Enamorada de un zorro 2 | Saga: Kitsune

CHP 3

                                                                                                   

 

—¿Quiénes son ustedes?...

Mi corazón se alteró por sus palabras.

—¿De qué hablas? Soy tu esposa Loraine –El me mira confundido y se aleja de mi mientras se levanta del suelo.

—Lo siento, pero no te conozco –Tos nos quedamos con la boca abierta por sus palabras.

El abuelo se agacha y le hace unas cuantas preguntas a Evan, pero parece que no sabe nada.

—Loraine… –Dice El abuelo —Parece que Evan ha perdido la memoria…

—¿Qué? ¿Pero cómo fue posible eso? –Digo un poco alterada, trato de acercarme a Evan, pero me detengo en seco cuando el da un paso hacia atrás demostrando que no me quiere cerca.

Dios, mi esposo me acaba de rechazar…

—Papa… ¿a mi si me recuerdas? –Dice Daiki mientras sus lágrimás amenazan con salir.

—Lo siento pequeño…no sé quién eres… –Daiki agacha la cabeza y se va a llorar en brazos de Phoebe quien lo acuna rápidamente.

—Pienso que lo mejor es irnos de aquí para que Evan descanse –Dice Jin y lo miro preocupada.

—Si…tal vez sea temporal –Susurro —O eso espero…

—Okey, no se quienes sean ustedes, pero al parecer me conocen, no recuerdo nada y mucho menos sé por qué estoy aquí… solo quiero irme a casa–Dice Evan y suelta un suspiro.

—Has perdido la memoria Evan, te diste un golpe muy fuerte en la cabeza lo mejor es que te quedes con nosotros un tiempo, por lo menos mientras tú herida sana –Dice el abuelo, tratando de hacerlo razonar.

—Esta bien –Suspira– Supongo que no me queda de otra.

Nos fuimos de aquel lugar sin avisarle a Leiko, esta vez el abuelo nos llevó al templo con la teletransportación pues Evan aún seguía un poco aturdido y no estaba en condiciones.

Aparte de que ya ni siquiera sabe dónde queda el templo.

En segundos llegamos al templo y Evan miraba todo a su alrededor, repara con la mirada cada espacio, me acerco a él y le toco el hombro, él se sobresalta un poco y le sonrió levemente con el corazón dolido.

—Lo siento, no quería asustarte –Digo y el me devuelve la sonrisa.

—Tranquila, solo veía un poco el templo a ver si podía recordar algo.

—¿Y funciono? –Digo esperanzada.

—No –Dice y agacha la cabeza un poco incómodo —¿Cuál es tu nombre? –Auch…

—Me llamo Loraine Romo –Digo y le extiendo la mano para estrecharla, el duda antes de devolver el saludo, segundos después me da la mano, cuando nuestras manos se tocan el me mira extraño y aparta su mano lentamente mientras me mira fijamente.

—Háblame de mi…tú eres mi esposa así que supongo que me conoces mejor que nadie en el mundo –Ríe y yo igual.

—Dejemos eso para mañana, es mejor que vayas a descansar –El asiente y me da la espalda para irse, pero se detiene y regresa hacia mí.

—¿Me podrías decir dónde está mi habitación? –Dice un poco sonrojado.

Yo lo miro asombrada, ver a Evan sonrojado no es algo muy común para mí.

—¿Sabes? esta es una faceta de ti que jamás había visto…pero debo admitir que me gusta –Rio —Sígueme –Le digo y caminamos juntos hasta la habitación, abro la puerta y el entra.

—Y tu…bueno… ¿dónde dormirás tú?

—¿Yo?... amm creo que dormiré en el sillón de la sala –Digo y alzo mis hombros despreocupada.

—Ehhh vale, p-pero… ¿no estarás incomoda?

—Tranquilo –le sonrió –Tu descansa, yo estaré bien… –El asiente y me voy dejándolo solo en el cuarto.

Camino hasta la sala con una manta, me detengo en la ventana a presenciar la belleza de la luna permitiéndome llorar un rato y muy en el fondo le ruego para que me regrese a mi Evan…

 

 

Evan

Me levante por la mañana con dolor de cabeza, mire a mi alrededor y me di cuenta en el lugar en el que estaba. Este no es mi castillo...

Alguien toca ligeramente la puerta.

—Adelante.

—Buenos días Evan, ¿Cómo te sientes? –Dice Loraine entrando a la habitación. Tiene los ojos un poco rojos.

—Muy bien gracias… ¿y tú? –Ella se sorprende un poco y me mira unos segundos para luego sonreírme.

—Bien, supongo…Yo— —Ella iba a continuar hablando, pero el niño de anoche entra y la interrumpe. Por alguna razón esto se me hace familiar.

—¡Papaaaa! –Llega corriendo y se sienta en mi regazo –¿Ya volviste a ser tú? –Dice mientras me toma el rostro, su mirada tiene un brillo singular.

Siento mi pecho pesado, no sé qué me pasa, lo último que recuerdo es que estaba en el castillo jugando cartas con Gael, Aluca y Lalisa, no recuerdo haberme casado y tenido un hijo.

—Lo lamento pequeño, pero no recuerdo nada —Los ojos del pequeños se llena de lágrimás rápidamente y me desespero por verlo así —Pe-pero si quieres podemos ir a recorrer el templo tú y yo a ver si me ayudas a recordar.

—¿Lo dices en serio? –Deja de llorar y me mira esperanzado.

—Si pequeño –Él se limpia las lágrimás y me sonríe, toma mi mano y me jala hacia afuera y a lo lejos puedo escuchar la risa de Loraine.

 

 

Loraine

Veo como Daiki se lleva a Evan a rastras y no puedo evitar reírme de la situación. No es el Evan que conocí en aquella cueva.

Aquel era frio y calculador, no confiaba en nadie, este es más relajado y extrovertido. Siento mi teléfono vibrar, lo saco de mi pantalón y miro el numero en pantalla.

—Desconocido… ¿debería contestar? –Después de unos segundos el teléfono sigue sonando así que me dispongo a contestar – ¿Hola?

—Hola Loraine… —Esa voz…

—Hola Leiko ¿se puede saber cómo conseguiste mi número? –Ella ríe a través de la línea y juro que si la tuviera en frente no se estaría riendo tan relajada de la vida.

—Eso es lo de menos cariño, te llamo porque mis criadas me informaron sobre lo que paso con Evan –Mi cuerpo se tensa de tan solo recordarlo tirado en el suelo inconsciente.




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