Enamorada de un criminal

Capítulo 23

—¿Rose? ¿Qué te pasó? ¿Por qué estás con Heart?—le preguntó Loreen al ver a su mejor amiga en su puerta llorando. Al ver que no iba a responder, la dejó pasar y la morena dejó a Heart en el suelo. La pequeña comenzó a olfatear todo a su alrededor curiosa.

La holandesa llevó a su amiga al sofá de la sala y se sentaron. Rose se apoyó en el hombro de su amiga sin dejar de llorar.

—Rose, me estás preocupando… —Dijo asustada y nerviosa. La última vez que la había visto llorar de esa forma fue cuando sus padres y hermano habían muerto.— ¿Qué pasó?—lentamente, la mencionada se separó de ella y se limpió las lágrimas.

—¿Quieres saber por qué estoy con Heart? ¿Por qué estoy llorando? –Suspiró.— Loreen, Ryan está…—partió en lágrimas de nuevo.

—¿Sufrió un accidente grave? ¡Dime Rose!

—¡ESTÁ MUERTO!—le gritó desesperada y su amiga la abrazó inmediatamente en un intento de calmarla a la vez que analizaba la información que acababa de oír. ¿Ryan? ¿Muerto?

Lo único que se escuchaba en ese momento eran los sollozos de Rose y el tintineo de la campanita del collar de Heart, el resto de la casa se encontraba en silencio. De repente, sonó el celular de Rose. La chica se sobresaltó y se limpió las lágrimas para atender.

—¿Gabe?

—No… es Chris.—respondió extrañado.

—Oh lo siento Pher, no vi. Pensé que era Gabe.

—¿No estás con él?—preguntó con algo de celos y pensó que ella le había mentido cuando le dijo que iría almorzar.

—No, él… él ahorita está atendiendo un pequeño problema. Estoy ahorita con Loreen.—se escuchó el tintineo acercándose.

—¡¿ESTÁS CON RYAN?!—preguntó colérico al reconocer aquel sonido.

—¡No!—comenzó a llorar y Loreen le quitó el celular.

—Chris, Rose está a punto de tener un colapso nervioso. No te enojes con ella, está aquí conmigo y con el perro de Ryan pero él no está aquí.—“Nunca más”, pensó la holandesa.

—Iré a buscarla.—colgó y se lanzó en su cama preocupado.

“Si Ryan no está… ¿Por qué tiene a Heart?”, pensó y sacudió su cabeza. Se paró y fue a casa de Loreen.

Tocó el timbre.

—Christopher… Ella no quiere ver a nadie ahorita. Por favor, vete.—el chico se sorprendió de la decisión que su novia había tomado y que había mandado a decir con su mejor amiga.

—Loreen, déjame verla. –Antes de que ella respondiera, él ya estaba adentro de la casa.— Amy, ¿Qué pasa? –Ella se paró al escucharlo e inmediatamente lo abrazó.— Ven, te llevaré a tu casa.

—Quiero ir a la tuya, por favor.—Loreen se sorprendió ante el cambio de actitud de su amiga. “Realmente quiere a este chico”, pensó. Chris se quedó reflexivo unos segundos.

—Claro, vámonos.—él se dirigía a la puerta para irse pero Rose agarró su brazo.

—Ya va. –Buscó a Heart, quién estaba husmeando en la cocina.— Ahora sí, vámonos.—se despidieron de Loreen y se fueron.

Llegaron a casa del castaño y Rose se sentó en el sofá dejando a Heart en el suelo.

—Rose, nena, dime… —Se sienta a su lado y la mira a los ojos.— ¿Qué pasa?

—Ryan, eso fue lo que pasó.—se sintió celoso al escuchar otra vez ese nombre pronunciado por los labios de su chica.

—¿Por eso tienes a Heart?—Intentó ocultar su enojo: No dejaría que ella se juntara de nuevo con él, Rose le pertenecía desde aquel instante que la salvó de caer en el enorme agujero que estaba en la fábrica.

—Sí. –Lo miró con ojos vidriosos.— Gabe fue a su casa a llevarle algo y me llamó porque aún tenía sus llaves, cosa que no me acordaba que tenía, y fui para allá. –Se recostó en su hombro y comenzó a llorar.— ¡Está muerto Chris! Descubrí su cadáver en el closet y… Por dios. ¡Muerto! –El castaño la abrazó consolándola. ¿Ryan estaba muerto? ¡Pero si hace una semana lo había visto en la universidad cuando fue a buscar a Rose! “Por Dios…”, pensó sorprendido. Heart apareció y se subió al sofá haciéndose espacio entre ellos dos, apoyó su cabecita en el brazo de Rose. La chica al sentir aquel tacto, se limpió las lágrimas y la miró.— Hey, ¿Qué pasó, bebé? –Ella se aferró más a la morena y movía su cabeza de arriba hacia abajo dándole apoyo… o simplemente buscaba estar cómoda o quería ser acariciada. Rose le sonrió tristemente y sobó la cabecita. Luego miró a Chris.— ¿Puedes cuidar a Heart? Me gustaría dormir un ratico.

—Seguro. –Le sonrió.— Duerme en mi cuarto, estarás más cómoda allá que en el de huéspedes.

—Gracias por entender, Pher.—lo besó fugazmente y subió.

Al rato, sonó el timbre.

—¿Loreen?

—Hola Christopher, le traje esto a Rose. –Era un pequeño maletín azul, como el de los ojos de la morena.— Me había mandado un mensaje cuando se fueron para que le llevara algunas cosas ya que al parecer se va a quedar contigo por unos días.

—Oh… ya veo.—Pensó por unos momentos y luego entendió por qué. Hablaría con ella luego sobre eso.

Loreen le entregó el maletín y se fue. “Conque Rose se va a quedar…”, pensó y planificó una idea. “Sí, tengo que hacerlo. Rose ha ocultado muy bien aquellos sentimientos que aún tiene hacia Ryan y va a deprimirse si vuelve allá.

Cuando Rose despertó, el castaño decidió llevarla a dar una vuelta por una plaza mientras paseaban a Heart y se alejaban del ambiente de luto.

—Entonces… ¿Nos quedaremos con ella?—le preguntó Rose refiriéndose a la cachorrita.

—Claro. Mírala, uno no le puede decir que no a esa carita.—bromeó y ella soltó una pequeña risita.

Se sentaron en una banca y el castaño compró unos algodones de azúcar.

—Mientras dormías, Loreen llegó a mi casa con un maletín azul. Supongo que te vas a quedar conmigo unos días, ¿No es así?—le preguntó llevándose un pedazo de algodón a la boca. Rose se quedó en silencio unos momentos para aclarar sus ideas y dar una buena respuesta. “No hay mejor respuesta que la verdad”, dijo su subconsciente. Ella asiente dentro de sí y lo mira.




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