Enamorada De Mi Mejor Amigo (nueva Edición)

Capitulo 4 (editado)

Llegamos a la casa, con mucha hambre, y propuse pedir una pizza a lo
que él estuvo de acuerdo.
Lo deje en el sillón antes de realizar la llamada. Pepperoni con extra
queso sería nuestra cena, di mi dirección y en media hora la traerían.
<<Mucha eficiencia>>.
Termine la llamada e iba a ir a ayudar al muchacho a acostarlo, pero
note que ya estaba dormido.

Conciencia: Mira se ve tan hermoso dormido y tan tierno aunque este borracho.
¿Qué no te habías ido? – le digo a la conciencia

Me quedé mirándolo un momento hasta que reaccione. No puedo dejarme
llevar por mis emociones, con las ganas que tengo de besarlo... No,
tengo que controlarme. Será mejor que me vaya a cambiar.
Subí a mi cuarto, y me puse mi pijama calentito, aquel que tanto amo.
Como no quería dejar al chico solo baje rápidamente.

Al llegar a la cocina vi que estaba vomitando, y al parecer, sabia
donde estaba, por que prefirió vomitar en su ropa que en la sala.

—Oye, ¿te sientes bien?¿Te duele algo?—digo preocupada.

—No pequeña esto le pasa a cualquiera.

A pesar de que ya no estaba tan borracho me seguía diciendo pequeña.

—Mira estas todo vomitado—exclamé viendo su camisa con asco—. ¿Te
puedes levantar para que te des un baño?
—Si, si—respondió e hizo ademán de levantarse. Cuando pudo pararse un
poco, vi que perdió el equilibrio, y que casi se caía. Digo casi,
porque lo agarre antes de que se cayera. Poco a poco fuimos subiendo
las escaleras para ir a mi cuarto,y meterlo en mi baño.

Cuando llegamos, lo ayude a quitarse la playera vomitada, y me volteo
fingiendo buscar algo en el tocador.
Mérida, tranquila es normal .. Respira y has como que no te afecta.
Lo encaró, pero me doy cuenta que fue un grave... No, no. GRAVISIMO ERROR.
Hay dios es tan guapo.

—¿Puedes ducharte solo?—digo como si no pasará nada, como si miles de
mariposas no estuvieran revoloteando en mi estomago.
—Si.
Esto de que responda con molosílabos no me gusta nada.

Me di la vuelta para salir del baño, y escucho que alguien se dio un
golpe. Me giró rápido por si se lastimo o algo, y descubro que se
quedó dormido en la tina.
-No manches conciencia ayúdame
Conciencia: Ayúdalo a bañarse.

Lo empiezo a bañar, y me estoy muriendo de vergüenza. Era la primera
vez que metía un hombre a mi baño, y por supuesto, la primera vez que
baño a uno.
Al tallarle el cuerpo sentí una chispa en mi una corriente que me puso
los pelos de punta. Esa sensación solamente dura unos segundos, justo
antes se despierte.

—Hola—saluda con una sonrisa, que no si es pícara o avergonzada.

—Hola, ¿enserio te sientes bien?

—Si si, solo me quedé dormido pero ya se me está bajando—responde
encogiéndose de hombros.

—Bueno, entonces te dejo para que termines—digo mientras me levanto
para irme—. Voy a ir a esperar la pizza.

Me volteo para salir del baño, y en eso siento que me jalan del brazo.

—Gracias—dice mirándome a los ojos.

Y en ese momento mi cuerpo entero tembló, fui consiente de mi agitada
respiración. Su cuerpo estaba empezándose a inclinar cada vez más
cerca de mí. Sus ojos bajaron a mis labios justo cuando pasé mi lengua
para humedecerlos, yo miré sus labios deseosa de poder probarlos.

