Enamorada de mi ángel

Capitulo 11

POV Adela

Llegamos a la escuela y nos sentamos en nuestros asientos, al lado del otro—buenos días chicos—entra el profesor poniendo su maletín en el escritorio para luego, empezar a dar las clases.

Pero, alguien toca la puerta y el profesor se detiene a abrirla—¿quién es usted?—dice el profesor a la persona que tocó la puerta, no puedo ver de quien se trata ya que, el profesor lo está tapando.

Escucho que la otra persona le contesta que es Damian el sobrino del director de la escuela y lo deja pasar entonces, cuando veo cual es la persona me sorprendo grandemente—chicos, este es Damian. Estará con nosotros este último año, tratenlo bien—comenta el profesor y hace que le busquen un asiento detrás de mí.

—Darien, Darien—le susurro sin llamar mucho la atención.

—Ya se quién es, no te preocupes que yo estoy contigo.

Termina la clase y llega el recreo. Salimos todos rápidamente felices de que tendremos un descanso.

Compro una hamburguesa en la cafetería y lo comparto con Darien debido a que la señora Penelope no nos da tanto dinero para comprar comida para no malgastar como ella dice.

Nos sentamos en una de las mesas de la esquina y empezamos a comer—miralos, hasta la comida se comparten—me doy cuenta que la gran mayoría de personas nos está viendo y me remuevo incómoda.

Se levanta tres chicas de la mesa de las personas populares como yo les digo y se acercan a nosotros—hola—me detengo de comer para mirar que es lo que quiere devolviéndole el saludo al igual que Darien—puedes unirte a nuestra mesa puesto que, tenemos un asiento vacío como puedes ver—articula dirigiéndose a Darien solamente.

—Estoy bien aquí, gracias—sigue comiendo como sin nada Darien y veo como se desfigura la cara de la chica rubia.

—¿Cómo puedes sentarte con ella, no ves que es un adefesio?—Darien la observa con mala cara y no le contesta nada.

—Vámonos, tal vez él también es uno al igual que ella—comenta una de las acompañantes de la rubia y se van.

—Puedes irte con ellas si tu quieres, no me molestaré—manifiesto después de terminar de comer.

—No quiero, me siento cómodo donde estoy.

—Esta bien.

Noto que el chico nuevo cuando entra se para en medio de la cafetería divisando donde sentarse y la chica rubia que vino a nosotros le hace señas pero, él la ignora y se acerca a nosotros sentándose frente a mí.

Darien y yo lo miramos fijamente—¿qué?, esto no estaba ocupado ¿cierto?—articula y ni yo ni Darien decimos nada.

Pasan como tres minutos cuando Darien dice que quiere ir al baño, le señalo donde es y decido mejor levantarme del asiento para mostrarle el camino—espera, yo lo llevaré—dice el chico rubio parándose rápidamente de su asiento.

Miro a Darien para ver si esta de acuerdo y el asiente con la cabeza. Luego que se van los dos tocan el timbre y yo entro al aula pensando que ellos volverán pronto pero, pasan como diez minutos y no han vuelto lo que hace que me preocupe—profesor, ¿puedo ir al baño?—le pregunto y me dice que sí.

Salgo pitando hacía el baño y escucho la voz de Darien mientras me acerco—no dejaré que lo hagas—logro oir y cuando llego veo en el pasillo de entrada a los baños a Damian empujando a Darien comenzando después a darse puñetazos entre los dos.

—¡Ya basta!—vocifero aunque, no me hacen caso.

Damian le da un golpe en el abdomen a Darien que lo tira al piso yo me acerco deprisa a él para ayudarlo a ponerse de pie entonces, veo a Damian entrar al baño y abrir el grifo atrayendo el agua a sus manos—no me digas que él...—musito viendo como flota una gran cantidad de agua en el aire como si el lo controlará, el agua va hacía Darien específicamente su espalda.

—¿Pero qué...?—logro articular sorprendida y me acuerdo que las alas de Darien hacen su aparición cuando se mojan—oh no.

—Vamos haber como sales de esta—Damian activa el pulsador de incendios.

—Ven, ¡rápido!—le digo a Darien y nos entramos al baño de chicas en un cubículo.

Observo a Darien quien ya se le comenzó a manifestar las alas—todos los que estén en el baño ¡salgan!—escucho que dicen y tocan en la puerta donde estamos los dos—tienen que salir, vamos.

Miro a Darien—conviertete en un perro—susurro y el me devuelve la mirada—¡ahora!—me hace caso y lo veo transformarse.

Lo cargo en mis brazos y entre abro un poco la puerta para verificar que no hay nadie, salgo primero viendo los pasillos y tampoco hay nadie entonces, vamos al curso a buscar mi mochila—entra en la mochila—le digo a Darien abriéndole.

Él se mete dentro y salgo a la parte de la salida de la escuela donde supongo están los demás.




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