Enamorada de mi ángel

Capitulo 4

POV Adela

Llegamos a la escuela—allí está la oficina del director, ve y habla con él para que tu puedas estar en clases—le digo y el asiente con la cabeza.

Entro al aula y tomo asiento donde acostumbro sentarme, junto a la ventana.
Pasan como 10 minutos y veo a Darien tocar la puerta del aula.

—Pase—dice el profesor mientras escribe en la pizarra.

—¿Quién es el?—empiezan a murmurar.

—¿Qué es lo que pasa?—articula el profesor volteando a ver—oh, ¿y usted quién es?

—Soy Darien Matos.

Vislumbro al director de la escuela también acercarse y habla con el profesor—entiendo—logro escuchar que dice el maestro y luego se marcha el director.

—Muy bien chicos, este es un nuevo estudiante—señala a Darien—y estará con nosotros este ultimo año, trátenlo bien. Puedes sentarte junto al único sitio que está vacío es decir, junto a Adela.

No se como pudo hacer para que le permitieran entrar a la escuela pero bien.
Se sienta a mi lado y prácticamente todo el curso mira a Darien.

—Es bastante guapo—escucho que hablan las chicas.

—Como si eso es lo único que importa—no pude evitar decir.

—Para ti no, ya que con tu físico no puedes aspirar tan alto adefesio—expresa una de las chicas, lo que provoca que sienta como si me apuñalaran el corazón.

—Tal vez sea cierto—musito.

—¿Qué es lo que estas pensando?, no le des importancia a sus palabras porque tienes razón, el físico no lo es todo—articula Darien mientras se sienta a mi lado.

No digo nada y solo presto atención a la clase.

Luego que termina salimos juntos—¿piensas volver mañana conmigo?—le pregunto a Darien.

—Sí.

—Entonces hay que buscar algo que ponerte que no sea ese vestido.

—¿Qué tiene?—articula mirándose la ropa.

—Que es muy...—lo miro buscando las palabras correctas—no se, es mejor unos pantalones y una camiseta para ti si quieres seguir estando conmigo pues, ya llamas demasiado la atención con tu físico para también hacerlo con la ropa.

—Pero, me gusta mi ropa—cruza las manos como si fuera un niño pequeño y lo miro fijamente de forma seria—okey, lo que tu digas.

Caminamos hasta llegar al orfanato y cuando estamos ahí, me paro en la puerta—esperame aquí y dejame revisar primero si hay alguien en el pasillo—miro adentro y veo que está la señora Penelope hablando por teléfono—rayos—vuelvo con Darien—esto es lo que haremos, voy a distraer a la señora Penelope mientras tu vas abajo al sótano de forma discreta, ¿de acuerdo?

—De acuerdo.

Entro primero—¡señora Penelope!, ¿cómo está?

—Todo bien—hago señas a Darien para que entre.

—Me alegro mucho—la jiro hacía el otro lado poniéndola de espalda a la puerta—hoy es un buen día para hacer pasteles, ¿no le parece?

—No lo se niña—se iba a voltear y yo la agarro de la mano.

—Ya se, ¿por qué no hacer de chocolate?
—miro detrás de ella y me doy cuenta que él ya bajó.

—Estoy hablando por teléfono, ¿no te das cuenta?

—Lo lamento, ¡adiós!—bajo deprisa y noto que la puerta esta abierta pero, no lo veo—¿Darien?—miro hacía el baño y me fijo que está en ropa interior—¡ah!—grito tapandome los ojos de inmediato.

—¡¿Qué sucede?!—pregunta Nicol desde arriba.

—Yo estoy bien, puedes irte.

—Pero escuché que gritabas.

—Probablemente vi algo que me sorprendió eso es todo así que, adiós—cierro la puerta y le pongo seguro—tu...tu—le digo a Darien señalándolo.

—Y-yo, ¿qué hice?—pregunta de forma inocente.

—¿Qué haces desnudo?

—Dijiste que me tenía que poner unos pantalones y camiseta así que, me quité la vestimenta—expresa como sin nada.

Pestañeo estupefacta—quedate con la ropa que llevas puesta hasta que te busque algo espera, te lo buscaré ahora mismo—busco en unas cajas de donaciones encontrando varias ropas de hombre lo observo y elijo una vestimenta que se parezca a su talla—ponte esto—le paso un pantalón negro con una camiseta azul marino.

Me siento en el colchón de espaldas a él para darle privacidad—ya estoy vestido—volteo a verlo y me asombro porque se ve bastante guapo—y lo viste desnudo—me sonrojo al pensar en ello.

—¿Sucede algo que estas roja como un tómate?

—Eh, todo bien—me hecho aire con las manos.

—Pero estas muy roja—se acerca a mí y toca mis mejillas—tal vez estas enferma.

—No—quito sus manos de mi rostro—puedes tomar más ropa de ahí para usar todos los días, tengo que ir a donde una persona a llevar un recado de la señora Penelope—el asiente con la cabeza.

—Voy contigo.

—No, tuvimos suerte que la señora Penelope no te vió entrar, no correremos otra vez ese riesgo. Te quedas aquí que yo vuelvo pronto—le digo y el me mira seriamente sin decir nada.

Me voy tomando una de las cajas de donación con ropa para llevarla a la casa de la amiga de la señora Penelope dejando a Darien en el sótano.

Decido irme por un atajo para llegar más rápido ya que, la caja me pesa un poco y entro por un callejón pero, veo a dos tipos  parados discutiendo acaloradamente entonces, uno de ellos le apuñala en el estómago y me detengo de golpe.

Pienso en dar la vuelta sin embargo, el hombre voltea su rostro hacía donde estoy y me quedo helada.

El hombre saca el cuchillo del cuerpo de la otra persona y camina hacía mí sonriendo de forma malévola.

—Pero, ¿qué tenemos aquí?—dice y levanta el cuchillo frente a mi rostro y yo contengo la respiración—umm, no eres tan hermosa aunque, podría divertirme un poco contigo.

Baja el cuchillo a mis pantalones—p-por favor—logro articular nerviosa tanto así que dejo caer la caja de ropa al piso.

Él me tumba en el piso y rompe mis pantalones—¡no!—vocifero cuando también rompe mi blusa—padre santo mío, ¡ayúdame!—grito desesperada.

Trato de quitarme de encima al hombre pero es muy pesado. En ese momento, siento que algo con gran peso aterriza donde estamos y quita al hombre que está sobre mí y lo lanza lejos como un muñeco de trapo.




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