Enamorada del chico enamorado.

D I E C I N U E V E

Desde lo que sucedió en el instituto con Bianca, Zev había intentado hablarme a toda costa, en todos los lugares existentes y por todas las redes sociales, algo que verdaderamente me daba cólera, cada día estaba más convencida de que él no estaba interesado en mí, más bien estaba interesado en ampliar la lista de las chicas a las que conquistaba y aunque conmigo lo había hecho desde hace mucho tiempo, estaba dispuesta a cambiar la situación, ya no quería seguir siendo la Karolina ilusa, más bien quería comenzar a ser la Karolina que se enfocaba en lo que realmente importaba, todo era mejor cuando no pensaba en mierdas del amor, hasta la fecha sigo extrañando la paz que sentía cuando nadie estaba en mi corazón y pensamientos, ¡jodido Zev!

Las clases por ese día, habían finalizado con éxito y en vez de volver a casa a sumergirme en mis múltiples tareas, Noah me había invitado a salir con él, algo estaba planeando y me encantaba lo misterioso que solía ser de vez en cuando.

—¿Lista, Karolita? —indagó.

—Siempre —guiñé el ojo y tomó mi mano para caminar juntos hacia el auto que le había regalado su papá por su cumpleaños.

Me abrió la puerta del copiloto, ingresé al auto y esperé a que él lo rodeara para hacer lo mismo.

Estaba poniéndome el cinturón de seguridad cuando miré que Zev estaba corriendo hacia nuestra dirección, estaba aferrado a hablar conmigo.

—¿Podemos salir de aquí cuánto antes? —supliqué.

—Sí, enana —encendió el motor, pero no pudo avanzar debido a los múltiples estudiantes que estaban aglomerándose en el estacionamiento escolar.

Zev logró su cometido y logró alcanzarnos, tocó levemente el vidrio de la puerta y me puse colérica ante su insistencia.

—Ya vuelvo —le sonreí a Noah.

Bajé del auto furiosa y enfrenté a Zev para que finalmente dejara de joderme.

—¿¡Qué quieres?! —exclamé malhumorada.

—Hablar contigo, ¿no lo notas? —suspiró como perro malherido y aunque sus ojos verdes estuviesen brillando y alterando mi interior, mantuve la calma para no caer ante su belleza física —he intentado que hagamos juntos los trabajos de equipo, he intentado que vuelvas a darme asesorías de arte, te he buscado en el receso, en el baño y he llenado la bandeja de mensajes en todas tus redes sociales y tú ni siquiera te inmutas de mi presencia.

—No normalices y mucho menos romantices esas conductas de acosador —ladré —¿ahora sabes lo que se siente? —elevé mi ceja mientras cruzaba mis brazos.

—¿A qué te refieres?

—A ser invisible ante los ojos de la persona que te gusta —me analizó con confusión —aunque lo dudes, yo hice lo mismo contigo, Zev —revelé un tanto avergonzada —ni siquiera te enfocaste en mí por mi torpeza, malhumor o inteligencia, nada nunca fue suficiente para que voltearas a verme.

—Y, ¿qué es lo que está pasando ahorita? —reclamó —¡estoy frente a ti dándote toda mi atención y simplemente estás rechazándome! —gritó tan fuerte que logró romper mi tímpano, los estudiantes voltearon a vernos y estaba harta, nuevamente sería la comidilla del instituto.

—Ahora es tarde.

—¿Por qué?

—Sé que nunca me mirarás con tus misteriosos y hermosos ojos verdes como la miras a ella.

Sentí una opresión en el pecho, porque así estuviese perdiendo la cabeza por él, no me relacionaría con alguien que tácitamente me había rechazado tantas veces, muy en el fondo me dolía estar "perdiendo" la oportunidad de estar con el chico que tantas veces se había filtrado en mis sueños, y las comillas se deben a que dentro de mí, sabía que aún aceptara darle una oportunidad, yo nunca sería tan especial y mágica para él como lo era Bianca.

Tenía tanto amor hacia mí misma que sabía que era mejor que Bianca en muchos sentidos, empezando por que mi vida no se basaba en cosas superficiales, sino en sentimentales.

Ella era tan vacía, inhumana, presumida, ególatra y de vez en cuando tan mierda que seguía sin entender qué era lo que Zev había mirado en ella, pero no era la indicada para hablar sobre eso cuando era yo quien estaba enamorada de alguien que no tenía nada de especial más que sus ojos verdes.

A pesar de su odio por los deportes, su egocentrismo, su notoria lujuria, su falta de interés en algunas materias y su falta de empatía ante muchos aspectos, yo estaba coladísima hasta los huesos por él y considerando todo eso, sabía que muchas veces el corazón no se fijaba en las cualidades del otro, sino en un único aspecto que bastaba para perder la cabeza por alguna persona.

—Te veo así desde hace semanas y es que eres tan distinta al resto que... —lo interrumpí.

—¡Ese es tu jodido problema! —bramé —no me quieres, ¡no estás interesado en mí! Simplemente estás interesado en romper récords, en gritar a los cuatro vientos que lograste salir con alguien tan distinta como yo —en mis ojos se acumularon lágrimas y tuve que ser muy fuerte para no derramarlas frente a él —soñé muchas veces con que esto pasara, realmente quería que algo entre nosotros existiera, pero no de esta manera, no cuando vienes a mí en tu afán de no estar solo, no cuando vienes a mí a causa de tu jodido egocentrismo y autosuficiencia, no cuando he notado que por más que me haya ilusionado el hecho de que le escribieras una canción a Bianca, jamás harías algo así por mí.




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