POV Adela
Cruzamos por otra calle hasta perderlos
—estuvo cerca—digo deteniendome para respirar un poco ya que, estábamos caminando muy rápido.
—Sí, solo por esta vez lo pudimos perder sin embargo, otra vez....—dice mirándome fijamente.
—¿Qué sucede?
—No podrás salir sola, tendré que acompañarte a donde quiera que vayas.
—¿Y eso por qué?
—Porque...
—Adela, con que aquí estas—articula Niki interrumpiendo a Darien—¿y tu eres?—mira a Darien de arriba abajo—pero, que chico tan guapo, ¿es tu novio?
Pestañeo confundida—no—contesto.
—Entonces, ¿por qué esta aquí?—expresa Niki señalando el estudio de tatuajes.
—Eso es porque...—pienso en alguna razón creíble aunque, no se me ocurre nada—¿por qué está conmigo?—cavilo y ni yo misma sé.
—Eso es porque soy su ángel guardián—habla Darien y yo me atraganto con la saliva y comienzo a toser.
—Vengan, entremos y así le doy un vaso de agua a Adela.
Entramos y me pasa un vaso con agua, lo tomo—gracias—articulo después de estar mejor.
—Pensaba que trabajabas solo en el orfanato no también aquí—comenta Darien.
—Eso es porque después que tienes 15 años tienes que trabajar aunque, el dinero es para ella, la señora Penelope.
—Sí, es muy nefasto—habla Niki.
—Pero, yo no hago tatuajes solo soy la secretaria.
—Ah bien.
—Puedes sentarte a mi lado—busco una silla y la coloca al lado de la mía—ven, siéntate.
Me hace caso y toma asiento a mi par.
—Oh, tengo unos helados que compré en el supermercado—me los muestra Niki—
¿Adela, que prefieres de chocolate o fresa?
—¿Cuál quieres tu Darien?—le pregunto mirándolo.
—Chocolate.
—Buena elección—se lo pasa—y a ti te tocará fresa Adela—comenzamos a comerlo de una vez.
En eso le cae una gota en la camiseta de Darien—oh, espera—busco una servilleta y se lo paso por el lugar donde le cayó el helado.
—¿Seguro que no son novios?—pregunta Niki.
—Ya te dije que no—mientras estoy hablando entra alguien al estudio.
—Saludos—dice el chico que entró.
—Saludos—respondemos al unísono Niki, Darien y yo.
Cuando veo su rostro más detenidamente le doy un pellizco a Darien en el pie quien, esta muy concentrado comiendo su helado—¡ah!—articula y yo le hago señas para que mire al tipo.
—Quiero hacerme un tatuaje—manifiesta el chico rubio de ojos grises.
—Oh si, claro. Por aquí—Niki lo encamina al cuarto de tatuajes.
—¿Ese no era el hombre que nos estaba persiguiendo?—le cuestiono a Darien el cual, sigue muy entretenido con el helado.
Le doy otro pellizco para que reaccione—¡au!, eso duele Adela—comenta como un niño pequeño—nunca había comido un helado de chocolate dejame disfrutarlo.
—¿Es qué no viste que el hombre que nos perseguía está aquí?
—Sí, me di cuenta. Él está aparentemente solo y yo estoy contigo no te preocupes.
—Pensaba que tu eras él que se preocuparía.
—Solo, si hay más de uno de ellos.
—¿Y eso por qué?
—Porque, se me dificultaría protegerte aunque, podemos usar el plan de emergencia.
—¿Cuál es ese plan?
—Adela, pedir ayuda al señor.
—Oh—noto que tiene razón.
Después de unos minutos terminan de hacerle el tatuaje al chico rubio y pasa por mi escritorio a pagar—son 5 dolares
—le digo y el me lo pasa mirándome fijamente haciendo que me sienta incómoda—que tenga buen día—fingo no tener reacción alguna ante su mirada penetrante y se marcha sin decir una palabra.
Cuando ya son las 8 de la noche cierro con ayuda de Darien el estudio—¿siempre sales a esta hora?—pregunta él.
—No, hay veces que salgo a las ocho y media o a las nueve.
—¿Y te vas tu sola por ahí?
—No estoy sola, el padre está conmigo a donde quiera que voy.
—Ah es verdad—articula tocando su frente.
—Pero, hoy tengo tu compañía.
—Así es.
Nos vamos caminando en silencio hasta llegar a un semáforo que da en verde para los vehículos y nos detenemos esperando a que este en rojo.
Alguien pasa por detrás mío y me saca el celular del bolsillo trasero y se va corriendo—¡mi celular!—vocifero dándome cuenta que lo tomaron.
Salgo disparada persiguiendo al ladrón y Darien me alcanza—detente—me agarra por el brazo—yo voy por el—se va corriendo tan rápido que sobrepasa al hombre y le arrebata de la mano el celular pero, el hombre se le tira encima dándole puñetazos en la cara.
—Oh no—decido acercarme en su ayuda. Tomo un palo que hay tirado cerca de ellos dos y le comienzo a pegar al tipo en la espalda—¡sueltalo!—escucho a la policía pasar cerca de nosotros y el hombre se va apresurado—¡infeliz!—digo después que él se va.
Miro a Darien tirado en el piso—dejame ayudarte—le ayudo a ponerse de pie.
—Gracias—veo que tiene un corte en el labio el cuál, está sangrando mucho y el se lo toca.
—¡No te lo toques!, te daré un desinfectante en el orfanato. Vámonos.
Nos vamos y entramos por la puerta que da al sótano la cual, Darien abre con las manos otra vez—no dejo de sorprenderme cuando haces eso—le comento.
Entramos y lo dejo sentado en el colchón, subo a buscar algodón ya que tengo el bacterodine aquí en el cuarto.
Y afortunadamente no me encontré con la señora Penelope. Tomo el algodón y le hecho el bacterodine—¡ah!, arde—dice Darien.
—¿Quiénes son ustedes los ángeles?—le pregunto para distraerlo mientras le pongo en el corte que tiene también en la ceja.