El sonido del despertador interrumpió mi sueño, mi cuerpo se sentía cansado, quizá por el ejercicio del día anterior por lo que ni siquiera me molesté en apagar la alarma, simplemente dejé que siguiera sonando. Después de un minuto dejó de escucharse el agudo sonido.
Cerré mis ojos e intenté volver a conciliar el sueño. Nada. Me giré con pesadez, no podía levantarme pero tampoco podía volver a dormir.
Estuve así por unos minutos, hasta que escuché que alguien tocaba a mi puerta. No pensaba abrir.
-Pamela ¿estás ahí?- Escuché la voz de Derek, vi la hora en el reloj, 8:30, había pasado más tiempo del que creía, me levanté y abrí la puerta -Hey, no te vi en el comedor ¿estábas durmiendo?-
-No, simplemente estaba acostada, ni siquiera podía levantarme, creo que el ejercicio de ayer acabó con toda la energía de mi cuerpo- Caminé hasta mi cama y me senté, Derek hizo lo mismo.
-Debes ir a desayunar antes de que se termine la comida- Se veía un poco apagado, no era el Derek alegre de todos los días.
-¿Sucede algo?- Él arqueó la ceja, fingiendo no saber de qué hablaba, era bastante inteligente como para trabajar en una organización ultra secreta pero no sabía mentir.
-¿Por qué me sucedería algo?- Dijo en tono fingidamente despreocupado, definitivamente algo estaba ocultando. Rodeó mi espalda con su brazo y me acercó a él -Anda, vístete para que desayunes, te veré afuera-
Derek se levantó de la cama y se dirigió hacia la puerta. Antes de salir, se giró para mirarme, le dediqué una sonrisa, él hizo lo mismo.
-Eres hermosa ¿lo sabías?- Reí suavemente, negué con la cabeza, él se acercó a mí y me rodeó completamente con sus fuertes brazos. No puedo describir exactamente lo que sentí al estar en esa situación, su abrazó me llenó de energía pero, al mismo tiempo, de una tristeza inexplicable -Por favor no dejes de ser esa chica valiente y alegre que eres, sé que pronto todo esto acabará y estarás de nuevo con tu familia-
-Lo sé, Derek, pronto estaré junto a ellos- Respondí sin separarme de su cuerpo.
-Pam, quiero que obedezcas siempre a Rus, él sabe lo que hace. Debes confiar en él más que en nadie en este lugar, incluso más que en tí misma- Esas palabras sonaban a ¿despedida? ¡oh no! Aún no podía irse ¿qué haría sin él en este sitio tan soporífero? Lo apreté fuertemente hacia mí -¡Hey! Me asfixiarás, anda, vístete para que desayunes-
Terminamos el abrazo y Derek salió de mi habitación. Yo me arreglé lo más rápido que pude y salí a su encuentro. Caminamos en silencio hasta el comedor, donde había ya sólo unas cuantas personas pues ya era bastante tarde.
-¿Qué debería desayunar, señor nutriólogo?- Dije burlona.
-¿Estás burlándote de mí?- Negué con cabeza -Aunque no lo creas, si llevaras una dieta saludable podrías tener un excelente estado de salud y un cuerpo aún más sexy que el que tienes ahora-
-Sólo bromeo, hoy estás actuando muy extraño- Lo observé detenidamente, su rostro lucía cansado, pareciera que había envejecido unos cinco años, su alegre expresión había sido reemplazada por algo que no pude identificar -Pero en serio quiero tu consejo-
-Comienza por comer menos carbohidratos como es el pan, galletas y esas cosas dulces que te encantan- Parecía bastante sencillo.
-Muy bien, no te decepcionaré- Tomé mi desayuno y caminamos a una de las mesas.
-Debo arreglar unos asuntos, te veré más tarde- Derek puso su mano en mi cabeza y me despeinó ligeramente -Cuídate mucho Pam, quiero que vuelvas a casa en el mejor estado posible-
-Descuida, con tu ayuda y la de Ruslan seré la persona más saludable de este sitio- Sonreí sinceramente, él recorrió mi cuerpo con su mirada y cerró los ojos, suspiró y se dio la vuelta. Yo me quedé obsevándolo mientras se alejaba. Sentí un vacío en mi pecho, sospechaba que algo no andaba bien.
Comí en silencio.
Era un día bastante tranquilo en la base y el frío era sorportable. Me dirigía a la biblioteca para leer un rato; la habitación de Ruslan estaba de paso, así que decidí pasar a saludarlo. Toqué la puerta pero nadie me abrió, decidí esperarlo un rato, a fin de cuentas no tenía nada mejor por hacer. Me di cuenta que la puerta no estaba asegurada, Ruslan no se molestaría si lo esperaba adentro ¿cierto?. Miré hacia ambos lados del pasillo para comprobar que no viniera nadie y entré en la habitación. Bastante ordenada como siempre, sin embargo, una carpeta sobre el escritorio llamó mi atención, caminé hasta ella y ¡Oh! ¡Sorpresa! Mi nombre estaba escrito en la portada. La curiosidad me venció, no suelo ser una persona que se mete en lo que no es suyo, pero la carpeta decía mi nombre, técnicamente era mía.
El primer documento era una copia de mi acta de adopción, suerte que eso ya no era novedad para mí; pasé sin prestarle mucha atención, continué pasando los documentos, actas de nacimiento de mis padres, fotografías mías; y algo que realmente llamó mi atención, una fotografía de los que supuse eran mis padres biológicos cargando un bebé que supuse, era yo.
-Lo que voy a decirte es confidencial, asegúrate que no hay nadie a menos de diez metros de distancia- No reconocí la voz.
-¿Qué quieres decirme? Sólo dilo, no hay nadie por aquí. Es la hora de la comida- Ése era Ruslan, dejé la carpeta sobre la mesa y escuché atenta.