Enfermedad

-Buen día, Pamela, nos han entregado los resultados de tus estudios- Su tono de voz era serio, quizá estaba gravemente enferma, nunca me habría imaginado en una situación así, lejos de las personas más importantes para mí y enferma. Mi destino sería morir sin volver a ver a mi novio y a mis amigos. Aunque quizá por mi enfermedad me darían la oportunidad de ver a mi familia y a Manuel, algo bueno me traería aquello, sonreí -¿Me estás escuchando?-

-¿Qué decía?- Me había sacado de mis pensamientos.

-No tienes nada grave- Y yo ya pensando hasta en mi muerte, gracioso -Tienes anemia y algunas deficiencias de otros minerales y vitaminas-

-¿En serio? Es un gran alivio, yo ya estaba pensando en mi muerte- Reí y el médico también lo hizo -Entonces podré irme pronto ¿verdad?-

-Hoy mismo podrás hacerlo, sólo que tendrás que venir todos los días restantes de la semana por un multivitamínico intravenoso como ése que tienes ahora- Así que era un multivitamínico, y yo creyendo que era un fuerte opiáceo para aliviar el intenso dolor que ocasionaba mi grave enfermedad. Sin duda alguna, mis pensamientos no eran normales.

-Haré lo que sea con tal de irme de aquí, no me gusta para nada estar todo el día acostada sin hacer otra cosa- Me alegraba bastante saber que podría salir, pero lo que más me ilusionaba era el hecho de que al encontrarme bien de salud, Ruslan o Derek podrían decirme la verdad sobre mis padres.

-También llevarás una dieta especial un par de semanas, luego de eso repetiremos los estudios para ver tu progreso, estoy seguro que si haces lo que te digo, no sólo te sentirás sino que te verás mucho mejor- Eso sonaba muy bien, quería estar bien y por supuesto verme bien.

-Gracias, prometo que lo haré- Sonreí.

-Muy bien, entonces en cuanto se termine la solución avísame y vendré a prepararte para que te vayas- Dijo caminando hacia la puerta.

-Gracias, lo haré- Asintió y salió de la habitación, ahora sólo quedaba esperar a que la solución se acabara, así que decidí dormirme en lo que eso pasaba. A pesar de que me sentía mucho mejor, el sueño seguía invadiendo mi cuerpo la mayor parte del día.

Desperté. Me sentía como no me había sentido en un largo tiempo, con fuerza y la suficiente energía como para correr un maratón, bueno quizá estaba exagerando, pero vaya que me sentía mucho mejor, miré en dirección a la solución, había terminado. Oprimí el botón rojo en la cabecera de mi cama y luego de unos segundos apareció el médico con un enfermero, el segundo me saludó alegremente y se dirigió a mi venoclisis.

-Vamos a heparinizar tu catéter para no tener que puncionarte cada día- Me explicó mientras lo hacía -Listo, sólo ten cuidado de no presionarte o mover el catéter, podría ser muy doloroso, también debes mantenerlo cerrado para evitar infecciones, te daré un antiséptico que usarás para evitar la acumulación de microorganismos-

Luego de que me dieran las indicaciones de cada uno de los medicamentos que debía tomar, me dieron indicaciones de cómo llegar hasta mi habitación, esperaba no perderme, pues esa parte de la base yo no la conocía.

-¡Hey!- Alguien llamó mi atención, me giré hacia el pasillo de donde provenía la voz, era Tobías -Pamela, ¿estás bien? Vi lo que te ocurrió en la cafetería, realmente nos preocupamos por ti, mis amigos y yo-

-Estoy bien, gracias- Dije cortante y seguí mi camino, no quería ser grosera, pero las personas como él no eran de mi agrado, prefería mantenerlas lejos de mí.

-Perdón por lo del otro día, sé que me comporté como un idiota, suelo serlo de hecho, pero estoy trabajando en eso- Dijo caminando a mi lado, la verdad no me sentía ofendida y mucho menos le guardaba rencor o cualquier tipo de sentimiento negativo, pero tampoco me interesaba conversar con él.

-No te preocupes, no me ha afectado para nada, simplemente me sirvió para saber que no quiero ser tu amiga. No me agrada para nada tu actitud, no me lo tomes a mal pero, a las personas como tú suelo mantenerlas lejos- Mi voz fue muy serena, hasta yo me había sorprendido.

-Entiendo, sé que no puedo regresar el tiempo para cambiar tu primera impresión sobre mí, pero me esforzaré por cambiarla, sé que has sufrido bastante y quiero ayudarte a que tu estancia en este lugar sea lo más agradable posible. Así que si me permites, puedo acompañarte a tu habitación- Me miró sin dejar de caminar, esperando una respuesta de mi parte.

-Gracias. Pero no hace falta, sé cómo llegar- Dije con mucha seguridad.

-Pues por lo que veo, vas en dirección contraria- ¿Qué? Estaba siguiendo las indicaciones del médico, o eso creía -Vamos. Te acompaño-

No podía negarme, pero a donde quería ir era con Ruslan o Derek, necesitaba respuestas, urgentemente.

-Bien, pero a donde verdaderamente necesito ir es a donde Ruslan- Le dije aún sin dejar de caminar.

-Te lo debo, sígueme, son las cuatro de la tarde, debe estar en su habitación- Caminamos en silencio, traté de memorizar todos esos pasillos y salas que atravesamos por si algún día volvía a pasar por ahí. Llegamos a una sección de dormitorios, estos eran distintos al mío, parecían más bien mini departamentos, eran por lo menos cuatro veces más grandes que el mío.
-Es aquí- Señaló la habitación de Ruslan, número cuatro, debía recordarlo -Te dejo, por favor cuídate mucho Pamela-

-Gracias, Tobías- Me dedicó una sonrisa y se alejó del sitio, toqué la puerta.

-Pamela, ¿cómo llegaste hasta acá?- Preguntó un despeinado Ruslan -Pasa-

-Me ha traído Tobías, vengo a hablar contigo- Me miró analizándome.

-¿Has escapado?- Miró mi mano, al ver la venoclisis cerrada su rostró se relajó -Veo que no-

-Obviamente no escaparía, ¿me crees capaz de algo como eso?- Pregunté con un fingido tono ofendido -No respondas-

-Por supuesto, preciosa- Ignoró mi orden -Acaso no recuerdas tu lesión al tratar de huir de mí? No tienes sentido de supervivencia, bueno, lo tienes al intentar escapar, pero no sabes esperar al momento adecuado para hacerlo, no tomas buenas decisiones con la cabeza llena de emociones- Eso era bastante cierto.