Terminé de arreglarme y bajé al jardín donde ya se encontraban algunos de mis invitados, los saludé y busqué con la mirada a Natalia.
-¿Me buscas a mí hermosa?- Me tensé al escuchar esa voz detrás de mí. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo -Feliz cumpleaños-
-¿Qué haces aquí?- Dije girándome hacia él, mi voz salió algo temblorosa, jamás imaginé encontrármelo aquí en mi fiesta -No estás invitado-
-Digamos que me enteré que harías una fiesta y vine- Traté de calmarme, aunque la presencia de ese tipo pudiera afectar mi estado emocional no permitiría que arruinara mi fiesta.
-Retírate por favor, no quiero verte- Dije con tono calmado. Me quedé mirándolo por un momento, era el típico playboy, brazos tatuados, peinando perfecto, cuerpo musculoso, look de chico malo.
-No me iré hasta conseguir lo que busco, y ya sabes qué es lo que quiero- Me guiñó un ojo y rodé los ojos -Vamos hermosa, sé que aún te gusto y ya te perdoné la golpiza que me diste la última vez-
Me asqueé al recordar esa "última vez". Eduardo y yo habíamos salido un par de veces, comenzaba a gustarme pero me enteré que simplemente me quería para una noche, traté de alejarme de él. Obviamente él no estaba de acuerdo, tenía algún tipo de obsesión conmigo o mejor dicho, con mi cuerpo. Una noche salí a tomar algo con mis amigos, Eduardo se encontraba en el mismo lugar que nosotros, bastante ebrio por supuesto, se acercó a mí y trató de tocarme, yo me defendí con una patada entre sus piernas.
-Será mejor que te vayas Eduardo- Escuché que gritó Nicolás acercándose a nosotros.
-Tranquilo Nicolás, sólo vine a desearle feliz cumpleaños a tu sexy hermanita, ya me voy- Se acercó hasta mi oído -Te veré luego pequeña zorra-
-Lárgate- Grité enojada.
Eduardo salió de la casa y me aseguré que no lo dejaran pasar nuevamente.
-¿Te hizo daño Pamela?- Me preguntó preocupado Nicolás -Ese idiota no volverá a acercarse a ti-
-Tranquilo Nico, sólo quería molestar- Dije más relajada.
-¿Has visto a Natalia? necesito hablar con ella- Preguntó cambiado de tema.
-Tal vez siga arreglándose, ve por ella- Él salió en dirección al cuarto donde estaba Natalia.
Seguí saludando a mis invitados y comencé a beber un poco.
-Hey sexy- Gritó Diego ya que la música comenzaba a sonar demasiado fuerte -Estás guapísima-
-Tú estás más sexy, te ves genial con ese look playero- Me acerqué a él.
-Vamos a bailar esa es mi canción- Dijo arrastrándome hacia la "pista de baile" donde ya se encontraban algunas personas -No dejes que nadie arruine tu cumpleaños Pamela-
-Tranquilo Diego, estoy bien- Dije casi gritando para que pudiera escucharme.
Noté que Diego me miraba de una forma extraña, yo sólo sonreí. De pronto se acercó hasta mí en un movimiento rápido y me besó en los labios, todo fue demasiado rápido que no pude evitarlo.
-Creo que ya estás muy ebrio Diego, deberías descansar un momento- Dije sin saber realmente qué decirle, mi mejor amigo me acababa de besar sabiendo que yo estaba con Manuel.
-Perdóname Pamela, pero no me arrepiento de haberte besado, realmente lo necesitaba- Había sinceridad en sus palabras y algo más, pero no pude descubrir qué era.
-No pasa nada, voy por algo de beber, hablaremos de esto mañana- Le dije y me alejé algo confundida, volteé hacia donde estaba él y vi que se acercaba a un grupo de amigos de la universidad.
-¿Qué acaba de pasar allá?- Preguntó Natalia con cara de confusión -Primero lo vemos tomado de la mano con un chico y después te besa-
Yo estaba igual de confundida que ella, Diego debería tener una muy buena explicación para todo.
-No sé qué fue lo que pasó Nat, hablaré mañana con él, a mí también me impactó lo que hizo-
-Bueno, ¿qué te parece si nadamos un rato?- Asentí y nos dirigimos a la piscina que aún estaba un poco vacía. Me quité la falda y la blusa y quedé en traje de baño, escuché algunos comentarios de los chicos que se encontraban a mi alrededor. Los ignoré y entré al agua con mi amiga.
-¿Podemos hablar Nat?- Escuché decir a mi hermano, quien la miraba con detenimiento, casi se la comía con la mirada, rodé los ojos -Te ves hermosa- Le dijo sin dejar de mirarla y pude notar el rojo en las mejillas de Natalia.
Ella salió de la alberca y mi hermano le pasó una toalla y se alejó con ella tomándola de la cintura.
-Que raro, Pamela aún no está ebria y es su fiesta- Dijo un chico que se encontraba también en el agua -Soy Santiago- Se presentó acercándose.
-Hola- Saludé sin mucho entusiasmo.
-¿Quieres algo de beber? Te ves aburrida- Dijo acercándose aún más.
-Diversión no significa estar ebria, ¿no crees?- Respondí a su comentario, la verdad es que anteriormente nunca habría dicho eso, me encantaba tomar en todas las fiestas, pero eso había cambiado.
-Ya no eres la misma que conocí en aquella fiesta, te caías de borracha, decías incoherencias y bailabas muy sensual- Dijo riendo -Incluso coqueteaste conmigo, pero nunca quisiste besarme-
-No te recuerdo- Dije fingiendo indiferencia, la verdad es que no lo recordaba.
-¿Qué tal si entramos a tu casa? Podemos hacer algo divertido, ya sabes- Dijo guiñéndome un ojo. ¿Qué le pasa a todo el mundo hoy? ¿Por qué todos quieren algo conmigo? Pensé.
-Ahora estoy con alguien, no me interesas- Decidí salir para buscar a Natalia.
-Espera Pamela- Me tomó de la mano, intentó besarme pero logré safarme de su agarre.
-Te recomiendo que te vayas de mi fiesta, si vuelvo a verte llamaré a la policía- Dije al salir de la piscina.
Entré a la casa y lo primero que vi fue a mi hermano junto con mi mejor amiga en el sofá, besándose, comencé a aplaudir y ellos se separaron al instante.
-Qué hermosa conversación-Dije en tono sarcástico y Nat se sonrojó.
-Pamela, te ves preciosa- Dijo un tipo completamente desconocido al momento que entraba en mi sala.
-¿Necesitas algo?- pregunté un poco irritada ya.