Enamorada de mi hermano

Capítulo 29 Soy tuya

Dipper podía sentir un mar dentro de él, Pacifica era una chica hermosa habría que estar ciego para no verlo, esa misma belleza que era tan natural en ella estaba haciendo que el cuerpo masculino de Dipper reaccionara.

- Dipper te puedo decir algo.

Dipper se extraño por la pregunta de Pacifica, sin negarle nada asintió con su cabeza dándole a entender que escucharía todo lo que tuviera que decir.

- Mabel es tu hermana, ustedes son muy unidos, se cuidan, se protegen y todas esas cosas que hacen los hermanos.

Que era lo que Pacifica quería decir, su tono de voz se hizo más quebradizo, casi parecía que quería llorar.

- Por favor, no pienses mal de mi lo que siento por ti es verdad, dios sabe que es así, pero no puedo evitar sentirme celosa, siempre estás con Mabel, siempre cuidas a Mabel, siempre salen juntos, ríen y comparten buenos momentos. Dipper estoy celosa, quisiera ser Mabel. 

Dipper abrió sus ojos como platos, claro que el ya sabía de los sentimientos de Pacifica ella misma se le había confesado, el nunca pensó, jamás imaginó que estaría celosa de Mabel, ¿Por qué una chica rica estaría celosa de Mabel?

La respuesta era clara, Pacifica podía tener todo lo que quisiera pero lo único que no tenía era un amigo sincero, un amigo de verdad que venga a ti para disfrutar de tu compañía no uno que venga solo con la idea de sacarte dinero, un amigo de verdad.

La tortura que estaba sufriendo tenía un nombre, su nombre era soledad. 

Pacifica no salía de casa, no tenía amigos con los cuales salir, no tenía a nadie para que no se sintiera sola, Pacifica necesitaba de alguien que la hiciera sentir importante, no como un simple pañuelo que después de ser usado es tirado a la basura, sino como un ser vivo que necesitaba atención y cuidados.

Poniendo su mano en el mentón del castaño, Pacifica levantó su rostro, sus miradas se encontraron una con la otra.

- Se que dirás que estoy loca, pero no solo estoy celosa de tu hermana, la odio, por qué ella tiene lo único que más deseo y lo único que no puedo tener.

- ¿Que cosa? Pregunto Dipper desviando su mirada apenada.

- A ti. 

Dipper sintió una calidez como nunca antes, el hermoso rostro de Pacifica le encantaba, los latidos de su corazón, su aroma era algo por lo que cualquier chico daría un ojo de la cara, y Dipper tenía todo eso para el solo.

La tención comenzó a aumentar, ninguno de los dos decía nada, que pasaría ahora, Dipper nunca imaginó que llegarían a esto, un profundo remordimiento lo golpeó haciendo que su corazón casi se le saliera del pecho, se sintió culpable, no había correspondido a los sentimientos de Pacifica, ella se merecía un hombre que la amara, que pudiera acompañarla en los buenos y los malos momentos, Dipper había tenido la oportunidad de ser su hombre pero lo tubo que rechazar ¿Por qué? Simple, el era un cobarde, ya no era un niño era prácticamente un adulto aún así el miedo y temor de niño pequeño ni lo habían abandonado, ya no más.

Ya no se dejaría llevar por el miedo, era el momento de ser un verdadero hombre, tenía que darle a Pacifica lo que quería, tenía que entregarle lo que ella más deseaba después de todo se lo había ganado.

Dipper tomo las mejillas de Pacifica, por un momento sus manos temblaron, él decidió ignorarlo, lentamente acercó el rostro de Pacifica con el suyo.

Pacifica se sobresalto, esta ves no era ella quien quería besar, esta ves Dipper lo hacía por iniciativa propia, por su propia voluntad el quería besarla.

Pacifica lo dudo por un momento, claro que quería los besos de Dipper, el sabor de sus labios era algo que no se podía sacar de la cabeza, entonces por qué no, sus padres no estaban, no había nadie en toda la mansión que los pudiera molestar.

Finalmente Pacifica de dejó llevar por la tentación, dejó de resistirse y dejó que Dipper la besara, al principio fue un beso contó y sencillo pero a medida que duraba más Dipper comenzó a subir la intensidad.

El castaño jugaba y mordisqueaba los labios de Pacifica, ¿Desde cuándo Dipper besaba de esa manera? Se preguntó Pacifica dentro de su mente, Dipper seguía aumentando la intensidad, atrapó a Pacifica antes sus brazos sin separar el beso.

En ese instante Pacifica entró en pánico, esto era demasiado incluso para ella, pero los labios del chico que amaba eran tan dulces y suculentos que simplemente no podía parar, su sabor, sentir los labios de Dipper con los suyos era una tentación demasiado irresistible.

Solo la falta de aire hizo que los dos jóvenes separaran, a pesar de ser muy jóvenes la pación en el toque de sus labios fue tan intensa que parecían dos jóvenes amantes en su luna de miel.

- ¿Acaso sabes lo que has echo? Acuso Pacifica tomando al castaño de la chaqueta. 

- No puede ser, enserio estuve tan mal - replicó Dipper con decepción.

- Ahora que me has besado por tu propio voluntad tendrás que tomar la responsabilidad, ya no podré salir con ningún chico, ya no podré comprometerme con ningún hombre, ¿Sabes por qué?




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