Una vocesita en mi cabeza me repetía constantemente que lo besara, que
no perdiera mi oportunidad. Solo estábamos a escasos centímetros de
distancia. Faltaba muy poco para que nuestros labios se tocaran
cuando...
Sonó el timbre de la casa

Me solté lentamente de su agarre, agradeciendo que llegara la pizza en
el momento oportuno. Porque por mucho que quisiera besarlo, pude
cometer un error del que me pude arrepentir.

Busque algo de dinero, y pague al muchacho de las pizzas,
agradeciéndole inmensamente, y posiblemente pareciendo una loca. Fui a
mi cuarto y el estaba saliendo del baño y le escurrían unas gotas que
me daban ganas de besarlo

Conciencia: Bésalo, termina lo que empezaste.

—¿Ya estas mejor?—pregunto, ignorando todo lo que dice mi conciencia.

—Si mucho mejor gracias—responde visiblemente nervioso—. Oye, se que
no es buen momento pero... ¿como te llamas?

Y todo lo que puedo hacer es reírme. Osea, hace cinco minutos
estábamos a punto de besarnos y ni siquiera sabemos el nombre del
otro. Que rara es la situación.

—Soy Mérida ¿y tú?—me presento con una sonrisa.

—Soy César—sonríe al presentarse.

—César, ¿tienes hambre? por que yo sola no creo que me acabe sola una
pizza—bromeo un poco.

—La verdad es que tengo mucha hambre—se ríe.

—Pues ven siéntate conmigo en mi cama y vamos a comer.

Comimos y era un silencio que me quería morir por lo incomodo que era,
así que decidí romperlo.

—¿Me vas a contar por qué estabas llorando?—. Okey, se que no es el
mejor tema de conversación, pero es que muero por saber que es lo que
pasa para poder ayudarlo.

—Si—dijo de triste.

Espero en silencio hasta que él esté listo para contarme.

Suelta un suspiro muy largo, y comienza a relatar todo:

—Salí con una chica desde hace unos meses, hoy yo la invite a cenar,
pero ella me dijo que no podía por que se sentía mal. Yo quise
sorprenderla con unos chocolates y flores, y como tengo la llave de su
casa, fui para allá para darle el regalo, con la intención de hacerla
sentir mejor.

Soltó otro suspiro y continúo: —Cuando llegué, y abrí la puerta todo
estaba en silencio; entonces oí ruidos en su cuarto, me extrañe mucho
así que fui a investigar. Pero cuando abrí la puerta la encontré con
un amigo (no le hablaba mucho pero lo conocía). Me quedé parado,
viendo la escena, él estaba encima de ella, los dos besándose
apasionadamente. Creo que solté un sonido sin querer, y fue cuando me
vieron, plantado debajo del marco de la puerta, con un regalo para la
chica que yo quería.
>>Sin pensarlo dos veces me agarre a golpear al idiota, el se defendió, pero yo esquivaba sus golpes. Me sentí muy traicionado, y adolorido. Sentí que él corazón se me rompió en mil pedazos, y todo eso me nubló el sentido común.
>>Como yo seguía golpeándolo, ella se subió arriba de mi, para intentar que ya no lo golpeara. Ahí me di cuenta de lo que estaba haciendo y me separe del chico. Le pregunté si ya no me amaba y ella me dijo...—En ese momento a César se le empezaron a salir las lágrimas—...que nunca me amo, que solo me utilizo para sacarme dinero. La verdad es que el dinero es lo que menos me importa, y sentí el impulso de golpearla, pero yo nunca le haría eso una mujer, así que la solté contra la cama y me fui.
>>Llegué al bar con la intención de olvidarme de eso, pero llegué al punto de que ya no podía seguir guardándolo y tenia que desahogarme. Por eso te llamé—concluye su historia con la cara toda mojada de tanto llorar.
Mi boca está completamente abierta, tanto, que puedo decir que casi
toca el piso.
Siento mucha pena por él, se nota que quería mucho a la tipa esa.
Ojala la tuviera al frente para cantarle las cuarenta. Pero por los
momentos solo puedo aconsejarlo.




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