Enamorada de un Monstruo

Capítulo#27 La fuente antigua.

Capítulo 27 La fuente antigua.

 

Estaba nerviosa, había hablado con mi madre y la había dejado tranquila; sin embargo yo no lo estaba para nada. Después de salir de su habitación había venido directo para la piscina, sabía bien claro que era una locura, no obstante quería volver a ver a Owen. Sentía mi estómago revuelto y lo asocié a la ansiedad por la espera.

Había hecho el amor con Owen y debo admitir que fue tan intenso y maravilloso como cuando lo hice con Nefilim. Me estaba volviendo una maldita descarada, pero los dos me hacían sentir cosquillas en el estómago. Ya extrañaba a Owen a pesar de que había estado a mi lado no hacía mucho tiempo, no obstante también deseaba que llegara la noche para ver a Nefilim. ¡Estaba enloqueciendo!, ninguno de los dos se merecía mi traición, «aunque de igual manera jamás podrían verse», pensé; me decidí a embarcarme en esta aventura loca y disfrutar de los placeres de la vida con ambos. No perdería más mi tiempo sintiéndome culpable o tratando de decidirme por uno.

—Rockera, te doy lo que tú quieras por tus pensamientos.

Me asusté, me solté del muro al que me había sostenido y me hundí, salí rápido a flote.

—¡Owen! —exclamé.

—¿Por qué tan sorprendida?

—Me tomaste por sorpresa —admití.

—Estabas en las nubes —sonrió cariñoso.

Se veía tan atractivo con su rostro relajado y alegre, no era propio de él tener esa expresión.

—¿Te gusta lo que vez? —preguntó de pronto con picardía.

—Qué...

Me desorienté.

—No dejas de mirarme embobada —especificó para rematar.

—Oh, qué pena, lo siento.

Rió con alegría tras mis palabras, incluso echó la cabeza hacia atrás riéndose a carcajadas.

¿Y aún así quería que no estuviera idiotizada?

Estaba de cuclillas frente a mí, apoyado sobre los talones, reclinó la cabeza encima de la palma de su mano derecha, con el codo sobre la rodilla y me miró serio de pronto.

—Estoy demasiado feliz y tengo miedo.

—¿Miedo de qué? —pregunté intrigada. No podía creer que alguien como él le pudiera temer a algo.

—De que todo sea un sueño y al despertar descubra que nada fue real.

—Es muy real, te lo aseguro —hablé con ímpetu, sentía la necesidad de darle seguridad, aunque no sabía cómo expresarlo. Owen tenía la capacidad de hacerme sentir insegura y vulnerable.

Su expresión se tornó melancólica.

—Igual pronto tiene que acabar... —expresó enigmático. El corazón me dio un vuelco.

—¿Por qué? —indagué alarmada.

—Olvídalo, seamos felices mientras dure.

Volvía a ser el Owen enigmático y hosco de siempre.

En ese aspecto era igual de terco que Nefilim, cuando decían: «olvídalo», era mejor no preguntar; igual no les sacaría nada.

Owen tenía razón, era mejor vivir el presente y olvidar el futuro.

—¿Vas a entrar al agua? —le pregunté. En verdad quería que lo hiciera.

—Tengo ganas..., sin embargo no creo que sea buena idea.

Tuve la fuerte sensación de que no se refería precisamente a bañarse en la piscina.

—¿Vas a quedarte allí?

Lo insté con la mirada a qué me acompañara.

—Es lo mejor para los dos.

Sus ojos brillaban con fuego y me estremecí.

—Pero quería nadar contigo —insistí.

—Te aseguro que si me meto haremos mucho más que nadar.

Enrojecí o eso creí porque mi cara ardía como si tuviera fuego por dentro.

—¿Qué vas a hacer entonces? —pregunté con timidez.

—Voy a caminar por ahí hasta calmarme..., ese traje de baño te queda demasiado bien, no lo uses en lugares públicos.

Era un reclamo o una sugerencia, lo que sí me quedaba claro es que quería poseerme de nuevo. Si era sincera conmigo yo también lo deseaba... Después de gozar el placer carnal era difícil ver a la persona que te gusta sin sentirse excitado. Se incorporó y se alejó sin mirar atrás, me sentí decepcionada.

Continué nadando, sin embargo había perdido la emoción que normalmente sentía al realizar este tipo de actividad. Owen se había ido y aunque era lo más común de su parte, aun así me dolía. Mi cabeza era un lío, sabía que estaba jugando con fuego, pero no quería apartarme de las llamas. Owen era un enigma andante, tanto o más que Nefilim, «¿cómo un humano podía ser inclusive más enigmático y temerario que un demonio?» Quizás era porque lo veía desde mi perspectiva reducida: mi híbrido me parecía más accesible y menos atemorizante que mi hermanastro; en mi mente trastornada no era capaz de distinguir en dónde estaba el verdadero peligro. No era una idiota, sin dudas Nefilim no iba a ser para nada amable si se enteraba de mi relación secreta con Owen. Me estremecí por completo al imaginar una escena desagradable.

Sentí que algo entró al agua y saqué la cabeza sobre su nivel con curiosidad, para mi asombro Owen nadaba en mi dirección. Sus fuertes y ágiles brazadas me embobaron, él era bueno en todo y estaba bien bueno, demasiado; tanto que desestabilizaba mi equilibrio mental. Llegó a mi lado, me tomó por los glúteos y me cargó.

—¿Owen? —jadeé por la sorpresa inquisitiva, se me cortó la respiración.

—Eres mía, rockera —sentenció gutural.

—¿Pero nos pueden ver? —protesté temerosa.

—No me importa.

¿Estaba poseído por el demonio de la lujuria o qué dientres le pasaba?

—¡Pero a mí sí!

Tuve una sensación de déjà vu.

—Nadie vendrá, te lo aseguro —declaró ronco, con los ojos achinados por el deseo.

¿Cómo él podía decirlo con tanta seguridad? Ni que fuera adivino.

—Me besó posesivo y apagó mi cerebro.

Se aproximó a la orilla y me pegó contra el muro.

—Juro que intenté calmarme, pero no pude —parecía estar justificándose por algo, sin embargo yo estaba perdida entre sus besos y sus caricias, mi raciocinio brillaba por su ausencia.

Bajó su mano derecha y la coló por dentro de la prenda inferior de mi bikini, acarició mi feminidad con suavidad perturbadora y deliré; gemí extasiada. Me pegué más a él moviendo mis caderas, coló un dedo en mi interior y grité.




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