Enamorada De Mi Mejor Amigo (nueva Edición)

Capitulo 6 (editado)


Capitulo 6. 
La luz se cuela por la ventana de mi cuarto pegándome directamente en los párpados, intento taparme la cara con una almohada pero es inútil, ya estoy despierta. Suelto un gruñido por lo bajo antes de abrir los ojos para darme cuenta que estoy sola en mi cama, otra vez. 
César me volvió a dejar sola, se está volviendo costumbre, y no me gusta eso. Pero no puedo hacer nada, el tiene una casa, y una mamá que cuidar, que por cierto, no he conocido. César me ha platicado de ella y se que es una señora súper linda. 
Me doy un baño, cuando escucho que alguien toca abajo, y se quién es. 
—Hola ¿Cómo amaneciste?—saluda Jordi. 
—Bien, ¿y tu?—le respondo con un beso en la mejilla. 
—Súper bien. ¿Estás lista para el mejor día de tú vida?—pregunta subiendo y bajando las cejas con emoción. 
—Si,solo me cambio y nos vamos. 
—Vale, te espero aquí. Sólo no te tardes mucho, las mujeres suelen tardar vidas en cambiarse—bromea. 
—No seas exagerado—digo mientras pongo mis ojos en blanco. 
Subí a mi habitación a cambiarme, un overol color militar, un sweter y mis botas negras. 
—Estoy lista—canturreo al bajar. 
Jordi me repara de arriba a abajo antes de dar el visto bueno. 
—Linda ropa—dice—. ¿Y ese sweter?—pregunta al ver la prenda con curiosidad. 
—Es de César, de seguro se le olvidó cuando se fue en la mañana—respondo quitándole importancia. 
—Un momento, ¿él se queda a dormir contigo?—. Me estoy empezando a sentir como un interrogatorio. 
—¿Qué es esto? ¿20 preguntas?—digo sarcástica intentando que deje de hablar del tema; aunque su mirada me dice que no lo dejara—. Si, se queda a dormir aquí. Podemos irnos, tengo hambre. 
—¿Mérida te gusta César? 
¿Gustar? No no, somos mejores amigos. 
Hago oídos sordos a la pregunta de mi amigo, y camino a la cocina mientras reviso mi celular porque César siempre me manda un mensaje. 

