POV Rose
Toco el césped con mis manos y cierro los ojos para sentir el suave viento dar en mi cara—Rose—escucho la dulce voz del Espíritu—Rose—dice de nuevo susurrandome en el oído.
Abro los ojos—¿qué sucede?—le pregunto.
Él se sienta frente a mí—tienes que volver Rose—lo miro fijamente negando con la cabeza.
—No quiero, estoy más que bien aquí.
—Pero, alguien te está esperando—bajo la mirada al suelo pensativa
—Que siga esperando entonces—le digo sin más.
—Te necesitan amada mía—se acerca y deposita un beso en mi frente.
—Umm—razono en si debería volver aunque, no quiero.
—De verdad tienes que volver Rose.
—Esta bien—decido ir por fin—solo si tu regresas conmigo.
—Por supuesto—se pone de pie—vamos—me toma de la mano haciendo que me levante y comenzamos a correr por el gran bosque hasta que caímos en un gran hoyo negro.
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Despierto sintiendo una fuerte luz en mis ojos que me molesta lo que hace que parpade varias veces y logro vislumbrar que hay alguien a mi lado y cuando me fijo veo que es una joven que esta llorando ¿sonriendo?
—Has vuelto, ¡has vuelto!—me da un abrazo y yo frunzo el ceño.
Enfoco mi mirada en ella y me doy cuenta que se parece mucho a mi hija pero ella tiene como diez años—q-quien...—trato de hablar sin embargo, siento mi boca muy seca.
—Espera te traeré agua—sale a toda prisa y yo entonces veo el lugar donde estoy y noto que parece ser un hospital.
—¿Que rayos hago aquí?—empiezo a preguntarme y la chica entra de nuevo al cabo de unos minutos y me pasa un vaso con agua la cual, me tomo de una vez—gracias—articulo.
—De nada.
Escucho que tocan la puerta—puede pasar—contesta ella y veo entrar a un hombre con bata blanca.
—Hola, hola—dice él y se acerca a mi revisando el suero y los signos vitales—todo está bien mañana mismo te puedes marchar, podría ser hoy pero, para asegurarnos de que no te ocurra nada será al siguiente día—manifiesta y yo asiento con la cabeza—¿recuerdas porque estás aquí?—me pregunta y yo no digo nada—tuviste un accidente Rose—en ese momento como si fuera una película pasa por mi mente una escena donde veo a una niña ir a la calle por una pelota y un vehículo venía en su dirección y yo salgo corriendo deprisa hacía ella.
—Sí, lo recuerdo ahora mismo—cierro los ojos tratando de recordar más y me doy cuenta que esa niña era...—Adela, ¡Adela!—hago como que me voy a poner de pie sin embargo, el doctor me agarra por los hombros haciendo que no me mueva—tengo que ver como está—me muevo tratando de que quite su agarre—¡suélteme!—vocifero.
—Tranquilicese, ella se encuentra perfectamente bien—lo miro sin creermelo—es la verdad incluso, está aquí a su lado—señala a la joven pelirroja.
—¿Qué es lo que está diciendo?, Adela tiene como diez años.
—Rose, lo que pasa es que han pasado siete años desde el accidente—expresa él y me quedo sorprendida—es un milagro y bueno las dejaré solas, que tengan buen día—sale el doctor cerrando la puerta tras de sí.
—Es realmente un milagro que hayas despertado—dice la joven que al parecer es Adela—te iban a desconectar hoy y yo junto con Darien rogamos al padre por ti.
—¿Quién es Darien?—le pregunto y siento que algo se mueve cerca de mis piernas y cuando miro noto que hay un pequeño perro negro.
—Es él—lo carga en sus brazos—saluda Darien.
—Hola señora Rose—habla y yo me sorprendo con gran asombro.
—Él habló ¿verdad? o tal vez ya estoy quedándome loca.
—No estás mal, él puede hablar porque no es un perro en sí si no, un ángel.
—Oh, ¡que genial!—articulo—¿puedo cargarlo?—ella asiente con la cabeza, me lo pasa y yo lo acaricio.
—Ejem—escucho a alguien a mi lado y cuando levanto la vista veo que es el Espíritu santo entonces, me detengo de lo que estaba haciendo.
—No estes celoso cariño solo miralo ¿quién se resiste a no acariciar esta pequeña bola de pelo negra?—me mira con semblante serio—oh esta bien—se lo paso a Adela.
—Ahora que lo pienso ¿no deberías estar en la escuela Adela?—le pregunto y ella baja la mirada.
—Sí pero, solo falté por hoy porque tenía que venir al hospital por ti—la observo con ternura—además, solo me queda está semana y ya me graduo de la escuela.
—Que bueno. ¿Dónde estabas viviendo, con mis padres?—le interrogo y ella hace una mueca.
—No en realidad...—tocan la puerta y ella se acerca a abrirla.
Entonces vislumbro a mi madre—¿qué haces tu aquí, no crees que ya has hecho suficiente?—le dice y yo frunzo el ceño.
Ella entra acompañada de mi padre—¿por qué le hablas así?—digo sin entender la razón por la que usa ese tono de voz tan duro.
—Oh Rose—ignora mi madre lo que le pregunté y se acerca a mí a abrazarme—estoy tan contenta de que estes bien.
Mi padre también me abraza—eso estuvo cerca Rose por poco pensamos que ya no volverías.
—Solo que no entiendo que hace ella aquí—comenta mi madre señalando a Adela como si le incomodara su presencia.
—Es mi hija ¿acaso no puede estar aquí conmigo?—expreso y no responde.
—¿Qué hace esa pelusa en esta habitación?—manifiesta mi padre al ver a Darien—no creo que en este lugar se permitan perros—añade.
—Umm—no sabía que decirle y todos hacen silencio—tengo que ir al baño, Adela acompáñame—digo para salir de está incómoda situación.
Me pongo de pie y se me nubla la vista por un momento sin embargo, Adela me agarra por el brazo por si voy a desmayarme—estoy bien—articulo y caminamos hacía el baño del cuarto a pasos lentos.
Cuando llegamos ella cierra la puerta y se pone de espalda para darme un poco de privacidad, luego que termino de hacer mis necesidades me acerco al lavamanos y abro el grifo para mojar mi cara.
—Aunque no me gustan los perros debo decir que esta raza es muy bonita—escucho que dice mi madre.