Enamorada de tu oscuridad | Saga: Descendientes

CHP 5

Los ojos de Daiki se empiezan a volver blancos, un calor violento empieza a brotar de su ser mientras que las marcas negras se expanden por todo su cuerpo. En un milisegundo se deshace de las sombra que tenía prisionero a su familia, haciendo que esta sea tragada por el suelo, tratando de luchar.

Alzo una mano hacia la diosa de la oscuridad, quien lo mira asombrada

-Que esto? -Susurra -Una llamara de oscuridad cubre a Nix por completo haciendo que se retuerza por el dolor, se aleja de Alice y desparece entre la oscuridad del bosque.

Al sentir que el peligro había desaparecido, el cuerpo de Daiki empezó a perder fuerza, toda esa adrenalina que tenía hace segundos desapareció en cuanto desapareció la sed de sangre. Todos miraban con asombro la escena que estaban presenciando, Wolf no se lo podía creer, habían pasado ocho años desde entonces y Daiki jamás presento señal de poder, en ese entonces siendo solo un niño el miedo que producía era mayor pues su poder se había desatado con gran fuerza.

Esta vez fue solo una pequeña demostración, pero aun así sembró terror en los que veían con detenimiento lo que pasaba.

De repente Daiki empezó a perder fuerzas, sus ojos volvieron a la normalidad, las marcas en su cuerpo empezaron a desvanecerse y empezó a desmayarse, pero Jin reacciono y ella alcanzo a sujetarlo antes de que se golpeara con el suelo.

—¿Que carajos acaba de pasar? –Dijo Jin sin salir de su asombro.

Segundos después Alice también cae desmayada.

Y Wolf con una sonrisa en el rostro dijo: —El zorro oscuro ha regresado…

Alice

Después de que aquella mujer se fuera me desmaye yo también. He vivido toda mi maldita existencia pensando que eran simples historias de terror que me contaba papa para que me duerma temprano, ah, pero tengo que viajar al otro lado de mundo para descubrir la verdad.

Fue la mejor forma de descubrirlo…

Nótese el sarcasmo.

Sentía mi cuerpo pesado, abrí mis ojos poco a poco, miré el techo del lugar en el que estaba, pero no sabía dónde estaba, el sol entraba por la ventana alumbrando toda la habitación. Volteo hacia la derecha y me topo con dos ojos fucsia mirándome fijamente.

—¡Ahh! –Automáticamente me echo hacia atrás y termino cayendo de la cama, me levanto asustada pensando que era el demonio de ayer, pero me encuentro con una chica pelinegra sonriéndome muy alegre.

—¡Al fin despiertas! –Se acerca a mí y me ayuda a levantar –Perdón por asustarte, es la primera vez que hay una humana viviendo con nosotros desde hace mucho tiempo y estaba emocionada –ríe.

—¿Eh? ¿Humana? –Asiente. Mierda verdad que estoy en un lugar donde si me consideran una normi –¿Que ser sobre natural eres tú? —Le pregunto y a ella le brillan los ojos con entusiasmo.

Es realmente hermosa, el cabello negro le llega por los hombros con un capul que la hace ver tierna, tiene un vestido rojo con tonalidades naranjas y un collar de perlas verdes en el cuello. Lo que más me llama la atención son sus alas, son realmente hermosas, son de un tono azul agua marino con reflejos fucsias.

—Me llamo Hertax, soy un hada –Extiende sus alas y me embobo admirando su belleza frente al sol. Alguien toca la puerta y abre sin más, la mujer de los ojos grises entra con una sonrisa cálida y se acerca con una bandeja de comida.

—Buenos días Alice, pensé que te habíamos perdido anoche –Dice haciéndome reír por primera vez desde que llegué aquí –¿Que tal pasaste la noche?

—Bien —Mentira. No recuerdo nada después de desmayarme y estoy tratando de no volverme loca.

Es lo único que respondo y ella me mira inquisitiva.

—¿Hertax nos puedes dejar a solas? –El hada asiente y se va –Has de tener muchas preguntas, debes estar confundida con tu nueva vida.

—Estoy más que confundida, estoy enfadada y a la vez asustada.

—Te entiendo a la perfección, yo tampoco sabía de la existencia de seres sobrenaturales hace unos años, cuando me entere me moleste mucho con mi familia, pero no podía hacer más que eso, son cosas que pasan y no se pueden cambiar. Aprendes a vivir con ello.

—Aprender a vivir con ello…

Tal vez tiene razón, si me lo ocultaron ha de ser por una buena razón, es obvio que este mundo es peligroso para los humanos, supongo que por eso me ocultaron la verdad.

—Cuando llegue aquí me sentía sola hasta que encontré amigos que me entendían y me querían, también encontré a un zorro tonto que solo me daba dolores de cabeza –Me rio –Lo obligue a ser mi guardián y nos terminamos enamorando, de ese amor nacieron Daiki y Diago.

—Espera un poco más lento ¿Guardián? ¿De qué hablas?

—Veras, los kitsune poseen esferas mágicas, con esas esferas los humanos y otros seres sobrenaturales pueden hacen tratos con ellos, lo único que se requiere es un beso que selle un lazo divino entre tu y el. No todo es tan malo como parece –Dice mientras me mira fijamente con esos ojos grises que parece que taladraran mi alma y viera más allá de ella. –A lo mejor tienes suerte y consigues buenos amigos –Ríe.

—Yo…no sé qué hacer… estoy perdida, solo quiero regresar a mi casa y tumbarme en mi cama todo el día, pero por que más que lo desee hay fuerzas mayores que me lo impiden. —O sea mis padres

—Estarás más segura aquí con nosotros que allá afuera con Jandikal suelto

Y si, le tengo más miedo a esa cosa que al chico que peleo con la diosa.

Ese chico es aquel monstruo…

Una criatura monstruosa que habita en Japón, puede acabar con todo a su paso en segundos, se dice que es tenebroso y para nada compasivo.

—Jin pudo conseguir sus maletas, Hertax se tomó el atrevimiento de organiza tu ropa en el closet –Le sonrió a modo de agradecimiento y ella me regresa la sonrisa –Cámbiate y nos vemos en la sala ¿sí?

—Vale –Se levanta y se va dejándome con muchas dudas en la cabeza.

Busco en el armario y me pongo un short negro y un buzo azul claro. Salgo de la habitación sin hacer ruido y me encuentro a todos reunidos en la sala.




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