Pamela No Se Enamora

Al terminar las clases Natalia y yo nos dirigimos hacia el estacionamiento, como siempre iríamos a mi casa a planear algo divertido para la semana.

-Pamela, hoy estás muy rara, se que desde ahora serás una nerd pero te conozco y no estás así de callada por eso, estás muy pensativa- Dijo Natalia sacándome de mis pensamientos, ella tenía razón, mi actitud era muy rara, por alguna extraña razón no podía dejar de pensar en el profesor Manuel y en todas las sensaciones que había provocado en mí, debía admitir que era un hombre bastante atractivo, y al parecer muy divertido y el hecho de que fuera mi profesor lo complicaba aún más -De nuevo te metiste en tus pensamientos, ya dime la verdad Pam, ¿estás así por un chico? creí que todos los alumnos de este colegio eran unos "niños tontos sin cerebro con papis que les arreglan la vida con dinero" como tú les llamas-

-No es ningún chico Natalia, solamente quiero concentrarme en la escuela, sabes que-

-Pamela no se enamora- dijo en tono sarcástico interrumpiéndome. -Como digas, sólo quiero que confíes en mí y me cuentes lo que te tiene tan distraída, por algo soy tu mejor amiga ¿no?- Me dijo.

-Te juro que no me pasa nada- le dije mientras entrábamos en mi coche para dirigirnos a mi casa -Te quiero Natalia- Dije en lo que encendía mi auto para ponernos en marcha, en el camino llamamos a Diego y nos pusimos de acuerdo para vernos en un café y organizar mi fiesta de cumpleaños. Llegamos a mi casa y después de explicarle a mis papás lo sucedido con mi coche, salimos en dirección al café, quedaba un poco lejos y en el camino Natalia y yo cantamos o más bien gritamos nuestras canciones favoritas, muchas de las personas que iban en sus coches nos miraban raro pero la verdad no nos importa, ya que hacer eso era algo que disfrutábamos mucho ella y yo. Al llegar al café que se encontraba ubicado en uno de los centros comerciales más pequeños de la ciudad, justo al abrir la puerta para salir, del auto de enfrente salió Manuel, el nuevo profesor de matemáticas, genial, la tercera vez en el día que nos veíamos.

-Hola Pamela y am, ¿cuál es tu nombre? ¿Nataly cierto?-.

-Natalia- Lo corrigió mi amiga rápidamente. -Y hola profesor-.

-Ho...hola profesor- Dije, nuevamente la extraña sensación apareció.
Natalia me miró de una forma extraña como diciendo: te descubrí.

-Oye Pam, ¿puedes adelantarte al café? debo ir al baño y luego llamar a mi mamá- Dijo mientras me miraba de una forma extrañamente rara. Y sin esperar una respuesta salió rápidamente hacia el sitio de los baños del centro comercial.

-Bueno profe, me voy, linda tarde- Dije con la intención de alejarme de él y dejar de sentir lo que sentía.

-Puedo acompañarte en lo que llega tu amiga, yo estoy esperando a un amigo, podemos ir por un helado ¿qué dices?- Dijo mirándome directamente a los ojos, como si supiera que su mirada tenía un efecto entorpecedor en mí y él disfrutara de eso, por un momento creí que podía leer mentes, pues justo tenía antojo de un helado -Por cierto, ya no soy ningún extraño, ya puedes darme tu teléfono ¿no? digo, para arreglar lo de tu coche- Dijo con una voz ¿sexy? Dios mío.

-Ya le dije que yo me hago cargo de eso, de verdad, pero acepto un helado como disculpa- Dije con tono seguro, no quería que ese hombre tuviera control sobre mis emociones. Lo guie hacia una heladería que me encantaba, compramos el helado y nos sentamos a disfrutarlo.

-Me enteré que eres una mala alumna y que tienes calificaciones bajas- Dijo.

-Eso era antes, ahora soy responsable y he decidido mejorar mi promedio, aunque siendo sincera necesitaré mucho esfuerzo sobre todo en las materias de física y matemáticas, por más que lo intento no logro comprenderlas- Dije esto con mucha sinceridad.

-Yo puedo ayudarte con eso, por algo soy maestro de matemáticas- Eso no lo había pensado. -Si quieres podemos quedarnos a clases extra cuando no comprendas algún tema-

-¿De verdad? creo que comienza a caerme bien profesor-

-¿Ah sí? ¿entonces te caía mal? pensándolo bien ya no quiero ayudarte- Dijo fingiendo enojo.

-Es broma profesor, claro que quiero que me ayude, bueno necesito su ayuda-

-Por favor háblame de tú, me siento anciano si me hablas de usted- Dijo riendo. Su risa era muy linda. Oh no, creo que me sonrojé gracias a mis pensamientos. Él se dio cuenta y me miró sonriente, su sonrisa es muy linda. Pamela, "tranquila muchacha", me dije a mí misma mientras intentaba calmar mis nervios.-Te ves muy linda sonrojada- Dios mío, ¿qué me estaba pasando?

-Pam al fin te encuentro- Gracias a Dios Natalia regresó a salvarme. -Muchas gracias por cuidar de mi amiga profesor pero debo llevármela, nos están esperando-

-Fue un placer, luego nos ponemos de acuerdo Pamela, nos vemos- Le respondí con una sonrisa.

-No estás así por un chico tienes razón Pam, estás así por un hombre- Dijo Natalia en tono de burla -Pero te entiendo, el profe Manuel es muy guapo y sexy- Creí que me daría algo -Y no te atrevas a negarlo Pam, sabes que eres muy transparente y yo soy tu mejor amiga, te conozco mejor que nadie en este mundo-

-Okay okay, lo admito, si está guapo y eso, pero no me gusta, sólo que me mira de una forma que me derrite, literal, me pongo muy nerviosa, no puedo ni hablar-

-¡Pamela! ¡es obvio que se gustan los dos!- Dijo en tono de emoción. -Te apuesto lo que quieras a que terminarán juntos-

-Natalia, vas a perder, no me interesa salir con nadie, los hombres son todos unos idiotas que solamente te utilizan como objeto y cuando se cansan de ti van por algo "mejor"- Dije mientras me sentaba en la mesa donde ya se encontraba Diego.

-Hey, hola Pamela, ¿te olvidas que soy hombre? no generalices ¿quieres?, no tengo la culpa de que los demás no se den cuenta de lo increíble que eres y que solamente se fijen en tu físico, pero no los culpo, eres muy hermosa y sexy- Diego siempre yendo a la defensiva.