Enamorada de un gay

10

Siguiendo los sabios consejos de mi madre (“divertite y olvidate del muchacho”), Laura decidió que la mejor terapia emocional era… una fiesta temática.
El tema: Noche tropical.
El resultado: yo, vestida con flores en el cabello, intentando parecer feliz mientras buscaba señal en el celular.

—¡Nada de mirar el teléfono! —me advirtió Laura, arrebatándomelo como guardia de seguridad en concierto.—Esta noche, Sofía, renace.
—¿Y si Julián me escribe?
—Entonces lo ignoras.
—¿Y si es importante?
—Entonces más razón para ignorarlo.

La música sonaba fuerte, la gente bailaba y el aire olía a cócteles y decisiones equivocadas.
Yo intentaba sonreír, pero todo me recordaba a él. Hasta que apareció Él, versión 2.0:
un chico alto, simpático y con una camisa hawaiana que gritaba “vivo el momento”.

—¿Bailamos? —preguntó, con una sonrisa que no requería subtítulos.
—Claro —dije, porque mamá dijo “divertite”, y eso parecía buena idea.

Bailamos.
Reí.
Por un rato, me sentí libre. Hasta que Laura apareció corriendo con el celular en la mano.
—Sofi… no te asustes, pero…
—¿Qué pasó?
—Julián está aquí.

Tragué saliva.
Volteé… y ahí estaba. Con su sonrisa perfecta, su estilo impecable y, claro, Nico del brazo.
Yo congelada.
Ellos saludando como si todo fuera una escena de sitcom incómoda.

—¡Sofí! —dijo Julián, acercándose—. Qué sorpresa verte aquí.
—Sí, sorpresa, susto y trauma todo junto —murmuré.
—Te ves genial.
—Gracias. Ustedes… también parecen de catálogo.

Laura me dio un codazo.
El chico de la camisa tropical (bendito sea) intentó salvar la situación.
—¿Todo bien, amor? —me dijo, con una confianza que no sabía que existía.

Silencio total.
Nico arqueó una ceja.
Julián me miró, confundido.
Y yo, con mi dignidad en modo supervivencia, solo sonreí y respondí:
—Sí, amor. Todo perfecto.

Después de eso, el universo aplaudió. O al menos se rió.
Porque Julián, nervioso, dijo:
—Bueno… los dejo. Que sigan disfrutando.

Cuando se fueron, Laura casi se atraganta de la risa.
—Sofía, acabas de fingir tener novio frente al hombre que te rompió el corazón. ¡Eres mi heroína!
Yo solo suspiré.—No sé si heroína o protagonista de un sketch de mal gusto.

Pero mientras el chico de la camisa tropical me guiñaba el ojo y la música volvía a subir, pensé que, al menos por una noche, el desastre había resultado un poco divertido.



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En el texto hay: humor, amor, amistad

Editado: 09.10.2025

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