprichosa de Ashley, la chica que ahora se cree buena, que no rompe ni un huevo, que le importa lo que digan del resto—en definitiva, es la amiga de ella. Bea se aparta de mí—Esa chica es peor que Antonella, siempre creyéndose buena samaritana cuando la única que le importa es ella misma, hace creer a todo el mundo que los becados son iguales que nosotros. Es un alivio el que hoy no haya venido de lo contrario me habrían tratado peor frente a todos…—Beatriz sigue parloteando, pero yo me pierdo en cuando hace mención de que Ashley no ha venido hoy, lo que explica porque no la vi con Antonella, Maite y mi hermana, en el recreo anterior— Pero estoy segura de que tan inocente no es, solo se hace la victima—vuelvo a centrarme en su relato— A parte es la chica más tonta que he conocido, o sea teniendo todos los beneficios se junta con una becada, que no es más que una arribista, en vez de juntarse con los de nuestra clase, ella siempre se junta con la gente equivocada.
—¿Por qué lo dices? — yo no encuentro que sus amistades sean malas, o sea se junta con Cris y él mala influencia no es, mi prima Maite tampoco, es más creo que ella es bastante buena influencia, a Antonella no la conozco mucho, pero lo poco que la visto a pesar de ser becada no considero que la guie por mal camino, la quiere demasiado y a pesar de que parece ser extrovertida no es mala y mi hermana mucho menos, a menos de que tenga más amigos fuera de ellos que si lo sean.
—Simple—dice con obviedad— podría juntarse con gente como nosotros, personas de dinero, personas que pertenecen a su clase social, pero prefiere juntarse con becados, en vez de ponerlos en el lugar que les corresponde. Podría juntarse con gente popular, de elite, pero ella prefiere juntarse con esa chica becada y el año anterior a parte de ella se juntaba con el raro de Lukas, el cual era más delicado que una mariposa—es la segunda vez que oigo ese nombre— Y para más remate este año se junta con tu prima que al parecer se prepara para vestir santos, sin ofender—destaca— y que decir de tu amigo, que es tan raro como su otro amigo, solo con la diferencia de que en vez de andar danzando se la pasa con la cara dentro de los libros, al menos no es un mariposón como el otro, pero no es mucha la diferencia—no me agrada el como se refiere a mi amigo— Esa chica se esta perdiendo entre la becada esa y el raro de tu amigo, ella no nació para ello, esa chica nació para ser popular, para resaltar como nosotros.
—Puede que sea su ambiente, que se sienta cómoda con ellos, que sea su círculo—la defiendo.
—¿Rodeada de becados y raros? —pregunta incrédula, asiento “si Beatriz supiera de que yo también soy un chico raro para Ashley” que lo soy del mismo modo que lo son los amigos de esta para ella— lo dudo, ella es de nuestro mundo, por lo que es una lástima que sea tan tonta como para darse cuenta de que esta en el bando equivocado.
—Quizás ella es de nuestro mundo, pero nosotros no somos el de ella—suspiro—aun así, no creo que sea algo como para que te lleves tan mal con ella.
—Yo no me llevo mal con ella—se aparta el pelo de la cara—es ella quien se lleva mal conmigo—acusa—Siempre he tratado de ser amable con esa chica, pero desde que nos conocimos ella siempre me ha rechazado de maneras muy horribles, sintiéndose superior y arrogante. Me ha humillado como nadie.
—Ven aquí—la abrazo para consolarla.
Me cuesta trabajo imaginarme a Ashley siendo así, arrogante, a pesar de que se molesta con facilidad, no me la imagino creyéndose alguien superior, la cual cree que nadie está a su alcance, no me la miedo imaginar siendo estirada, por más que trato no la veo de esa manera, a pesar de que no me trato del todo bien ayer al principio, cosa que solo hizo porque no me conocía y no le agradaban mis comentarios burlones, pero después de un rato entramos en confianza y puedo decir que es la chica más tierna y dulce que he conocido.
—Finge ser una blanca paloma, pero no lo es—el desprecio es evidente en su tono de voz cuando se limpia las lágrimas.
“Hasta su llanto es más falso que el de un cocodrilo” me había dicho Aylén cuando comento que el día anterior Beatriz se había puesto a llorar frente a toda la clase, por algo que le dijo Antonella justo cuando llego el profesor, según mi hermana había actuado para que este le llamara la atención a su amiga.
Observo a Beatriz meticulosamente, asegurándome que su llanto no fuera actuado, que fuera genuino y lo es, sus ojos están rojos e hinchados. Debo de dejar de pensar en los comentarios de mi hermana y poner en su lugar a esa otra chica, de hacerla ver su lugar, hacer que pare sus agresiones contra Beatriz. La imagen de Ashley se me viene a la cabeza y me pregunto ¿Cómo reaccionara conmigo si trato mal a su amiga? No me volverá a dirigir la palabra en mi vida y me odiará antes de conocerme por completo si humillo a Antonella, todo lo bueno que fui con Ashley se ira por la borda y me mirará como cualquier cosa, menos como el chico amable que fui con ella.