Enamorada De Mi Mejor Amigo (nueva Edición)

Capitulo 24

Siguiente día...

Sentí cómo alguien me sacudía suavemente. Abrí los ojos con esfuerzo y vi a mi mamá con una expresión de molestia.

—Ya es tarde, hija. Debes ir a la escuela.

—Tengo sueño...

—Lo sé, pero es tu último semestre. Ha sido tu sueño desde que eras una pequeña.

Tenía razón. No me quedaba de otra más que levantarme. Me metí a bañar mientras mi mamá me preparaba un desayuno delicioso.

Este es mi último semestre. Pronto tendré que presentar algunos platillos que serán evaluados por un chef certificado. Me emociona demasiado. Durante siete semestres, mi proyecto final ha sido demostrar un platillo elegido por mis maestros, pero sé que este último definirá mi futuro.

Después de desayunar, le envié un mensaje a Claudia para preguntarle si quería irnos juntas. Respondó rápido que sí y, como yo vivo más cerca de la escuela, pasó por mí. No pasaron ni cinco minutos cuando ya estaba afuera de mi casa. Por suerte, su amiga no venía.

Intenté no tocar ningún tema sobre César. No tenía ganas de escuchar si ya eran novios o cualquier otra cosa. Prefería mantenerme distante de esa información.

—No sé si te comentó César, pero vamos a vernos el viernes a las cinco.

—¿No sabía eso?

—Sí, eso dijo César.

—¿Debería asustarme?

—No, tranquila.

Las clases comenzaron, pero no hicimos nada. La primera semana siempre es así, los maestros están ocupados con otros asuntos.

Al salir, me fui directo a casa.

César me envió un mensaje:

César: Hola, Mérida. ¿Cómo te fue?

Yo: Muy bien. ¿Y a ti?

César: Bien.

Dejé el celular y fui a preparar la cena.

—Hola, hija. Llegué.

—Hola, mamá.

—¿Qué quieres de cenar?

—Pizza.

—Bueno, pídela y yo preparo la sopa.

Preparé la sopa que le gusta a César.

—Ya está, mamá.

—La pizza ya llegó. La pedí de pepperoni.

—Ah, está bien.

Terminamos de cenar y cada quien se fue a su cuarto. Antes de dormir, recibí otro mensaje:

César: Buenas noches, princesa.

Yo: Buenas noches, mi ❤.

Me dio un poco de vergüenza. Cerré los ojos y me quedé dormida de inmediato.

Viernes

Estaba nerviosa. Hoy era viernes, y aunque tenía que ir a la escuela, decidí irme sola. Necesitaba pensar en lo que pasaría cuando ellos me dijeran que ya eran novios.

Al llegar, me encontré con Sandra.

—Hola, amiga.

—Hola. ¿Hoy nos veremos con César?

—Sí.

—Tengo que decirle a Camila que venga más tarde.

—¿Por qué no la invitas?

—César no quiere que vaya.

—¿Por qué?

—No lo sé.

Intenté tranquilizarla diciéndole que no era nada personal, que tal vez solo quería pasar tiempo con nosotros. Aunque, en el fondo, sentía que algo no estaba bien.

Las clases se sintieron eternas. Parte de mí lo agradecía, porque no quería verlo tan pronto. Hacía dos semanas que no nos veíamos.

Al terminar la jornada, escapé de Sandra. Necesitaba pensar. Si ellos ya eran novios, entonces César y yo nos veríamos menos. Tendría que acostumbrarme.

Me senté en el sofá y traté de descansar, pero mi teléfono sonó.

Jordy: Hola.

Yo: Hola, Jordy.

Jordy: ¿Ya saliste de clases?

Yo: Sí.

Jordy: ¿A qué hora nos vemos entonces?

Yo: A las cuatro en el centro comercial.

Jordy: De acuerdo, te veo allí.

Dejé mi teléfono y me quedé dormida. Dos horas después, casi me caigo del sillón al despertarme de golpe.

—César... Jordy...

Me fijé en la hora: apenas eran las tres. Me bañé y me arreglé. Me puse una blusa ombliguera blanca, un overol negro y unos Converse del mismo color. También me maquillé un poco más de lo normal. No sabía por qué me esmeraba tanto, pero algo dentro de mí me decía que lo hiciera.

A las 3:50 salí de casa y le mandé un mensaje a Jordy. Ya me estaba esperando. Caminé cinco minutos y llegué.

—Hola —le dije, asustándolo un poco.

—¡Ay, me asustaste!

—Lo siento, pero dame un abrazo. Te extrañé.

—Yo también te extrañé. Perdón por irme sin avisar.

—No te preocupes.

—Ahora dime, ¿qué pasó?

—Me enamoré de César...

A Jordy se le frunció el ceño, pero lo dejé seguir escuchando. Le conté todo, desde que convencí a Sandra para salir con él hasta el beso accidental que habíamos compartido.

—¿Y estás segura de que César no siente nada por ti?

—No lo sé...

—Podríamos probar algo: causarle celos.

Dudé un momento, pero la idea no sonaba tan mal...

Aquí tienes el texto corregido y mejor estructurado para que fluya mejor dentro de la historia:

Cerré los ojos un momento, tratando de aclarar mis pensamientos. La idea de Jordy no era tan mala, pero me daba miedo recibir una respuesta que no quería escuchar.

—Me late tu idea, pero no quisiera recibir la respuesta de que no siente nada por mí… —admití con cierta duda.

Jordy sonrió con confianza.

—Pues hay que probar.

Lo miré fijamente y, después de unos segundos, suspiré.

—Está bien.

—Dame un abrazo, te extrañé.

—Yo también.

Cuando me acerqué, él me envolvió en un abrazo cálido.

—Eso implica que te tengo que dar besos —bromeó.

—¿Debo preocuparme? —pregunté entre risas.

—No, tranquila.

—Está bien.

Seguimos platicando por un rato más, poniéndonos al día de todo lo que había pasado en su ausencia.

—Dame otro abrazo —dijo de repente.

Antes de que pudiera responder, ya me tenía entre sus brazos, y de pronto, sentí cómo llenaba mi rostro de besos.

—¡Jordy! —exclamé entre risas.

Pero un escalofrío me recorrió cuando escuché una voz familiar llamándome.

—¿Mérida?




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