¿enamorada de él?

Cap 3: Volver

En la radio del carro de Maikel suena una de esas canciones tipo que escuchan tus abuelos, las que no sabes si el hombre o mujer está cantando o gritando, sin embargo, Maikel parece gustarle ya que mueve sus dedos sobre el volante al ritmo de la música.

Yo me limito a mirar por la ventanilla del carro a medida que avanzamos, las calles se encuntran bastantes tranquilas comparándola con otras veces, el sol sigue brillando ahora más que nunca y con el la calor se hace presente, deseo que termine de una vez el verano, no me gusta, es algo tan desesperante tener calor y no saber que hacer para sacartelo de encima. Por suerte me he puesto una blusa holgada de color rojo y es de esa tela que son perfectas para el verano ya que son fresquitas, luego lo de siempre jeans negros y covers.

-Llegamos- dice pasando su mano enfrente de mi cara con una sonrisa burlona en los labios- ¿En qué mundo te encuentras?.

-En el mundo del helado- digo señalando el cartel del local que dice "Mundo del helado"

El niega con la cabeza riendo, hago lo mismo por mi excelente respuesta. 

-Ya veo.

Salimos del carro y nos dirigimos directo a la entrada de la heladería, este lugar me trae muchos recuerdos de nuestra niñez, con Maikel veníamos todos los días cuando eramos niños y no era solo una vez sino como cinco veces al día, ahora ya casi no venímos, bueno por lo menos no juntos.

Al entrar vamos a donde se encuntra una muchacha de unos 20 años máximo, su cabello negro lo lleva atado en una coleta alta, sus ojos son de color marrones... y parece ser simpatica, se encuntra haciendo los pedidos. No debo de decile a Maikel que sabor quiero, él ya lo sabe.

-Hola, bueno días- dice la muchacha con una sonrisa -¿Qué sabor el helado?.

-De chocolate- contesta Maik

-¿De cuanto lo van a querer?.

-De medio libro.

La chica se da le vuelta y se dirige a donde supongo que se encuntra el sabor chocolate, maso menos tres minutos después aparece con un pote en sus manos.

-Aquí tienen- dice la muchacha entregándole la bolsa donde acaba de poner el pote- Son 150 pesos.

Maikel saca su billetera del bolsillo trasero de sus jeans, y le entrga la plata.

-Que disfruten el helado- vuelve hablar la chica

-¡Gracias!- decimos ambos al unisonó, la chica vuelve a sonreír más que nada para Maikel que para mí y puedo jurar que está vez no lo hace por amabilidad, pero tampoco le prestó atención.

Me doy la vuelta para irnos pero antes de que pueda dar aunque sea un paso Maik me toma del brazo.

-Toma- me entrega la bolsa donde está el helado- Esperamé en el carro- me da las lleves de este- yo ire al baño.

Lo miro con el ceño fruncido, conozco mucho a mi amigo para saber que algo anda mal, pero solo asiento y me dirijo a la salida porque tampoco quiero ser una paranoica, sólo ira al baño.

(...)

Si claro, al baño, pero que estúpida soy debí de darme cunta de las miraditas de esos dos, pero no, ahí estoy yo de estúpida que se lo cree todo. Llevo esperando como 15 minutos a que Maikel salga del "baño", pero no viene nunca, es obvio que debe de estar con la chica de la heladería.

Y eso que la muchacha no parecía de esas que se acuetan de la primera con un hombre, mi intención no es criticar a nadie con eso ya que cada uno es dueño de su vida y sus desiciones, puede hacer lo que quiera. Solo que simpletente no parecía.

Al final me decido a entrar nuevamente a la heladería a ver si lo encuentro ya que no pienso seguir esperándolo más rato para que el señor cumpla con sus "necesidades", en cualquier caso agarro mis cosas y me voy. Al ingresar lo busco con la mirada, pero no lo veo, en el sitió solo hay tres adolescentes sentadas en una mesa al lado de la ventana tomando sus helados, la muchacha que nos atendió hoy tampoco se encuentra, entonces me dirijo hacia los baños.

Camino por el estrecho pasillo que llevan hacia los baños tanto de mujeres como de hombres, al llegar doblo a la izquierda donde hay una puerta que dice "caballeros", me acerco más y golpeó la madera con mis nudillos, pero nada nadie contesta, vuelvo a goplear pero siguen sin contestar y es ahí donde me empiezo a preocupar "a lo mejor le paso algo" dice una voz en mi cabeza, cuando voy a abrir la puerta está se abre con brusquedad haciendo que de un paso hacia tras.

En mi campo de visión aparece Maikel con la chica que nos atendió hoy, llavaba una sonrisa pero al verme desaparece de inmdiato. Estoy tan, pero tan molesta, es decir, vino conmigo al lugar que soliamos venir de niños a comprar nuestros helados, me invito a su casa para compartir un rato juntos ¿pero que hace? se va con la primer que se le cruza a tener sexo.

-Fran... ¿Qué haces aquí?- pregunta con una expresión preocupada 

-Qué hago ¡¿en serio?!- digo sin fingir que no estoy enojada porque quiero que lo sepa- Hace 15 putos minutos te estoy esperando en el carro porque el señor tenía que ir al "baño"- hago comillas con mis dedos- ¡y resulta que solo estabas teniendo sexo!- grito, estoy tan enojada 

-Lo siento... yo...- trata de hablar pero yo ya he dado la vuelta yendo hacia fuera.

Escucho que grita mi nombre, pero no miró para atrás sino que sigo caminando, casi trotando. Es un imbécil, no sé que le está pasando últimamente por que él no es el Maikel que conozco, no digo que no se acostara con chicas así porque si, pero no me dejaba tirada para irse con cualquier otra, cuando estaba conmigo era conmigo. Hoy me hizo lo mismo con Hannah, me dejo para irse con ella.

No sé en qué momento empecé a correr, pero no puedo parar corro y corro cada vez más rápido por la vereda sin mirar a nadie. De pronto siento un sabor salado en la boca y es ahí donde me doy cuenta de que estoy llorando, estoy llorando no por tristeza, estoy llorando por la rabia que siento... no sé qué mierda me pasa.

Creo que han pasado unos diez minutos en los que no he dejado de correr, es lo más que he corrido en mi vida, nunca pensé que yo Francesca Bonnet corriera diez minutos sin parar, cuando siento que mis piernas ya no dan para más es que paro. Pero me sorprendo cuando veo en el lugar que me encuentro, es el parque donde Maikel y yo nos conocimos.




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