Enamorada De Mi Mejor Amigo (nueva Edición)

Capitulo 15

**Capítulo: "El Renacer de los Sentimientos"**

"Tengo que empezar a descubrir lo que siento". Estas ocho palabras resonaban incesantemente en mi mente. Durante toda la noche, el dolor no me permitió conciliar el sueño, pero regresar simplemente no era una opción.

La pregunta persistía: ¿por quién siente César? ¿Está enamorado? Al menos no de Debany, pero saber que sus sentimientos se dirigen hacia alguien más me destroza. Sin embargo, la belleza de mi noche radicó en un sueño encantador, de esos que parecen imposibles.

Imaginé un salón blanco decorado con flores lila. En el altar, César, elegante y guapo, me esperaba mientras caminaba hacia él con un vestido blanco de mis sueños. Las melodías de "Canon" y una canción de Morat resonaban en el ambiente. Era demasiado hermoso para ser un simple sueño. Al despertar, vi a César observándome, deseando poder decirle "acepto casarme contigo", aunque eso probablemente habría resultado en ser expulsada de su casa.

"Buenos días, pequeña", saludó César.

"Buenos días, pequeño", respondí. Una linda sonrisa adornó su rostro mientras pellizcaba dulcemente mi mejilla.

"El desayuno está listo, arriba porque saldremos".

"A la orden".

Un delicioso aroma nos recibió en la cocina, cortesía de la mamá de César, quien nos dejó el desayuno. Aunque había salido, dejó un gesto amable para nosotros.

"No entiendo cómo pudiste resistirte a la comida tan deliciosa que hace tu mamá", comenté.

"Sí, fue difícil, pero no me sentía con ganas de nada".

"Una semana encerrado es mucho tiempo".

"Tu tuviste la culpa".

"Te dije que estaba bien".

"Pero pensé que te habías enojado conmigo, pequeña".

"Yo creí lo mismo, pequeño", respondí entre risas. "Estamos locos para ser mejores amigos".

"Sí, deberíamos ser novios", bromeó.

Tras el desayuno, decidimos prepararnos para salir al parque. Aunque sentía un poco de miedo por volver, recordé que todo ya había pasado y estaba resuelto. Al llegar, nos topamos con Debany, pero esta vez estaba acompañada por un chico. La sorpresa llegó cuando nos anunció que él era su novio Pedro.

"Hola chicos", saludó Debany.

"Hola", dijo César.

"Hola, Mérida", me dirigió la palabra. "Este es mi novio Pedro. Antes que nada, quiero disculparme por mi mal comportamiento, especialmente contigo, Mérida. Me dejé llevar por la atracción física y olvidé lo que mi corazón sentía. Pedro, mi novio, sabe que cometí un error, que lo amo a él, y quiero empezar de cero con él. Mis disculpas eran necesarias y las hago de todo corazón".

Aunque sorprendida, le concedí el perdón. César, en cambio, permaneció en silencio. Le di un golpecito para que dijera algo.

"Y a ti, César, te pido disculpas por las faltas de respeto, por besarte sin tu consentimiento y por seguirte a todas partes. Nunca quise que ustedes pelearan o se separaran por mi culpa. Tal vez no son novios, pero se ven muy bien juntos. Se miran con ojos de amor, un brillo muy lindo. Espero que alguno de ustedes algún día dé el paso hacia algo más. Bueno, me tengo que ir, pero espero que sean muy felices".

Debany se fue, y mientras procesaba lo ocurrido, me di cuenta de que acaba de perdonar a la chica que me causó dolor de cabeza y me alejó de César durante una semana. Pero tenía razón, era mejor pedir perdón para avanzar y mostrar arrepentimiento.

César, en cambio, permanecía callado. Le di un golpecito para llamar su atención.

"No creí que ella hiciera todo esto", expresó César, visiblemente desconcertado.

"Yo tampoco", respondí.

"Pero me gustó que al final se arrepintiera y encontrara a alguien".

"Sí, con eso me di cuenta de que hay amor para todos, menos para mí".

"No digas eso. También para ti hay amor. Eres todo lo que un chico quisiera. Solo ten paciencia y verás que algún día llegará alguien".

¿Ya se dio cuenta?

"De qué hablas", pregunté tartamudeando.

"Mérida, a veces se te olvida que soy tu mejor amigo y que te conozco demasiado, aunque no entiendo por qué tanto misterio con ese chico. Pero respeto tu decisión".

Por un momento, vi la luz.

"No es que no confíe en ti, solo que aún no sé qué siento y quiero descubrirlo por mi cuenta. Cuando sea algo seguro, te lo diré. Tú mismo me ayudarás a conquistarlo".

Él se quedó en silencio por un momento y luego sonrió.

"Tengo que irme, mi mamá quiere que le ayude en unas cosas".

"¿Solo se acerca y me da un beso en la mejilla, y ese cambio de actitud?", pensé.

"Oye", le llamé. "¿Quieres hacer una pijamada hoy en mi casa? Mi mamá trabajará en el turno de la noche".

Se quedó callado por un momento y luego suspiró.

"Sí, pequeña", dijo con una sonrisa tímida. "Okey, entonces en la noche te mando mensaje".

Después de llegar a casa, recordé que debía llamar a mamá. A veces me preocupaba tanto que ella trabajara tantas horas. No estaba bien que no descansara.

*Llamada* "Hola mama" - "Hola, hija, estaba esperando tu llamada". - "¿Y eso? ¿Me extrañas?" - "Eso nunca lo dudes, hija. Te quería comentar algo". - ¡Huy! - "Tú sabes que mi jefa es dueña aparte de restaurantes". Mi mamá trabaja como contadora de negocios como restaurantes. Su jefa es un amor y ella siempre ha hecho mucho por nosotros. Sus restaurantes son un éxito y poco a poco se han ido expandiendo. Tiene restaurantes en Nueva York, Estados Unidos

; Canadá; México; y, obviamente, aquí en Baltimore. (Por si no sabían, yo soy mexicana, pero después vine a vivir a Baltimore) - "Sí, mamá, lo sé". - "Está por abrir un nuevo restaurante en Nueva York, y su hija será la encargada. Pero ella nunca ha estado sola. Solo es un año mayor que tú y estaba pensando que pronto te vas a graduar de gastronomía y tal vez pudieras hacerte cargo junto con ella". - "Y es una propuesta muy bonita, pero aquí están todos los que quiero, y eso implicaría vivir allá". - "Sabes que siempre he querido vivir en Nueva York, y pronto dejaré de trabajar. Tal vez podamos vivir allá". - "Eso es buena idea, pero". - "¿Y César?" - "Sé que es tu mejor amigo y no lo quieres dejar, pero es tu vida". - "Mamá, él es el amor de mi vida y es mi vida. No te lo había dicho porque recién lo descubrí. Quiero decírselo, pero necesito tiempo. Tal vez después de decirle, él se quiera alejar, lo entenderé y entonces me iré a Nueva York". - "Y tienes mucho tiempo, Mérida. El puesto siempre será tuyo. Puedes quedarte el tiempo que necesites. Aún faltan muchas cosas antes de que abra el restaurante". - "Gracias, mamá. Dile a tu jefa que estoy muy agradecida por todo lo que ha hecho por nosotros". - "Se lo diré. Ahora tengo que irme. Después hablamos y perdiste la apuesta". - "JAJAJA, hay, mamá". *Fin de la llamada*




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.