Enamorada de un gay

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Después de semanas de desastre emocional, decidí que necesitaba un plan de supervivencia.
No más ilusiones, no más mensajes malinterpretados, no más abrazos que duelen y sonrisas que matan.

Así que tomé papel y lápiz y comencé a escribir:

Regla 1: No fijarse en hombres que combinan perfecto con los cojines de tu sofá.
—Sí, Julián… te estoy mirando.

Regla 2: Si la palabra “divertida” es la descripción más cercana a tu relación, alarma roja.
—O sea, me encanta que me diga divertida, pero eso no se traduce en amor.

Regla 3: Nunca interpretar los emojis como señales románticas.
❤️ = cariño
😍 = adoración
😉 = “me río de tu drama”

Regla 4: Amistad + coqueteo leve = NO. Solo NO.
—Esto incluye abrazos largos, cafés, consejos de moda y comentarios sobre labiales.

Regla 5: Cuando tu amiga diga “déjalo, amiga, es gay”, escucha.
—Laura lo dijo, lo ignoré, y mirá dónde estoy: escribiendo un manual para no cometer los mismos errores.

Regla 6: Chocolate, helado y maratón de series no cuentan como terapia emocional si el chico sigue apareciendo en tu mente.

Después de escribir el manual, me sentí un poco mejor.
Claro, la parte divertida es que yo misma no podía seguir mis reglas.
A la noche, Julián me envió un mensaje:

> “Sofi, ¿querés salir a caminar y hablar un poco?”

Mi corazón se aceleró.
—Maldita regla 7: siempre te enamoras otra vez aunque digas que no.

Respiré profundo.
—Bueno… solo una caminata —me dije—. Manual aparte, un poco de desastre nunca mató a nadie.

Y así, con lápiz, papel y chocolate en mano, entendí algo importante: enamorarse de alguien imposible puede ser doloroso, pero también épicamente divertido.



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En el texto hay: humor, amor, amistad

Editado: 09.10.2025

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