Enamorada de un criminal

Capítulo 2

Un día cualquiera del 2008, Rose regresaba del centro comercial con Loreen: Habían comprado unos vestidos para una fiesta que se iba hacer ese día.

—Claro, a las 8 te paso buscando.—dijo Loreen mientras se despedía de Rose cuando ella se había bajado del carro de su amiga.

—Seguro, nos vemos.—respondió mientras buscaba las llaves de su casa. Loreen se fue y Rose entró.

Tremenda sorpresa se encontró al ver varios recuadros rotos, algo no estaba bien. Rose dejó sus bolsas en el suelo y fue a la sala rápidamente.

—¿Mamá? ¿Papá? ¿Ray?—preguntó preocupada pero nadie respondía.

Y ahí fue cuando decidió entrar a la cocina y verificar si estaban ahí.

—Oh, por, Dios… ¡Ray!—se acercó rápidamente hacia donde yacía su hermano desangrándose.

—Ro… se.—susurró. Aún estaba vivo y podría sobrevivir. Rose llamó rápidamente a emergencias.

—¿Dónde están mamá y papá, hermano?—preguntó en cuanto colgó el celular e intentaba detenerle la hemorragia.

—Ellos… están… arriba… muertos…—esto último hizo que Rose palideciera.

—¡¿QUÉ?!—preguntó.

—Unos disparos…—en ese momento llegaron los paramédicos.

Los Knightley vivían cerca de un hospital y la mamá de Rose trabajaba ahí.

Se llevaron a Ray y Rose subió a la habitación de sus padres.

—¡NO!—gritó al ver que sus padres estaban muertos y yacían sobre la cama. Se acercó rápidamente a ellos y vio unas marcas en los brazos de ambos que nunca olvidará: ‘WAY’, decía en letras grandes.

—No, no, no… no pudo haber sido él, no pudo.—se alejó de la escena y se fue a su cuarto.

Los paramédicos subieron antes de que ella se encerrara en su cuarto y se llevaron los cuerpos. Mientras, Rose llamó a Loreen pero ella no contestaba.

Decidió ir al hospital rápidamente para buscar noticias de su hermano mayor.

—¡Rose!—ella se volteó inmediatamente al escuchar su nombre. Vio al médico de la familia.

—Dr. Lorenzo. –Ella se acercó rápidamente hacia él.— ¿Mi hermano? ¿Dónde está?—preguntó rápidamente.

—Él… murió. –Rose comenzó a llorar.— Le dispararon una bala en el corazón haciendo que se desangrara velozmente.

—¿Dónde está? ¡¿DÓNDE ESTÁ RAY?!—preguntó sollozando. Rose salió corriendo y salió del hospital sentándose en la acera. Volvió a llamar a Loreen.

—Loreen.—dijo sollozando e intentando calmarse.

—Hey amiga, ¿Estás bien?—preguntó preocupada.

—Necesito que vengas a buscarme, estoy en el hospital Standford. Mis padres y mi hermano murieron, ¿me puedo quedar en tu casa mientras?—dijo rápidamente que apenas se entendía.

—Sí, sí, quédate en mi casa, voy para allá.

—Señorita Knightley, ¿Se encuentra usted bien?—preguntó el profesor Miguel al notar que la alumna no se encontraba en un buen estado que digamos.

Rose sintió la mirada de todos en ella.

—Sí, solo que creo que se me metió una pestaña en el ojo y me molesta. ¿Será que puedo ir al baño?—le preguntó.

—Seguro, pero vuelva rápido: Voy a explicar algo muy importante y necesito que esté aquí.—ella asintió, tomó su bolso y salió de la sala.

Rose fue rápido al baño y le pasó seguro para que nadie viera lo débil que se iba a poner ella en ese momento: Lloró hasta más no poder. “¿Por qué, Chris? ¿Por qué a ellos y no a mí? ¿Por qué no me mataste hace 12 años?”, pensó.

—Rose, ya, deja de llorar. Tienes que regresar a clases.—se dijo a si misma mientras se echaba agua en la cara y se retocaba su maquillaje.

El resto de la clase, Rose se dedicó a prestarle más atención al tema y no a la mirada insistente de August, a la mirada de Ryan que expresaba ‘¿Estás bien?’, a la cual ella movía los labios y decía ‘Sí, Ryan’ y le daba una sonrisa; y al hecho de que hoy se cumplían 4 años desde que ella perdió a su familia.

El papá de Rose se llamaba Alejandro Fernando Knightley y trabajaba como abogado. Murió a los 44 años.

La mamá de Rose se llamaba Alicia Agustina Welch  y trabajaba en el hospital Standford como una de las doctoras más importantes de la ciudad. Murió a los 40 años.

Su hermano se llamaba Raymundo Knightley Welch, o mejor conocido como ‘Afroman’ por el enorme afro que lo caracterizaba y atraía a muchas chicas, estudiaba en la facultad de medicina y es el hermano mayor por diferencia de 3 años. Murió a los 21 años.

Desde que ellos murieron, Rose se quedó en la casa de Loreen por casi un año hasta que pudo conseguir un trabajo y se compró su propia casa.

Terminó la clase, Rose recogió sus cosas rápido para salir del salón y evitar a August y a Ryan, aunque evadir  a este último era imposible.

—Hey, ¿Estás bien, Rose?—le preguntó Ryan mientras pasaba su brazo por encima del hombro de ella.

—Sí, Ryan, estoy bien.—insistió ella.

—No, no lo estás, estabas llorando y te tardaste un buen rato en el baño, ¿Qué ocurrió? ¿Qué te dijo August?—comenzó a sonar molesto.

—No me pasó nada, Ryan.—dijo ella intentando alejarse pero él la tomó del brazo y la atrajo hacia sí mismo.

—Mírame, Rose. –Ella subió la mirada lentamente para encontrarse con sus lindos ojos color miel y una tierna sonrisa.— Yo sé que no estás bien. –La abrazó y ella no quería llorar pero le fue inevitable.— Oh Rose, calma. Aquí estoy yo.—acarició lentamente su cabellera ondulada anaranjado oscura.

—¡Hey! ¡Aquí están! –Dijo Gabe entusiasmado.— Con ustedes quería ha… ¿Qué tienes Rose?—le preguntó con delicadeza mientras se acercaba. La chica se separa de Ryan y se seca las lágrimas. Suspiró.

—Hace 4 años, en un día como hoy, mataron a mi familia.—respondió.

—Oh, cuanto lo lamento.—dijo Gabe mientras le daba un corto abrazo. Ryan solo la abrazó y besó su frente.




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