Los siguientes días pasaron con normalidad, por las mañanas desayunaba con Nicolás y Diego y me iba al colegio, acabando las clases me reunía con Natalia y Diego en algún centro comercial, estábamos arreglando los detalles para mi fiesta, a Manuel lo veía casi todos los días por la tarde, las cosas con él cada vez iban mejor, pero seguía siendo un secreto que sólo conocían nuestros amigos más cercanos por lo cual no salíamos a lugares donde pudiera vernos alguien del colegio, la mayoría de las veces nos quedábamos en mi casa a cenar y ver alguna película o me ayudaba a estudiar los temas que no comprendía.
-Faltan pocos días para la fiesta- Dijo Diego emocionado.
-Ya lo sé, quiero que desde mañana nos vayamos a la casa para tener todo listo para la fiesta- les comenté a mis amigos -¿Qué dicen?-
-Es una gran idea, así podremos estar contigo todo tu cumpleaños, desde que comience hasta que termine- Dijo Natalia con una sonrisa -Es una pena que no puedas llevar a Manuel, de verdad él ha cambiado tu vida, para bien, desde que sales con él te has vuelvo más madura, y te veo realmente feliz- Natalia tenía razón, estar con él me hacía muy feliz, y desearía que él pudiera estar conmigo en mi fiesta.
-No te preocupes Pam, ya estarán juntos otro día- Me animó Diego -Pero los que si estarán juntos serán otros- Dijo en tono de burla mirando a Natalia. Desde hace algunos meses a Natalia le gusta mi hermano Nicolás y está muy feliz y nerviosa porque él estará en la fiesta. -Tienes que hablar con él-
-¡No! no puedo decirle nada, porque no sé si yo también le gusto a él y si no le gusto arruinaría todo- La verdad es que a mi hermano también le gusta ella pero prometí no decirle nada hasta que él encontrara la forma de decírselo.
-Sólo trata de hablar más con él y ya verás que se dará cuenta lo linda y divertida que eres, te aseguro que ustedes dos terminarán juntos- Dije para animarla a que hablara con mi hermano.
Y así estuvimos hablando hasta que se hicieron las seis de la tarde. Me despedí de ellos ya que Manuel había quedado de ir a mi casa a las siete.
Llegué a mi casa, me duché, me puse un vestido de flores y dejé mi cabello suelto, cuando estaba terminando de arreglarme llamaron a la puerta, era él.
Bajé y abrí la puerta.
-Hola pequeña, te ves hermosa- Dijo Manuel dándome un pequeño beso en los labios, Dios mío ese hombre olía genial y se veía bastante atractivo con esa camisa gris y esos jeans ajustados -Hoy haremos algo diferente, así que avísale a Nicolás que vas a salir- Me dijo.
-Hola Manuel, ¿a dónde iremos?- Pregunté con curiosidad.
-Es una sorpresa Pamela- Dijo sonriendo.
Le avisé a Nicolás que saldría y nos subimos a su coche.
-¿Ya me vas a decir a donde vamos?- Pregunté un poco impaciente.
-Tranquila pequeña, no te voy a secuestrar, en diez minutos estaremos ahí- Dijo tomando mi mano ya que estábamos en un semáforo en rojo.
El resto del camino cantamos algunas canciones que nos gustaban a los dos, llegamos a una parte de la ciudad donde todas las casas eran muy lindas, estacionamos en una que a mi gusto era perfecta, parecía elegante y moderna.
-¿Dónde estamos?- Pregunté ya que aún no me decía nada.
-Estamos en mi casa- Tomó mi mano y caminamos hasta la puerta, por dentro era muy bonita.
-Linda casa- Le dije sincera.
-Cierra los ojos pequeña, no hagas preguntas- Cerré los ojos y Manuel me tomó por la cintura para guiarme, caminamos algunos metros -Puedes abrirlos pequeña-
Abrí los ojos y casi grito de la emoción, estábamos en el jardín y en el centro había una mesita.
-¿Te gusta? yo cociné para ti- Dijo un poco ¿nervioso?.
-Manuel esto es perfecto, me encanta- Dije abrazándolo -Pero ¿a qué se debe esto?-
-Decidí que hoy comienza el festejo de tu cumpleaños ya que ese día no podremos estar juntos- Dijo sin soltarme aún -Quiero que conozcas más sobre mí, por eso te traje a mi casa-.
Cenamos en silencio solamente dedicándonos miradas y sonrisas.
-Yo no sé qué decir Manuel, todo esto es perfecto, gracias- Dije un poco sonrojada.
-Sólo quiero que seas feliz y que disfrutes este momento- Tomó mi mano por encima de la mesa -Eres muy especial para mí, ¿bailamos?- Manuel se levantó de su silla y vino hacia mí invitándome a levantarme también.
-Gracias Manuel, es lo más lindo que han hecho por mí, tú también eres muy especial- Dije nerviosa -Me gustaría bailar, pero no hay música-
-No necesitamos música pequeña, sólo déjate llevar- Me tomó de la cintura y comenzamos a bailar -¿Lo ves?- Asentí -Te quiero pequeña-
Era la primera vez que Manuel me decía esas palabras. Me puse un poco nerviosa y creo que también me sonrojé.
-Yo también te quiero profesor- Dije mirándolo a los ojos.
Seguimos bailando durante algunos minutos.
-Vamos adentro, empieza a hacer frío aquí afuera y no quiero que vuelvas a enfermarte pequeña- Tomó mi mano y entramos en la casa, nos sentamos en un sillón de la sala.
-Es muy linda tu casa- Dije observando la sala -¿Desde cuando vives sólo?- Pregunté.
-Desde que entré a la universidad, era un chico rebelde ya sabes, me mudé a un departamento y cuando me gradué como ingeniero y comencé a trabajar pude comprarme esta casa, bueno en realidad era de mis padres así que no pegué mucho por ella- Miraba a Manuel y no podía evitar sonreír, me acerqué un poco más a él -Dar clases es lo mejor que me ha pasado en la vida ya que gracias a eso pude conocerte- Manuel si que sabía cómo sonrojarme.
-Cuéntame de tu familia- La verdad es que quería conocer todo sobre él.
-Bueno, mi padre es dueño y socio de algunas constructoras internacionales, mi madre era maestra en un colegio pero actualmente ya no está trabajando, tengo una hermana de 24 años y un hermano de 22, soy el mayor- Manuel me dio un pequeño beso en los labios y continuó hablando -¿Qué más quieres saber pequeña?-