Enamorada de un zorro | Saga: Kitsune

18. El pecado con el que debo cargar

 

/Especial Evan/

 

Cuenta la leyenda que existe una manera de vencer a la sangre Real, al clan de dioses que se alzan sobre las demás razas.

Aquella persona que cuente con sangre de ángel, sangre de demonio y sangre de una bestia celestial será quien se alce por encima de los dioses de dioses.

Dicen que solo un idiota se atrevería a hacer eso ¿pero adivinen qué? Yo soy ese idiota.

Cuando nací todos se asombraron al saber que era un niño, mi madre esperaba otra niña pues por lo general los kitsune solo tienen mujeres en las familias. Yo soy un caso especial, nunca había nacido un kitsune hombre y eso hizo que mi familia explotara mis habilidades.

Desde pequeño me han enseñado a ser el mejor, viví rodeado de personas que buscaban la excelencia en todos los sentidos. Yo odiaba eso pero con el fin de complacer a mis padres me convertí en alguien que solo buscaba ser mejor cada día.

 

"Evan debes ser el mejor" "Debes superar a tus hermanas" "Debes ser más fuerte"

 

Eso me llevo a querer ser mejor que nadie, me llevo a querer hacerle frente a todo aquel que se pusiera en mi camino no importa de qué raza fuera mi única meta era ser el más poderoso.

Y eso hice, mejore en todos los aspectos y derrote a todo aquel que me hiciera frente, desde nomos hasta demonios.

¿Que si fue fácil? Para nada, pero si no lo deseas en realidad entonces no sucederá.

Mi deseo por ser el mejor me llevo a querer superar a la única raza que nunca logre derrotar...los dioses.

Pero me deje llevar por mi Ego y eso hizo que buscara la manera de derrotarlos.

Había escuchado de una bruja que tiene la capacidad de hacerle frente a los dioses pero...si es así ¿por qué no lo hace?

Phoebe... es un nombre muy poco común,  así se llama la bruja más poderosa de existe en el mundo espiritual.

Me aventure en la búsqueda de encontrar a Phoebe, en el camino luché contra grandes obstáculos pero nada era tan grande o poderoso como para detenerme.

Me sentía confiado de lo que hacía pero muy en el fondo creía que no lograría demasiado.

No paso mucho tiempo para que diera con su paradero. La primera vez que la vi no me pareció la gran bruja poderosa de la que todos hablan, no me pareció alguien de temer pues se veía como alguien inofensiva que no le haría daño ni a una mosca. Pero como cualquier persona me equivoque y me confíe.

-¿Quién eres y que haces aquí?

-Mi nombre es Evan Kim y vengo aquí porque quiero saber cómo derrotar a los dioses

En ese entonces ella solo se rio de mis palabras y lo entendía no parecía una persona que tuviese la capacidad de vencer a alguien de tal magnitud pero con la sangre de ángel y de demonio sé que lo lograría.

-¿Enserio piensas que alguien como tu puede alzarse en la cima de la grandeza?

-Por supuesto, estoy decidido –Posó su mirada en mi cola y se sorprendió.

-Veo que tienes cola...es la primera vez que veo a un espécimen tan raro como tú.

-Que puedo decir soy único. –Alzo mis hombros con una sonrisa altiva.

-Y arrogante por lo visto.

-Touche –Me miró mal.

-Largo de aquí niño, no dejaré que alguien como tú gobierne el mundo espiritual.

-Pero si lo dices es porque sabes que soy capaz.

-Se ve que tienes potencial pero ponte a pensar...los dioses existen por una razón y es mantener el balance. Ellos son los únicos seres que no tienen pensamientos impuros y ven la verdadera realidad. Este mundo está en balance por la misma razón ¿no lo crees?

-Puede que tengas razón pero eso no quita el hecho de que aunque existan para gobernar no significa que alguien pueda quitarles su trono.

-Me gusta tu manera de pensar...pero no dejaré que el balance del mundo vaya en picada por un idiota de dos mil años como tú. Ahora lárgate de aquí.

A la final me confié y pensé que obtendría todo enseguida pero no fue así. Mi orgullo no me dejo volver a casa derrotado, había llegado muy lejos como para volver con las manos vacías.

Me quedé cerca de su hogar unos días, memorice sus horarios y me di cuenta que no es una bruja común y corriente. Espere el momento indicado y cuando tuve la oportunidad me adentre en su casa y tome la sangre de ángel y demonio.

Estaba a un paso de cambiar los papeles del juego, pero todo mal acto trae sus consecuencias...

En el momento en que bebí la sangre de ángel y de demonio mi cuerpo empezó a rechazarlo. Como pude me aferre a la vida y logre que esta se acoplara a mi sistema.

Pasaron unos minutos de tranquilidad en los que me sentía como el puto amo pensando que en verdad era el puto amo, pero no, siempre hay un pero.

Mis pupilas se tornaron rojas como la sangre, mis venas se notaban más de lo normal en mis brazos, ahora eran de color negro.




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