Mejoro: Hola pequeña buenos días 
Yo: Hola buenos días. 
Mejoro: Como amaneciste? 
Yo: Bien y tú 
Mejoro: Bien ... oye deje mi sudadera en tu sillón puedes guardármela? 
Yo: Si si, yo te la guardo 
Mejoro: Gracias 
¿Ya llegó jordi? 
Yo: Si ya llegó 
Mejoro: Es que me mandó mensaje pidiéndome tu dirección 
La dirección cierto!!! Hay Mérida que creías que Jordi llego por arte de magia 
Yo: ohh cierto gracias por dársela vez que soy demasiado despistada 
Otra cosa que no sabían es que soy despistada 
Mejoro: No te preocupes 
Yo:Gracias y no se te olvide venir mañana 
Mejoro: Ahí estaré 
Te quiero 
Yo: Adiós yo también te quiero es más te amo 
Mejoro: En ese caso yo también te amo 
—¿Y esa sonrisa?—inquiere Jordi sobresaltándome. Estaba demasiado concentrada en los mensajes con César que olvide que estaba aquí. 
—¿Cuál?—pregunta. 
—Esa que tienes, del tipo que te hace brillen los ojos y te pone como un tomate. 
—Es que César me hace reír con sus ocurrencias—miento muerta de la vergüenza. 
—Pues para que te brille hasta los ojos debe ser payaso. 
Río sin poder aguantarme. 
—El payaso parece otro—contraataco—. Y por favor, no te vayas a poner cómo mi mamá. 
—¿Eh? 
—Ahorita te digo vámonos. 
Salimos de camino al centro comercial ya que planeamos comer ahí. Llegamos a un restaurante y tengo  demasiada hambre. 
—¿Que vas a querer? 
—Pizza—digo. 
Jordi llama al mesero que se acerca enseguida por nuestra orden. Es un chico alto, con pecas en la cara, y la piel blanca, casi pálida. Sus ojos son azules, y lleva su uniforme pulcro. 
—Buenas tardes que van a llevar—pregunta. 
—Una pizza grande 
—Enseguida se las traigo—dice y se va. 
—¿Por que dices que no me comporte como tu mamá?—inquirió interesado. 
Le expliqué todo lo que paso la primera vez que mamá conoció a César, y todo lo que ella dijo ese día. 
—¿Y si tiene instinto de madre?—dudo. 
—Ella dijo lo mismo—respondí—. Pero ahí no termina esto,la doña me hizo una apuesta. 
—No juegues—dijo riendo. 
—Enserio. 
—Pues entonces sabe algo—. Se quedó pensando dos segundos—. ¿Cómo sabemos que no te hizo brujería?—menciono serio. 
Puse una cara asustada ante sus palabras. 
—¿T-tú crees eso?—tartamudee con los ojos abiertos. 
Compartimos una mirada antes de echarnos a reír como dos locos. Extrañaba está actitud relajada de Jordi, siempre era así antes de que se mudara. 
—¿Y cuál fue la apuesta?—preguntó cuando paramos de reír. 
—Que si ella ganaba, le haría una fiesta muy grande con sus amigas y muchos regalo. 
—Vaya, tan mala hija eres que necesitan una apuesta para hacer una fiesta. Auch—dijo cuando lo golpee en el hombro. 
—No digas eso, es mi mamá y no necesito una apuesta para poder hacerle una fiesta—me defendí. 
—¿Y quién te asegura que ganaras? 
—Pues es obvio—me señale. 
—Estás un poquito competitiva Mérida. 
—En el amor y la guerra todo se puede 
—Y en esté caso, los dos están implicados. 
—Bueno ya no hablemos de eso, que solo de pensarlo se me eriza la piel—me estremezco falsamente haciendo que Jordi se ría de mi—. Mejor ya que acabamos de comer vamos al cine. 
Jordi asintió de acuerdo, hasta que me acordé de algo. 
—Pero hay un pequeño problema. 
—¿Cuál?—pregunta preocupado. 
—Hay dos películas que quiero ver, y no me iré del cine hasta hacerlo—le cuento. 
—Pues vemos las dos asunto arreglado. 
Nos fuimos al cine y lo bueno fue que había poca gente. 
Los más chistoso fue que Jordi se quedo dormido a la mitad de la película; la gente se le quedaba mirando y se reían. Luego estaba yo que me reía más por qué de repente roncaba. 
Cuando entramos a la siguiente película le contaba a Jordi como la gente se reían de él, también era distracción para que no se durmiera otra vez. 
Al terminar la película decidí irme a mi casa, pues Jordi me hizo comerme todas las palomitas. 
El chico me dejo en mi casa, y yo entre para dormir, por que del sueño estaba que me tiraba al piso y no sabrían más de mí. Por alguna razón, no le pedí que se quedara a pesar de que era tarde, no use la excusa, pero no es que no quería que se durmiera conmigo, si no que tanto tiempo que nos alejamos ae siente raro, aparte mi cama es para César... Obvio como amigos. 
Al entrar a mi casa, mi mamá estaba profundamente dormida, y no la quise despertar. Ya estaba fantaseando con mi camita calentita, y el buen sueño que tendría, que casi no ví el gran cartel en medio de mi habitación: 

"BIENVENIDA A LA PRIMERA PIJAMADA COMO MEJORES AMIGOS". 

Mi boca estaba ligeramente abierta por el asombro, no creí que vería esto. Buscó a la persona que hizó está sorpresa, y lo veo. Tan lindo como siempre, con una caja de pizza en sus manos. 
—¿Porqué hiciste eso?—pregunté pasmada. 
Es lo más lindo que me han hecho. 
—Tiene algo de malo consentir a mi mejor amiga—respondió divertido. 
—No, solo que nunca nadie me había hecho algo así—admití con una risa nerviosa. 
—Pues soy el primero entonces. 
Sin pensarlo mucho corro a su lado y lo abrazo con fuerza. Algunas lágrimas caían por mis mejillas. 
De verdad esto me pone muy feliz, y por alguna razón, otra vez sentí esa electricidad cuando lo conocí. 
—Pero no llores pequeña, mejor vamos a comer o me vas a decir que cenaste con Jordi—pone cara de enojado. 
—No claro que no, solo vimos unas películas y me vino a dejar a casa—le aclaré. 
—Bueno entonces comamos. Siéntase señorita—dijo. 
—Gracias caballero—le seguí el juego. 
Nos sentamos en el piso, a comer mientras hablamos de cualquier cosa. Cuando estaba con Jordi no tenía hambre, pero ahora ya me dio hambre. 
—Mérida—me llamó César. 
—¿Si? 
—Me gusta ser tu primera vez. 
Sonreí antes de darle un abrazo, quiero mucho a este chico. Creo que hasta más que a nadie. 
 




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