Pero lo odiaba. Odiaba esa sensación. Lo odiaba. Le había mentido. Comenzó a recordar todas las emociones que había pasado cuando vio a su hermano Ray desangrándose en el suelo, cuando vio a sus padres muertos, cuando vio que le había dejado su marca.
Por otra parte, Chris esperaba una respuesta: Ella solo lo miraba a los ojos. Pero… la forma en que la miraba era fría, con odio, con rabia pero también con ¿Amor? El castaño se extrañó de ese sentimiento, era el que menos se esperaba. Es verdad que él quería que ella se enamorara pero quería que lo perdonara primero antes de que se amaran mutuamente.
—Después de todos estos años… —regresó a la realidad cuando escuchó su voz.— Después de 12 años, Chris… ¿Cómo pudiste mentirme así? O peor… después de 8 años… mataste a mis padres –su voz comenzaba a cortarse, sus ojos se llenaban de lágrimas.— ¿POR QUÉ CHRIS? ¿POR QUÉ? –En ese momento ella lo besó apasionadamente. El castaño quería volver a poseerla, hacerla suya, escucharla gritar su nombre. La pegó contra la pared y la besó con pasión. Ella le quitó la chaqueta metalizada roja que cargaba y tomó su cara entre sus manos para hacer más profundo el beso. El chico correspondió de la misma forma y de repente saboreó algo salado: La chica estaba llorando.— Maldita sea, ¿POR QUÉ?—salió corriendo de allí.
—Rose, espera… —Fue tras ella y no la vio en ningún lado. Escuchó un portazo y miró hacia arriba: Se había encerrado en la oficina. Subió rápido.
—Ni se te ocurra entrar Christopher, tengo una pistola en mano y no quiero verme obligada a usarla. –El castaño se asustó y miró por el vidrio de la puerta: Ella se estaba apuntando la cabeza con el arma.— Por favor, vete.—la ojiazul se encontraba en medio de un colapso nervioso.
—Suelta esa arma Rose, no cometas un error. –Mientras decía eso, intentaba derrumbar la puerta.— Por favor, no lo hagas.
—Dame una razón del porque no debo hacerlo. –Comenzó a llorar.— Me mentiste, Christopher, me mentiste. Dame un motivo por el cual debo seguir viva.
—Rose, por favor, te lo suplico, no lo hagas. Tú has sido la única que ha hecho el intento de cambiarme. Yo… —buscó las palabras adecuadas en su mente.— no sabía que eran tus padres hasta que vi una foto tuya cuando eras pequeña. Créeme que me volví loco al saber que eras tú: Había asesinado a la familia de la niña de ojos azules que intentó transformarme. Oh Rose, mi hermosa Amy, por favor suelta el arma.—escuchó un disparo y el castaño derrumbó la puerta.
Se encontró con la chica de rodillas llorando, sus manos cubrían su cara y el arma estaba tirada a un lado. El castaño corrió rápidamente hacia donde ella estaba y la iba abrazar hasta que Rose volvió agarrar el arma y le apuntó.
—¡VETE!—le gritó y disparó.
Uno. Dos. Esos fueron los números de disparos… y el número de disparos que ella había fallado: Todos estos fueron contra la pared. Chris, antes de que ella hiciera algo más, corrió a quitarle el arma y la abrazó.
—Por favor, no lo vuelvas hacer, por favor. –Murmuraba mientras besaba su cabeza y ella se apoyaba en el pecho de él llorando hasta más no poder.— Rose…—la chica al escuchar su nombre se separó rápido de él, se paró y se limpió los ojos.
—¿POR QUÉ CHRIS? ¿POR QUÉ?—el chico se paró.
—Rose, si te calmas un poco yo t…
—¿QUE ME CALME? ¿QUE ME CALME? –Y ahí explotó.— POR DIOS CHRIS, MATASTE A MI FAMILIA. —lo miró a los ojos con tristeza, decepción y odio.— Solo quiero saber el porqué, Christopher. –Se pegó a la pared y miró hacia abajo.— ¿Por qué haces que te odie de esta forma? –Murmuró para sí misma. El chico se le acercó y le levantó la mirada. Le sonrió de una forma tan única y tan especial que ella le devolvió la sonrisa.— Chris…—en definitiva: Ella se había enamorado de él. El chico tenía algo que ella olvidara todo lo malo que él le había hecho. Quería besarlo, quería escucharlo decir su nombre de todas las formas románticas posibles, lo amaba.
Ryan le dio muchas cosas con las cuales ambos eran felices y viceversa pero Chris tenía algo especial, algo que le daba un toque misterioso y peligroso; no porque era un criminal, sino que él se arriesgaría para conseguir lo que quiere, él vive sin arrepentirse. Rose al pensar esto sacudió su cabeza.
—¿En qué piensas?
—En nada.
—Sentémonos, ¿Sí?—ella asintió y ambos se sentaron en el piso, uno en frente de otro.
—¿Me amas?—le preguntó de repente. El castaño se sorprendió ante su pregunta pero tomó aire y comenzó a decir:
—Siempre te amé Rose, nunca te olvidé. Yo comencé a matar a la gente de forma más violenta porque no te tenía, me arrepentí en grande cuando te dejé ir pero sé que en parte hice lo correcto: Tú no merecías tener una vida llena de constantes riesgos, no merecías a estar a mi lado, no me merecías. Hice todo lo posible para olvidarme de ti pero cada vez que lo intentaba, tu recuerdo era más fuerte y eso me iba convirtiendo en una persona más violenta.
>>Cuando llegué a esta ciudad, ya no me acordaba de ti. Solo mataba por diversión, me había vuelto un cínico, egoísta, vanidoso y avaro. Entré a una casa de color morado oscuro a ver que me conseguía y vi a un chico con afro haciendo café. Al verme, intentó llamar a la policía pero ya le había disparado cerca del corazón y estaba en el piso desangrándose lentamente. Escuché unas voces y subí rápido para encontrarme con unos señores. A ellos también los maté y les dejé mi marca con mi navaja.
Cuando bajé, vi una foto en una mesita. Se me partió al corazón al darme cuenta quién era la chiquilla de la foto. La angustia hizo que comenzará a tumbar y a romper todo hasta que vi una foto en donde esa niña parecía ya tener 18 años.
De repente, escuché que un carro se estacionaba. Me quedé con la foto y me escondí en un closet. Al escuchar aquella voz, me asomé por la perilla de la puerta y vi que era la chica de la foto. En cuanto llegaron los paramédicos, me fui sin que me vieran. Salí corriendo de allí sin mirar atrás, dolido por lo que acababa de ocurrir y hacer.
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Editado: 07.06.2020