C A T O R C E

NOTA:

Prepárense para la bomba que están a punto de leer, bonitas. Si la novela les está gustando, VOTEN y COMENTEN para que actualice seguido, sé que suele cansar que se los diga capítulo tras capítulo, pero también cansa esforzarse y que nadie te haga saber si la novela es buena o apesta:))

Mamá ha estado extraña durante los últimos días, está más sonriente, radiante y bonita que nunca, sé que algo bueno está sucediendo en su vida y de todo corazón deseo que sea algo amoroso, Connor la pasa de maravilla con su noviecita, mamá merece lo mismo y aunque la curiosidad me carcome, prefiero que ella me hable del tema cuando esté lista, no la presionaré, pero si esperaré ansiosa a que llegue el día en que me diga que finalmente conció a alguien que la valore.

Y a decir verdad, yo también había estado muy feliz los días anteriores; me encanta el instituto, tengo amigos increíbles, mi familia está más unida que nunca, fui seleccionada para una competencia de atletismo que será en unos meses y además de todo, he estado muy relajada con el tema de Zev, por supuesto que seguía interesada en él, pero ya no me haría historias ilusas en mi cabeza, él y yo nunca estaríamos juntos y estaba dispuesta a olvidarme del tema a como diera lugar, estaba dañándome yo misma, martirizándome por voluntad y eso nunca será correcto.

Salí de mi habitación con una enorme sonrisa, toqué la puerta de la habitación de mamá, encantada me dejó pasar, estaba sentada frente a su tocador, su cabello rubio estaba húmedo y sus ojos color miel resaltaban con la máscara de pestañas que estaba colocándose.

—Buenos días, amor —besó mi mejilla —¿cómo dormiste?

—¡Genial! —la abracé y me senté en la esquina de su cama perfectamente ordenada.

—Estás más feliz y bonita que nunca, ¿a qué se debe? —giró para mirarme a los ojos.

—¡Vendrán los abuelitos y mis tíos! —chillé de emoción, ellos vivían en un pueblo chico que estaba un poco lejano a dónde nos encontrábamos ahora «sí, el mismo pueblo dónde todos se enteraban de cualquier movimiento que hicieras así fuera bueno o malo».

—Tenía mucho que no nos reuníamos —asentí —¿sólo estás feliz por eso, o hay algo más que no me quieres contar? —me observó con empatía, haciéndome saber que podía contarle todo.

—Justo en este momento todo va bien en nuestra vida, mamá —suspiré con efusividad.

—Tu felicidad y la de Maxwell significa todo para mí —me abrazó y estaba a punto de llorar por ese momento emotivo «dentro de esa fría Karolina había una pollita sentimental si se trataba de mi familia» —¿me acompañas a comprar todo para el asado, hija?

—Sí —dejé muchos besos en su mejilla y se sonrojó reflejando un inmenso regocijo por aquello.

No me importaba mirarme como una extraña adolescente de 16 años «¡casi 17!» que besaba a su mamá sin parar, tenía mis razones para hacerlo y si ella me lo permite la seguiré besando hasta el final de mis días «tampoco podía desaprovechar la oportunidad de besar a una mujer tan bonita como ella».

—Mamá —mi cuerpo flaqueaba ante lo que le preguntaría, no tenía ideal de cuál sería su reacción ni su respuesta.

—¿Sí?

—Sé que la reunión es algo íntimo y familiar, pero quería saber si puedo invitar a Noah. Él me invitó al cumpleaños de su papá y... —dejé de hablar cuando sonrió tontamente —¿eso es un sí? —pelé los dientes con nerviosismo que se esfumó en cuánto asintió —¡gracias!

—Sabes que ese muchachito me cae muy bien y ya es parte de la familia.

—Espero que no estés enamorándote de él —bromeé y nuestras carcajadas resonaron en la habitación.

—Sería Connor versión 2.0 —no pude evitarlo y me dolió el estómago de tanto reírme, definitivamente ser bromista venía de familia «¡esperen a escuchar las bromas y sarcasmo de mis abuelitos!» —ahora ve a darte una ducha para marcharnos a hacer las compras, podemos aprovechar y desayunar fuera.