-Judy- mi madre pasa por la puerta de mi habitación haciendo que ponga pausa la película que estaba viendo muy entretenida hace minutos antes.
-¿Que sucede mamá? ¿Necesitas ayuda con algo?- le pregunté mirandola mientras me levantaba de la cama y me arreglaba la ropa.
-Necesito que compres cosas- dijo sonriéndome mientras me extendía el dinero.
Me acerco lentamente y agarró el dinero- ¿Que cosas exactamente?- le pregunté mientras me lo guardaba en el bolsillo trasero de mi pantalón.
-Pan, jugo y leche para el pure- dijo comenzando a caminar y yo yendo detrás de ella.
Ella se metió de nuevo a la cocina y yo seguí mi camino hacia la puerta principal, salgo y siento el cambio de temperatura abismal que había entre mi casa y el de la calle.
Últimamente el verano se está haciendo notar más que otros veranos, los ventiladores no dan a basto si o si para sacarte el calor está la alberca o el aire acondicionado, las clases fueron canceladas tanto para los alumnos que van a la mañana tanto como para los de las tarde y ni hablar de lo mucho que te costaba respirar en algunos días y mucho menos el hecho de que con solo un paso en la calle ya estás completamente sudado.
Camino aproximadamente unas cuatro cuadras hasta al cansar el quiosco 24 horas cruzando la calle y a media cuadra de distancia.
Cuando el semáforo se puso en rojo cruce la avenida y camine la media cuadra que me faltaba para alcanzar el quiosco.
Agarró la perilla de la puerta y la abro entrando, sintiendo otra vez el cambio brusco de temperatura.
-Santo cielo, terminaré enfermandome si continuo cambiando de ambiente- hablo para mi misma sintiendo un claro escalofrío al cambio de temperatura.
Me pongo en la fila para esperar a que fuera mi turno, si no fuera por la señora que no se decidía que comprar o compraba más cosas de las necesarias para sus nietos que la iban a visitar ese mismo día y quería darles algo, si algo estoy segura es que tanto el chico de atrás tanto como yo estábamos comenzando a impacientarnos. No sé exactamente el porque del chico, tal vez no le gustaba esperar mucho pero en mi caso mi madre necesitaba la leche para hoy no para mañana.
-Que señora más indecisa- escucho que dice el chico detrás mío sacado de quicio comenzando a mover su pie impacientemente.
No dijo nada al respecto pero estaba claro que el chico tenía ganas de agarrar un chocolate y dárselo por la cabeza para que ya se fuera del quiosco.
Cuando la que atendía por fin comenzaba a guardar las compras de la señora en una bolsa, veo como una de las chicas que la ayudaba a atender venía con una botella de color negro que no dejaba ver el contenido dentro de ella.
Cuando la señora por fin se fue me acerco al mostrador y pido lo que vine a comprar.
"¿Que será esa cosa? Nunca vi un contenedor de ese color en los refrigeradores del aquí, los antiguos que estaban se mudaron a otro países y nos avisaron que otros vendrías a utilizar el quiosco, ¿Ellos también sabía de estos recipientes?" Pensé mirando fijamente la botella oscura apoyada en el mostrador mientras la que cobraba le daba un sorbo al contenido de la botella.
-Señor, ¿Que desea?- preguntó para que él también fuera atendido rápidamente.
-Necesito...- el chico se quedó en silencio por un momento como pensando- Necesito un vino tinto- el mostró una sonrisa hermosa.
La señora asiente con una sonrisa y se dirige hacia una puerta cerrandola detrás de ella y saliendo de ahí segundos después con la misma botella que estaba en el mostrador.
-Soy 2.000- dijo sonriente.
El chico le extiende el dinero justo y se da la vuelta y sale feliz de por fin poder salir de ahí.
Me quedo mirando hacia la puerta de salida algo desconcertada.
"Ese tipo en toda mi vida que he venido a este quiosco solo a comenzado a aparecer cuando los antiguos dueños del local se fueron y vinieron ellos aquí, eso claramente significa que los antiguos dueños no tienen ni idea de ese recipiente"
-Soy 5.000- dijo de repente la que cobraba sacándome de mis pensamientos.
-Ha, si, perdone- dije y le extiendo el dinero justo y salgo del quiosco.
Comienzo a caminar hacia mi casa con los ojos fijos en el camino, pero mis pensamientos estaban en ese extraño recipiente.
Espero que el semáforo se pongo en rojo para poder cruzar la avenida, pero de repente siento una mano golpear mi hombro suavemente.
Me doy la vuelta encontrándome con el chico de antes mirándome fijamente. Lo miro igualmente y no digo nada, solo me mantengo en silencio para que él hablé, pero parece que el chico no tiene intenciones de hablar antes que yo.
Lo miro con el ceño fruncido- ¿Que sucede? Necesito llevan esto rápido para que mi madre cocine, se conciso- le dije sería.
-Te recomiendo que no seas muy curiosa, esas cosas nunca te llevan en buen camino- dijo serio.
-No se de que me hablas- le dije y comencé a cruzar la avenida dejándolo atrás.
Me agarra fuertemente- Oye, hablo en serio, si haces que tu curiosidad gane a la tu conciencia te arrepentirás, lo habrá vuelta atras- me suelta una vez que lo volteo a ver.
-No me importa, no lo haré... Yo sé que la curiosidad te lleva a lugares y conclusiones que no querrías saber, no soy estúpida- miro la botella cerrada en su mano y él la esconde rápidamente- Pero esa cosa, espero que sea para el bien de algo y que no sea algo que perjudique a otros- le dije sería- pero dime algo, ¿Donde esta la lógica de todo esto? ¿Acaso la tiene?
-No, para ti no la tendría- dijo honestamente.
-¿Sabes que? Olvídalo, no quiero saberlo... Tengo que entregarle esto a mi madre, me voy- le doy la espalda y me voy de ahí.
Llego a mi casa completamente cansada de todo, queriendo solo volver a encerrarme en mi habitación y esperar a que mi madre me llamara para comer, pero por mala suerte tendría que ayudarla con la comida.
Llego a la cocina y dejo la bolsa en la mesa.
Editado: 20.11.2025