Enamorada de un zorro 2 | Saga: Kitsune

CHP 18

 

 

Evan

—Maylo...

Él se acerca a nosotros con una gran sonrisa y todos nos quedamos callados.

—Ha pasado tiempo, ¿no? –Dice.

—Me alegra que estas aquí –Dice Lorrein y él toma a Daiki en sus brazos y lo deja en brazos de Sans.

—¿Cómo?... —Digo aún en shock —Tu...estabas muerto... ¿cómo es que estas aquí? –Pregunto y las lágrimás empiezan a salir de mis ojos.

—Digamos que las lágrimás de un ángel me devolvieron la vida –Dice mirando a Lorrein y enseguida lo capto todo.

Ella rompió la maldición de mi padre... le regreso el alma a mi mejor amigo...

—Lorrein... ¿tu hiciste eso? —susurro.

—Así parece —Sonríe.

—Hermano... —Digo y me abalanzo sobre él y lo abrazo con fuerza, con miedo a que desaparezca otra vez.

—Viejo, aquí estoy, no me iré otra vez

—Lo lamento, esto fue todo mi culpa, si tan solo no hubiera dejado la aldea tu no hubieras sufrido ese tormento —Lo abrazo aún más y el me da palmadas en la espalda.

—No es tu culpa y lo sabes, ya estoy aquí amigo

Al igual que Evan estoy llorando de la alegría, no creí que podía salvar a Maylo y aun así lo logré, me siento bien por este logro...

De repente una bola de fuego cae del cielo haciendo que el momento de alegría se desvanezca.

—Awww qué lindo son los reencuentros –Dice Leiko mientras desciende del cielo.

Ha perdido dos de sus colas por los ataques de Daiki, su ropa está rota y tiene muchas heridas en su cuerpo.

—Muy lindo el momento y todo, pero ya tiempo de acabar con esta estupidez, solo estas alargando más tu muerte Loraine...

—Veo que sigues viva ante el ataque del niño —Dice Maylo.

—¡Tch eso no es un niño, es una máquina de matar! Gracias por quitarlo de camino —ríe con malicia.

—¡Hija de puta! —Grito y me subo sobre una roca para saltar encima de ella. Logro llegar a su altura y ambas caemos al suelo, yo encima de ella con mi lanza entre su pecho y ella abajo de mí arrastrándose por el suelo.

—No importa que hagas no puedes conmigo —ríe.

De un segundo a otro chasquea los dedos haciendo que una nube morada cubra todo el campo de batalla.

Unas manos negras salen desde el suelo y capturan a todos, queman la piel e impiden la movilidad del cuerpo.

Todos, incluido las otras criaturas sobrenaturales están bajo el control del poder de Leiko.

—¿Creíste que podías contra mí? –Ríe mientras se acerca con aires de grandeza hacia mí. —Entiende que hay un abismo de diferencia entre nuestros poderes.

—¡¿Que mierda es esto?! –Grito intentando liberarme de las manos que están traspasando mi piel.

—Estas son las manos del diablo, traídas desde el mismo infierno producen un calor tan devastador como las llamás del mismo purgatorio

—Leiko... ¿por qué haces esto? ¡Se supone que eres la sacerdotisa de los doce clanes!

—Leiko dejó este cuerpo hace mucho tiempo... –Dice entre risas, posa su mirada sobre mí y se acerca hasta quedar a la misma altura que yo —Lamento que nos hayamos conocido así –Me toma del pelo y me jala hacia atrás para que la vea a los ojos. —Me caías bien pero tu simple existencia arruina todos mis planes, ahora despídete de lo que más amás, nadie te salvara ahora.

De repente se materializa una espada negra en el cielo y desciende hasta caer en manos de Leiko.

Me apunto directamente al pecho con ella y en un desespero por zafarme de las manos que me tienen atadas estas me aprietan más fuerte, sacándome el aire y quemando mi piel.

—¡Llamarada infernal! —grita y al espada se ve envuelta en unas llamás moradas.

—Hasta nunca…

Incrusta su espada en mi pecho, siento mi corazón detenerse en ese instante, la sangre salir de mi boca, escucho los gritos de mi familia a lo lejos.

Creí que podía salvarlos, creí que mi fuerza de voluntad era suficiente para sobrevolar todo esto…

Creí que tantos sacrificios darías sus frutos, creí que podía darle paz a todo el mundo. Pero me equivoqué…

Las manos que me tenían atrapada van soltando su agarre en mí de a poco y caigo al suelo. Escucho la risa de satisfacción de Leiko y los llantos de Evan.

Empiezo a cerrar mis ojos aceptando mi crudo destino, la muerte… mi vista se empieza a nublar y antes de cerrar los ojos por completo y sucumbir al sueño eterno un portal negro se abre en el cielo y de el aparece el dueño de mis pesadillas.

Era de esperarse su llegada, después de todo él quiere mi alma. Observo como flota por encima de mí y me sonríe, más allá de sus dientes afilados no veo el ápice de maldad de siempre en su sonrisa.

Wolf… ¿a qué se debe tu sonrisa?

 

 

Evan

¿Que es más doloroso que perder a la persona que amás frente a tus ojos? No lo sé...

Lo único que sé es que siento ese mismo vacío que sentí al ver a mi familia muerta, a mi mejor amigo consumido por la depravación...

¿Por qué debía ser así?

—¡¡Lorrein!! —Grito desesperadamente, intento acercarme a ella, pero las manos que me tiene atado no me permiten moverme.

Veo como cae al suelo y cierra sus ojos dejando así su último aliento en vida.

Me quedo en shock al ver el cuerpo de mi esposa inerte en el suelo, el palpitar de mi corazón se hace cada vez más lento y fuerte.

Siento un odio emanar desde lo más profundo de mí ser, siento que voy perdiendo el control de mi cuerpo y me convierto.

Esta vez es diferente, mi pelo ya no es rojo ahora es negro, las marcas ahora son diferentes y no están ubicadas en el mismo lugar.

Mi cuerpo libra una batalla entre la bestia y mi razonamiento, mi lado kitsune quiere salir y destrozar todo a su paso. Miro el cuerpo de Lorrein una vez más y me rindo al verla en ese estado, dejo que la bestia tome control de mi cuerpo y en segundos me convierto en Kyubi.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.