¿Qué me pasó?

Eran cerca de las 4 de la mañana y aún no había podido conciliar el sueño, pues la intriga seguía apoderada de mi mente. Miles de preguntas surgían en torno a la noticia que me habían dado mis padres la noche anterior ¿quiénes eran mis padres biológicos? ¿Cuál era su relación con esta organización? ¿Por qué eran tan importantes? ¿Qué tenía yo que ver con las cosas que habían realizado antes de morir? Porque algo debieron haber hecho para que después de 20 años yo me encontrara en tal situación. Cuando el cansancio venció a mi inquieta mente, logré dormir, sin embargo, la imagen de una pareja apareció repetidas veces en mis sueños.

El sonido de un agudo zumbido me hizo despertar. Me sentía atontada. Abrí lentamente los ojos, todo se sentía extraño, yo me sentía extraña. Me levanté y encendí la luz de la habitación, el zumbido seguía escuchándose, pero no lograba distinguir exactamente de dónde provenía. Eran las 6:00 no podía creer que tan sólo había dormido dos horas, pues me sentía como cuando te dispones a tomar una siesta de un par de horas y terminas durmiendo más de doce horas.

Me duché y vestí rápidamente, debía buscar a Derek, necesitaba urgentemente hablar con él. El primer lugar al que pensé ir a buscarlo fue la cafetería, la vida en la base comenzaba muy temprano, así que supuse que él ya se encontraría desayunando. A demás de que no sabía cuál era su habitación.

Al llegar a la cafetería había ya unas cuantas personas, busqué desde la entrada a Derek, sin embargo no lo encontré ahí; decidí tomar un poco de café en lo que él se dignaba aparecer, estaba realmente inquieta y el molesto sonido seguía ahí, pero al parecer a nadie más le parecía molesto, todos conversaban y reían como si no lo escucharan.

Luego de servirme una taza de café y tomar dos galletas de avena y un plátano me senté en una mesa con perfecta vista a la entrada, así podría ver cuando llegara a quien estaba esperando.

Bebí el café lentamente y mastiqué mis alimentos perfectamente tratando de hacer tiempo, pero parecía que el tiempo no pasaba, comenzaba a sentirme irritada, el zumbido se convirtió ahora en un dolor punzante en la parte frontal de mi cabeza.

Estaba a punto de salir corriendo del lugar cuando vi a Derek acercarse, acompañado de nada más y nada menos que Ruslan.

Mi corazón se aceleró y me contuve las ganas de correr hacia él y abrazarlo. Pero si me levanté para encontrarme con ellos. No lo podía creer, Ruslan estaba vivo, estaba realmente feliz, por fin podría agradecerle todo lo que hizo por mí, podría agradecerle el haber puesto en riesgo su vida para salvarme. Lo observé, lucía cansado y se notaba que había adelgazado, quién sabe qué cosas habría vivido durante el tiempo que estuvo desaparecido.
No pude llegar hasta ellos, al levantarme el dolor se intensificó al grado de hacerme caer al suelo, perdiendo la consciencia.

...

-Es lo mejor para ella, querida- Él la abrazó y le dio un beso en la frente -Esto es muy difícil para mí también, pero debemos hacerlo para que ella pueda crecer en paz y tener una vida feliz, algo que junto a nosotros no tendría-

La mujer tenía la cara roja de tanto llorar, él se hacía el fuerte para que ella lo fuera también pero sus ojos reflejaban pura tristeza y parecía que la vida se había esfumado de su cuerpo. Ambos caminaron hacia una cuna donde se encontraba una pequeña de tan sólo unos dos meses de vida. La mujer la tomó en sus brazos y le susurró al oído cuánto la amaba, el hombre limpió unas cuantas lágrimas que salieron de sus ojos.

-Es hora querida- Dijo con un tono apagado, tomó a la niña en sus brazos y besó su mejilla -Te amo mi niña, estoy seguro que esto es lo mejor para ti, quiero que seas una persona valiente y fuerte, pero sobre todo quiero que seas feliz, pequeña, sé que con tu nueva familia no te faltará nada, son buenas personas, ellos sabrán amarte como nosotros te amamos-

La pareja abrazó a la pequeña y luego de unos minutos la dejaron en la cuna y salieron de la habitación tomados de la mano.

...

De nuevo desperté por un fuerte zumbido. Sin embargo no podía abrir los ojos, sentí miedo, intenté moverme y tampoco podía, la desesperación se apoderó de mí cuando tampoco pude gritar, era una sensación bastante aterradora.
Traté de tranquilizarme diciéndome a mí misma que era una pesadilla. Pasaron unos minutos y mis músculos comenzaron a relajarse. Al fin mis ojos se abrieron, la luz de aquel cuarto en el que me encontraba me cegó por unos instantes, pero poco a poco me fui acostumbrando. No estaba en mi habitación, esta era aún mas pequeña y todo se veía tan blanco. El sonido ya no me parecía tan intenso, o quizá me había acostumbrado a él. El dolor de cabeza me llevó a recordar lo que había pasado antes, sin embargo no podía recordar nada desde la escena de la cafetería.

Hice un esfuerzo por levantarme pero me sentía bastante mareada así que decidí esperar un poco. Observé cada detalle de la habitación, había sólo una mesita al lado de la cama y unas cuántas pantallas en la pared, al parecer me encontraba en una habitación de hospital, lo confirmé al ver la venoclisis en mi mano derecha; una bolsa con el líquido amarillo que estaba entrando a mis venas colgaba de un gancho en el techo.

-¿Hola?- Dije con la voz algo grave, pero nadie respondió -¿Hay alguien ahí?-

El silencio reinaba en aquel lugar, al parecer nadie se encontraba fuera.
Así pasaron unos minutos, que en mi perspectiva se sintieron como horas. Aquella situación me estaba estresando demasiado.

Estaba por quedarme dormida cuando el sonido de la puerta abriéndose me interrumpió. Por ella entró un hombre joven de unos 30 años, vestía el uniforme de la base pero llevaba sobre el mismo una bata impecablemente blanca y lisa.

-Veo que has despertado, soy Dominic, tu médico- Dijo al verme -¿Cómo te sientes?-

-Estoy bien, sólo me siento un poco mareada- Dije mirándolo, él se acercó -El dolor de cabeza es soportable, además de eso, no siento nada-