Enamorada de mi hermano

Capítulo 30 Ya no lo soporto

En la Cabaña del Misterio una chica de cabello castaño esperaba impaciente a Dipper, esta chica era Mabel la hermana gemela de Dipper.

La castaña ya no soportaba más el rechazo de su hermano, tenía que enmendar las cosas, tenía que conseguir el perdón de Dipper a cualquier costo.

No solo por la relación sana que debían tener, no era por qué eran hermanos, la única razón por la que quería su perdón era por qué lo amaba.

No era un amor de familia, no se trataba de un amor de hermano, no era el amor de una hermana hacia su hermano.

Se trataba de un amor real, el amor que una chica siente por un chico, un cariño que una mujer solo puede sentir por un hombre, era el deseo de Mabel ser más que solo la hermana de Dipper. 

Quería abrazarlo, tocarlo, sentir su piel con la suya, olor su aroma y en especial quería saborear sus labios de nuevo.

Hubieron varios besos, todos esos fueron un simple accidente, sin embargo eso fue suficiente para hacer que Mabel se volviera una adicta. Mabel se odio a sí misma por no cumplir su palabra, se había prometido a sí misma que no volvería a besar a su hermano amenos que está la besara por su propia voluntad.

La adicción que Mabel tenía por su hermano la estaba quemando por dentro, era como fuero, era un castigo, un dolor que solo se podría aliviar con los besos de su hermano.

Mabel tocó la comisura de sus labios, tan solo recordar el sabor de su hermano hacia que su corazón acelerará, su labios, sus dulces labios de miel, Mabel era adicta a ellos y ya no estaba dispuesta a esperar.

Quería a Dipper, ya no quería ocultarlo más, tenía que decírselo, tenía que contarle todo lo que sentía, si de alguna manera su hermano sentía lo mismo entonces Mabel sería feliz como nunca se lo podría imaginar.

Si llegado el caso Mabel era rechazada por Dipper entonces se le rompería el corazón y perdería su razón de vivir.

Si eso llegaba a pasar que sería de ella, prácticamente Mabel a estado junto a Dipper, desde siempre e incluso antes de nacer los dos siempre estuvieron el uno al lado del otro, siempre juntos, nunca separados.

Esa era una realidad que Mabel no quería vivir, era su mayor temor, su más grande pesadilla, sin embargo estaba pasando, los lasos entre y su hermano se estaban tensando, del hilo del destino que los mantenía unidos estaba comenzando a ceder, si Mabel no hacia algo rápido el hilo que los unía terminaría rompiéndose, si eso llegaba a pasar entonces nunca más podrían ser unidos.

- ¿Que puedo hacer? - se pregunto Mabel mientras sollozaba - lo quiero, lo amo, estoy enamorada de mi hermano, se que está mal, se que es incorrecto, aún así yo no pedí sentir esto simplemente paso ya.

Mabel se odio a sí misma por esas palabras, su amor prohibido por su hermano surgió sin más, tal ves fue un beso accidental o podrían ser las hormonas, lo único que sabia era que deseaba a Dipper como hombre. Como no podía odiase, tener esos sentimientos indecentes hacia su hermano solo la estaban torturando, ella no había echo nada para sentirse atraída a Dipper, por si no fuera poco ella no hizo nada para tratar de olvidar sus sentimientos, nunca trato de arrancar ese sentimiento tan pecaminoso de su corazón.

Amor era lo que sentía Mabel, un amor puro y sincero, a pesar de eso ese sentimiento era un pecado ya que ellos eran hermanos.

Mabel sabía que no podía enamorarse de su hermano, de seguro ese sentimiento sería mal visto por todos a su alrededor. Mabel trataba de darse fuerza a así misma, ella no sentía que estuviera haciendo nada palo, Mabel no podía percibir que sus sentimientos fueran un pecado.

Por qué su amor estaba mal, era amor puro y verdadero, sus sentimientos era reales, en verdad Mabel deseaba estar con Dipper, no como su hermana, deseaba estar a su lado como su mujer, como su amante.

Después de todo se les llama amante a aquellos que se aman.

Unos ruidos que provenían desde afuera de su habitación interrumpieron su llanto, varios pasos se escuchaban, en sonido se había más fuerte.

En ese momento Mabel entendió que alguien estaba subiendo las escaleras, Mabel no quería darse falsas esperanzas lo más probable es que fuera su tío a preguntar solo Dios sabe que.

En ese momento Mabel no estaba de humor para lidiar con su tío, de seguro le haría muchas preguntas y Mabel no estaba dispuesta a responder ninguna de ella. Que le podría decir, que estaba enamorada de su propio hermano, que por eso lloraba, que nunca podría estar con su hermano como una amante. Claro que no podría decirle nada de eso, ella no estaba de ganas, solo quería llorar y ahogarse en su miseria, quería llorar hasta quedarse seca, solo deseaba que el llanto le ayudará al olvidar por lo que estaba pasando, pero como hacerlo si cada ves que ve a su hermano siente que el corazón le saldrá del pecho, cada ves que lo mira con cada sonrisa y cada gesto de amabilidad se enamora más de el, nunca podría dejar de estar enamorada de él. 

La puerta se abrió, Mabel se alertó, mentalmente se preparó para hablar de manera que pudiera decirle a su tío que se alejara pero sin ofenderlo.




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