Enamorada de un zorro | Saga: Kitsune

3. Evan

¿Muertes? ¿Desapariciones? No creo que ese kitsune haya echo eso, en sus ojos se notaba la pureza. Además, no me hizo daño, ¡al contrario! Me dejo tocarle la cola, por un momento creí que iba a morir pero la realidad fue otra.

Quiero volver, necesito volver, no me quedare tranquila hasta saber si es él, el causante de tanto misterio en ese bosque.

El abuelo Juanjo no se dio cuenta de que me escape un rato, supongo que su pelea con el minino lo dejo tan cansado que no se despertó en toda la noche. Es la hora y aún siguen peleando, lo extraño es que trata al gato como si fuera algo peligroso, ¿quién le llama bestia a un mínimo? Supongo que la locura se hereda, ahora todo tiene sentido.

-Abuelo ¿por qué no dejas al gatito? –Me acerque al gatito y lo tome en mis brazos-. Es solo un bebe.

-Baja a esa bestia de inmediato si aún quieres seguir con vida –Dijo apuntándome con el palo de escoba.

-Venga ya abuelo, ¿qué mal podría hacer un gatito? –Lo acaricie y este empezó a morderme la mano, no duele, pero si da cosquillas y por alguna extraña razón siento que este momento ya lo he vivido.

-¡Ese “gatito” puede convertirse en una bestia feroz que mata a sus enemigos cortándole la garganta!

¿Este gatito es capaz de tanto? Venga ya, es una ternurita, además en el tiempo que he estado aquí no lo he visto convertirse en ningún momento, solo pelear con el abuelo.

-Abuelo no crees que si el pudiera hacer eso ya te hubiese arrancado la garganta por haberle pegado con la escoba –Soné muy convincente, la verdad tiene mucho sentido pero teniendo en cuenta que anoche vi un zorro gigante lo más probable es que haya más bestias por ahí.

-Solo está escondiendo su verdadera forma –Dijo mirando con recelo al gato y se fue dejándome sola con el minino en las manos.

-Bien pequeño, el abuelo no te quiere pero yo si –me senté con él en el suelo y este se puso en frente de mí y me miraba curioso.

-Yo pienso que el abuelo está loco y aunque llegase a tener razón no creo que me arranques la garganta –el gatito froto su cabeza en mis manos, supongo que está de acuerdo.

Me pase el resto de la noche jugando con el gatito, ya me estaba encariñando con él, sinceramente es una cosa muy tierna.

-Decidido, te vas a quedar conmigo sin importar que el abuelo no guste de ti. Te vas a llamar Yune –El gatito se abalanzo encima de mí, al parecer le gustó su nombre tanto como a mí.

-¡Lolo ya está la cena! ¡Deja a esa bestia y ven a comer! –grito eso como 3 veces, pues no me veía por el templo, lo que él no sabía era que yo estaba atrás de él.

-¿Qué hay de comer? –Dije y este dio un salto, si no fuera mi abuelo le hubiese hecho una broma.

-Vamos a cenar- entro y yo fui en busca de Yune.

-¡Yune! ¡Ven aquí minino! –Lo busque dentro y fuera del templo pero no lo encontré.

Salí un poco más a ver si estaba a los alrededores, todo estaba oscuro y el viento hacia ruidos escalofriantes.

Escucho unos gruñidos, como si dos tigres estuviesen peleando, por mi mente pasa el demonio ojos rojos, un destello naranja  ilumina los árboles y logro ver una sombra similar a la de un león, pero esta es mas grande, percibo que algo se acerca y me hace retroceder, espero lo peor pero no pasa nada, me acerco un poco más al arbusto y Yune sale de este maullado.

-¡Yune! Gato travieso te estaba buscando, no debes andar por ahí a estas horas, vamos ya es hora de comer –Yune me siguió dentro del templo y le serví su comida

Todos terminamos de comer y el abuelo se fue a dormir de nuevo no sin antes revisar que el templo esté en orden.

Tome mi bolso y lo llene con comida y una linterna, esta vez me voy a quedar mucho más tiempo. Espere unos minutos a que el abuelo cayera rendido en su cama y me escape por la ventana de mi cuarto.

Ya en la entrada del bosque, me sentía nerviosa, ¿será que seguirá allá? 

Me adentre con cuidado y conforme avanzaba empezaron a salir las luciérnagas, me quede unos minutos contemplando tal hermosura de nuevo y espere a que apareciera la llama azul, pero nunca apareció. Prendí mi linterna y seguí mi camino hasta que encontré el lago, hubiese sido más fácil y rápido si la llama azul me hubiese ayudado, pero bueno ya estoy aquí así que ya no importa.

Me adentre con cuidado en la cueva y la observe un rato, trate de localizar la esfera pero no la encontré. Seguí buscando en la cueva, y recordé que cuando iba a tocar la esfera el kitsune apareció, si la encuentro puede que el venga a mí.

Ya había pasado una hora y no había encontrado nada, estaba por darme por vencida. Y como si mis suplicas fueran sido escuchadas apareció la llama azul.

Esta empezó a dar vueltas a mí alrededor y muy rápido se alejó, yo me quede en mi lugar, la llama se devolvió quedando frente a mí y yo parpadee confundida, dio vueltas a mí alrededor y se alejó y ahí entendí que quería que la siguiera.

La seguí a un lugar más profundo de la cueva en el que no había estado y a lo lejos pude notar la esfera blanca, alegre corrí hacia ella.

-Sí que estabas bien escondida –Me reí ante mi comentario y acerque mi mano a ella pero una mano me detuvo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.