Al día siguiente tampoco fui al colegio ya que había llamado a mis padres y me pidieron que fuera al médico, dos días sin ir al colegio, sin duda me afectarían bastante.
Después de mi cita con el médico fui a la farmacia a comprar los medicamentos que me recetó.
Llamé a Natalia, pues el día anterior no pudimos hablar. Quedó de pasar a mi casa al terminar las clases y así lo hizo, le conté todo lo ocurrido con el profesor Manuel y Nicolás.
-Pamela, ¿te das cuenta que los dos se pueden meter en problemas si los descubren? ya sabes como son las reglas del colegio- Natalia tenía razón.
-Ya lo sé Nat, pero de verdad, con él siento cosas que nunca antes había sentido, se acerca a mí y mi corazón late demasiado rápido, no sé qué me pasa- Dije con sinceridad.
-¿Pamela no te das cuenta?- Dijo Natalia sonriendo. Negué con la cabeza -Estás enamorada del profe Manuel-
-No lo sé Natalia, necesito conocerlo mejor para poder decir que estoy enamorada, pero la verdad tengo miedo de que pueda lastimarme- Es por eso que nunca me he enamorado, no quiero sufrir. Pero con Manuel las cosas estaban siendo distintas.
-Sólo hazle caso a tu corazón, si ves que él no es lo que quieres aléjate de él y así no sufrirás Pam - Dijo Natalia tomando mi mano -Bueno ya dejemos ese tema, vamos a estudiar-
Natalia me ayudó con los temas que vieron esos días en clase para que no me retrasara tanto. Luego de comer, Natalia se fue a su casa.
Tenía muchas ganas de nadar un poco en la alberca así que fui a mi habitación a cambiarme, cuando bajaba tocaron la puerta, imaginánadome quién era abrí la puerta.
-Hola novia- Saludó mi querido profesor Manuel -¿Podemos hablar ya?-
-Hola profesor, pasa, claro que podemos hablar, sólo que iba a nadar un rato- Expliqué mientras entrábamos -Y no somos novios ¿lo olvidas?-
-Aún no somos novios pero lo seremos pequeña- Dijo con seguridad -No te preocupes tú nadas y yo disfruto verte nadar- Dijo mirándome a los ojos y sonriendo, de nuevo me sonrojé.
Caminamos hacia el jardín, le pedí a Beatriz que nos llevara algo de beber.
-Me da pena nadar y que me estés observando- Le dije a mi profesor.
Nos sentamos al lado de la alberca, el sol no era tan fuerte, así que se podía disfrutar del día.
-Pamela, quiero que hablemos, por favor- Me miró y asentí -Quiero que me des una oportunidad para estar junto a ti-
-Profesor yo... tengo miedo, no quiero resultar lastimada- Dije un poco nerviosa.
-Te prometo que no sufrirás a mi lado, voy a respetarte y cuidarte el tiempo que tú me permitas- Dijo acercándose a mí, demasiado cerca, creo que podía escuchar los latidos de mi corazón -¿Qué dices pequeña?-
No sabía que decir, mi corazón brincaba de felicidad literalmente y mi mente sabía que empezar una relación con mi profesor me traería muchos problemas, pero ya saben quién gana en estos casos.
-Está bien profesor, sólo hay que mantenerlo en secreto por un tiempo, no quiero que me expulsen del colegio por andar con mi profesor, pero tampoco quiero que tú tengas problemas por tener una relación con una de tus alumnas- Dije.
-Gracias pequeña, está bien, será nuestro secreto- Dijo con una enorme sonrisa -¿No piensas nadar?-
Me quité la playera que traía sobre mi traje de baño y entré al agua, estaba a una temperatura perfecta. Nadé un momento ignorando las miradas que me daba mi profesor.
-Acércate un poco- Le dije nerviosa, él se acercó y se agachó en la orilla de la piscina. Entonces me fui acercando poco a poco en dirección a sus labios, él también se acercaba lentamente, sentía su respiración, vi como cerraba los ojos, pero yo no lo hice, quería ver su expresión, tomé sus manos con mis manos y de pronto lo estiré haciendo que cayera al agua.
En ese instante me dio un ataque de risa, su cara en ese momento era lo más gracioso que había visto en toda mi vida.
-¿Por qué hiciste eso?- Creo que se molestó. Relamente estaba apenada, nunca pensé que una pequeña broma fuera a molestarlo tanto -Deberías ver tu cara- Dijo estallando en risa. Estaba bromeando.
-Deberías ver la tuya, estás empapado- Dije riendo yo también.
Y así estuvimos un buen rato, riendo y jugando en el agua.
Mi profesor Manuel me tomó por la cintura, y me acercó hacia él, todo pasó tan rápido, de pronto nos estábamos besando, yo nunca había besado a un chico a mis 19 años, al principio me quedé en shock, no lo podía creer, ese hombre me hacía sentir completa y viva, poco a poco fui siguiendo el beso. Todo era perfecto, aunque nunca me había enamorado y creía que nunca pasaría, había soñado con ese beso desde mi adolescencia.
-Pamela- Me separé inmediatamente, Nicolás acababa de interrumpirnos, de nuevo, me dio mucha pena -Sólo vine a avisarte que ya llegué, estaré en mi cuarto- Dijo Nicolás y se fue.
Ni Manuel ni yo sabíamos qué decir, sólo nos mirábamos y sonreíamos como tontos. Estuvimos nadando un rato hasta que comencé a tener un poco de frío, salimos de la piscina y nos secamos.
-Me encantas pequeña- Dijo Manuel tomándome de la cintura cuando estaba poniéndome la playera -Moría por darte ese beso-
-Fue mi primer beso- Dije tímidamente.
-¿De verdad?- Dijo sorprendido, asentí.
-Ya es tarde, debes irte- La verdad no quería que se fuera pero quería estar sola para pensar en lo que acababa de pasar -Te veo mañana en el colegio- Le dije sonriendo.
-Te veo en el colegio pequeña, recuerda hacer tu tarea porque mañana hay examen sorpresa sobre el tema- Dijo mientras caminábamos a la puerta de salida -Sólo no le digas a nadie, porque se supone que es sorpresa-
-¿Si es sorpresa por qué me lo dices?- No quería tener privilegios con nadie.
-Te lo dije para ayudarte ya que has faltado dos días y llevas algo de retraso, pero es la única vez que lo haré, pequeña- Dijo esto y me dio un pequeño beso en los labios -Te veo mañana Pamela-
-Hasta mañana Manuel- Le dediqué una sonrisa y cerré la puerta, fui a mi habitación, me di un baño y comencé a estudiar.