Me desperté tan ansiosa, emocionada y feliz que no podía creer aquello, ¿qué demonios estaba pasándome?
Hoy es la salida con Noah y tal vez esa era la razón por la que me he encontraba así, ayer le comenté a mamá sobre la fiesta a la que me invitó Xiomara, me dejó ir con la misma condición de siempre; debía tener la dirección exacta del lugar en dónde estaría. Con el permiso otorgado, le hablé a Noah sobre la fiesta y encantado aceptó, quedamos que pasaríamos la tarde con Maxwell como era el plan desde el principio y por la tarde iríamos un rato a la fiesta, Noah estaba fastidiado de tantas fiestas a las que asisitió cuando tenía mi edad y yo no estaba faliliarizada con ese ambiente.
Escuché unas risitas traviesas en la puerta de mi habitación y sabía que se trataba de Maxwell, me hice la dormida, él trepó a mi cama, estaba a punto de saltar sobre mí como era su costumbre y lo atrapé lanzándolo a la cama para hacerle cosquillas.
—¡Karolita! —soltó un grito despavorido luego de asustarlo y se carcajeó por las cosquillas que le hice.
—¿Cuántas veces te he dicho que no vengas a mi habitación por las mañanas, enano? —rodé los ojos y él me miró con inocencia.
—Se me olvidan tus reglas, Karolita —frunció el ceño.
—¿A qué venías? —besé su mejilla y se ruborizó, amaba nuestra relación de amor odio.
—Estaba aburrido —se encogió de hombros —mami está dormida y podía despertarla si me ponía a jugar.
—¿Por eso decidiste venir a atosigarme, pequeño demonio? —asintió juguetón —¿estás listo para hoy?
—¡Sí, ya quiero ver a Noah!
—Es muy agradable, ¿cierto?
—Sí y es muy divertido —sonreí muy entusiasmada.
Nunca había mirado a mi hermanito tan entusiasmado con algún otro de mis amigos, ni siquiera con los del colegio y eso que amaba jugar con ellos, presentía que Max tenía el mismo presentimiento que yo respecto a Noah; él era un chico increíble y había llegado para alegrar nuestra vida.
—Por el momento debes dormir un rato más, aún es temprano —estábamos acostumbrados al horario de lunes a viernes, por eso los fines de semana nos despertábamos tan temprano.
—¿Podemos dormirnos juntos, Karolita? —se trepó en mí, besó la punta de mi nariz y dejó carantuñas en cada centímetro de mi rostro.
—De acuerdo, enano —besé su frente, levanté la ligera sábana «seguíamos en verano, pero a nada de entrar a otoño y en la madrugada refrescaba, ¡esos días eran los mejores para mí!» se metió sin que se lo dijera, nos acurrucamos y cerramos los ojos para dormirnos por un rato más.
***
Abrí mis ojos de golpe luego de sentir que mi celular vibró y como de costumbre me sonrojé ante el remitente, él siempre me algraba el día con un mínimo y corto mensaje.
Noah 9:45am
¡Buenos días, Karolita! Espero que hayas descansado y tenido dulces sueños. ¿Están listos para hoy? ♡
Karolina 9:49am
Hola, secuestra nubes♡ Descansé y tú, ¿qué tal dormiste? ¡Estamos tan ansiosos que despertamos desde temprano!
Envié el mensaje y me salí de las sábanas cuidadosamente para no despertar a mi hermanito quien dormía plácidamente, mirar sus ojitos cerrados y su rostro relajado me hacían amarlo más de lo normal, así de tranquilo se parecía más a mi bellísima madre.
No tenía idea de qué ponerme, no quería irme exageradamente arreglada porque iríamos a jugar con Max y tampoco quería irme muy básica porque así me la pasaba del diario.
Revoloteé todo mi closet y al final me decidí por una blusa blanca de manga larga, los jeans entallados menos desgastados que tenía y unos tenis negros que harían juego con mi cinturón «se me verían los calzoncillos si no sujetaba bien mis jeans, tengo el trasero grande, pero mi cintura es muy pequeña», era un outfit sencillo, pero mi cabello era lo que le daría el toque final y menos desarreglado.
Terminé de ducharme, coloqué la bata de baño luego de colocarme mi ropa interior y encendí la secadora para poder plancharme mi cabello rubio y ondulado.