Daiki
¿Que si estaba molesto? Noooo, para nada, jaja…
¡Molesto queda corto para la rabia que siento en este puto momento! Estoy ardiendo por dentro, como si mi pecho fuera a reventar. ¡Tengo tantas ganas de matar a esa niña!
¿Cómo se le ocurre hacer semejante idiotez?
¿Quién demonios le dio derecho a meterse en algo que ni siquiera comprende? ¡Ni siquiera sabe cómo funciona nuestro mundo y ya está jugando con cosas que podrían destruirla a ella y a todos nosotros!
Y lo peor… lo peor es que sabía de la esfera mágica. ¿Cómo mierda lo supo? ¿Quién se lo dijo?
No es posible, es una simple humana que apenas está rozando la superficie de nuestra realidad. Eso me carcome por dentro, me enloquece. Y encima… encima de todo, tengo que cargar con la humillación de que ese haya sido mi primer beso.
¡Mi primer maldito beso! ¡Y con ella! Con esa… ¡Ugh! Cada vez que lo recuerdo me dan náuseas, como si me hubieran robado algo que jamás podré recuperar.
Pero no hay tiempo para quejarme. No queda más remedio que pelear. Maldita sea, no quería llegar a esto. No estoy listo, no tengo la fuerza suficiente.
¡No soy rival para Jandikal! Apenas tengo una cola, apenas puedo controlar una fracción del poder que debería tener. Y aun así… me toca enfrentar esto. Sé que no voy a lograr mucho, lo sé, y aun así debo ponerme de pie, porque si no lo hago, alguien más va a caer.
Y la furia, la frustración, la impotencia… se mezclan con el miedo. Un miedo que me rompe por dentro, pero que no pienso mostrar.
Flashback
—Llegara un momento en el que tendrás que hacer un trato ya sea con un ser sobrenaturales, una bestia celestial o un humano –Dice mi padre mientras me da una de sus típicas charlas de cómo ser un buen guerreo.
—¡Papa ni loco hago un trato con un ser sobrenatural y menos con humano!
—¿Por qué dices que no? A mí tampoco me gustaba y hasta el día de hoy aún tengo un trato con tu madre –Dice con aires de grandeza y orgullo.
—¡Papa el trato los beneficia más a ellos que a mí! ¡No necesito nada de un ser humano! Ya lo tengo todo aquí
—Daiki no está bien que hables así…yo también era como tú y me gane muchas consecuencias pro esa mala actitud, sé que te cansas de mis consejos, pero estoy tratando de ser el padre que yo nunca tuve, quiero verte crecer como un hombre fuerte.
—Lo sé y entiendo tus intenciones…pero aun así jamás hare un trato con un humano…
—¡Nunca digas nunca! –Dice y se va riendo.
Fin del Flashback
Nunca digas nunca… ¡ese viejo zorro!
—¡Niño veo que cometes los mismos errores que tu padre! –Dice Jandikal –No tienes la fuerza para enfrentarme.
—¡Tal vez no la tenga, pero puedo defenderme!
—¡Que puede hacer un crio como tú! –Se ríe a carcajadas
—¡Esto! –Recuerdo todos los momentos en los que papa se transformaba y usaba sus poderes, es tiempo de poner en práctica los consejos de guerra. Formo una esfera de energía gigante y se la lanzo, le hace daño, pero no es gran cosa, lanzo una tras otra haciéndolo retroceder, luego se me une Jean y Jandikal no puede contra los dos. De repente aparece Yune de entre los árboles y le hace frente a Jandikal.
—¡Sigues vivo maldito Bakeneko! ¡De no ser por ti hace rato me hubiera apoderado del Medallón de Izanagi! –Jandikal y Yune empiezan a pelear, la pelea está reñida, no se sabe quién ganara.
Tomo a Alice y la atraigo hacia mientras creo un campo de protección a nuestro alrededor. Al ser dos bestias gigantes su pelea hace que vuelen escombros gigantes.
De repente Jandikal se detiene y empieza a retroceder.
—Por esta vez me voy…pero volveré y la próxima vez me llevare la vida de alguno de los dos! –Dicho eso se adentra en el bosque y se pierde entre los árboles.
Alice
Tengo ansiedad, tengo miedo de que Daiki pueda salir lastimado por mi culpa, joder no debí hacer ese trato, debí salir corriendo o llamar a papa.
—Estas preocupada –Dice Jean a mi lado.
—¿Ah? Sí, no quiero que le pase nada, es un imbécil cuando se lo propone, pero fui yo quien lo metió en esto –Digo y se ríe. –¿Por qué te ríes?
—No es lo que crees –Sonríe –Es que hace tiempo en este mismo lugar y en la misma situación alguien me respondió lo mismo que tu
—¿Qué? ¿Quién? –Pregunto con curiosidad.
—Es un secreto –Me guiña el ojo y se ríe. –Venga ya, voy a ayudarlo o se desmayara antes de terminar
Jean empieza a ayudar a Daiki y entre los dos logran acorralarlo, de repente una bestia enorme se mete en la pelea y empieza a pelear con Jandikal. Jean y Daiki se alejan de ellos y se acercan a mí.
—¿Te encuentras bien? –Me pregunta el pelinegro
—Si… ¿tu estas bien? –Pregunto mientras le reviso las heridas, él se queda de piedra mientras me mira atenderlo.
—Tranquila niña, no me paso nada son solo unos rasguños…
—Gracias a Dios, tenía miedo de que te pasara algo
—Ohhh ¿la niña se preocupó por mí? –Dice en un tono meloso y asiento nerviosa –¡Pues lo hubieras pensando dos veces antes de hacer ese maldito trato! –Grita de repente y me escondo detrás de Jean por miedo a que me mate.
—Venga ya, es mejor que nos alejemos de aquí –Dice Jean y nos metemos a la cueva. –Me sorprende el aguante que tienes pequeño –ríe —Para ser tu primera vez luchando lo hiciste excelente.
—Gracias, aunque ahora solo quiero dormir –Sonríe y se acuesta en la cama.
—¿Qué? ¿Nunca antes te habías convertido en kitsune? –Pregunto anonadada, su sonrisa se esfuma y Jean se pone seria.
—No, es la primera vez que pasa –Dice Jean. Nos quedamos en un silencio sepulcral. El miraba fijamente las piedras incrustadas en el suelo y yo las flores que apenas estaban floreciendo. –Regresemos, Jandikal se fue…
Salimos de la cueva y regresamos al templo, mis padres nos estaban esperando en la entrada, apenas me vieron me regañaron por irme de esa manera, por lo menos aun no se han dado cuenta del lazo divino.