S I E T E

NARRADO POR NOAH.

Estaba dando vueltas por toda mi habitación, me encontraba nervioso, entusiasmado y un poco de todas las emociones existentes.

—¿Hijo? —preguntó papá al momento que tocó la puerta.

—Adelante, pá —analicé al hombre que cumplió años el día anterior y sonreí al saber que tengo a un gran padre.

—¿Por qué estás dando vueltas cuán trompo? —reí ante sus palabras —¿estás preocupado?

—Estoy nervioso —mis manos sudorosas denotaban esa afirmación.

—¿Es por esa muchachita? —me miró con complicidad y asentí —me da gusto que vuelvas a traer a amigos a casa, hijo —despeinó mi cabello y me abrazó.

—Me da gusto tenerte como papá —le hice una llave de lucha libre, así demostrábamos nuestro amor.

—Estoy feliz de tenerte como hijo, Noah y me agrada la idea de mirarte tan feliz como lo has estado desde que entraste nuevamente al instituto, supongo que te gustó retomar tus estudios.

—Supones bien, papá.

El instituto me gustaba por los clubs deportivos, los profesores capacitados para impartir clases, sin embargo lo que más amaba del instituto era haber conocido a Karolina, ella era una motivación en mi vida, un ejemplo a seguir y suena irónico siendo que es menor que yo, pero había algo en ella que me gustaba tanto como hacer enojar a mamá por dejar la tapadera del baño arriba.

—¿Listo para hoy, hermano? —fue Daniel, mi hermano mayor «y mi ejemplo a seguir» quién hizo la pregunta.

—¡Listo! 

—¿Estás preparado para la mejor fiesta de cumpleaños, papá? 

—Siempre estoy listo para cervezas gratis —guiñó el ojo.

—¡Ese es mi papá! 

—Iré al centro comercial a recoger todo lo que falta, ¿me acompañas? —asentí.

—Al rato volvemos, papá.

—Con cuidado, hijos —asentimos y salimos de la habitación para dirigirnos al automóvil.

—¿No irá Eddie? —cuestioné.

—Sabes que para él todo es una basura y todo le causa flojera, me recuerda a ti hace unos años.

—¿Tan patético me miraba?

—Patético se queda corto, hermano.

Subimos al auto y me quedé pensando en las palabras de mi hermano, realmente había cambiado en el lapso de los últimos años y me gustaba la persona en la que me estaba convirtiendo.

La vida no se trata de pasársela en un rincón esperando a que alguien llegue para soltar golpes cuán boxeador. La vida no se trata de estar amargado y esperar que alguien endulce tu vida. La vida no se trata de pasársela maldiciendo a todo aquel que te mire, que te hable o que intente ayudarte. La vida no se trata de lamentarte por los interminables errores que tus padres cometieron y mucho menos culparlos por nuestros comportamientos de mierda. La vida no se trata de ver en un sólo ángulo y en un sola dirección. La vida no se trata de quedarte estancado con tus sueños y metas por interminables miedos. La vida no se trata de esperar que las cosas buenas caigan del cielo cuán lluvia. La vida no se trata de mirar a tu alrededor y maldecirte a ti o tu familia por no tener lo que los demás tienen.

La vida se trata de analizar tu alrededor, conocer a quienes te rodean y descartar la posibilidad de pelear en caso de ser necesario. La vida se trata de que seas tú mismo quien endulce tu vida, quien le dé color, quien aprecie lo que es, lo que vale como persona y quien aprenda a ser feliz con lo mucho o poco que tiene para después encontrar a alguien con quien compartir esos lindos sentimientos «hasta parezco un jodido maricón con tantos consejos». La vida se trata de agradecer que algunas personas se tomen el tiempo de brindarte un consejo, un abrazo o un jalón de orejas que suele ser muy necesario en algunas circunstancias. La vida se trata de comprender a tus papás, agradecerles el simple hecho de darte vida y en medida de lo posible no seguir sus malos pasos, solamente los buenos. La vida se trata de ver horizontes en los buenos momentos y en las adversidades y en éstas últimas es cuándo suelen aparecer respuestas a inquietudes y más soluciones a los problemas «aunque suene ilógico». La vida se trata de mandar al carajo a todas las cosas que frenan que cumplas tus sueños y metas, debes de ser ambicioso, fuerte y untarte el cuerpo y los oídos de mantequilla para que cualquier mal comentario se te resbale y sigas luchando por lo que tanto anhelas. La vida se trata de luchar día tras día por lo que quieres, con compromiso, dedicación, valentía y valores. La vida se trata de agradecer hasta lo más mínimo que tu familia te da, pues aunque lo dudes, ellos se sacrifican para que nada te falte y prefieren dejar de darse pequeños lujos, para satisfacer tus necesidades básicas.