Enamorada del mal

Capítulo 11

El golpe ha sido fuerte para ellos porque han  perdido mucho dinero y sus jefes desconfiaban de ellos, en especial, de sus capacidades. Han pasado a ser poco productivos para ellos. El mini chip que tiene el broche que le di a Leonardo funciona bien en su mochila. Pronto tendré las coordenadas de la casa del General y empezara mi labor de rastreo por aire con un drone para ubicar bien la casa. Necesito saber cuántos escoltas tiene para armar el operativo, las posibles salidas y las hectáreas del lugar.

Me alisto para ir a dictar mis clases como todos los días. Cada día me gusta ser docente, tengo buena relación con mis estudiantes y colegas del colegio. Veo que Leonardo es un niño muy tímido, de pocos amigos, algo ermitaño.  Le brindare mi amistad para sacarle información sobre su padre. Me volveré su amiga.

Terminé mis clases y me dispuse a salir del instituto notando que Ian me espera a las afueras de la escuela con un ramo de flores. Casi me infarto de lo impactada que he quedado. Él se está metiendo en mi corazón muy lento pero certero.

— Hola, preciosa, ¿Cómo está la mujer más bella? — Inquiere llevando sus labios a los míos. — Te he extrañado.

— Hola, guapo. — Contesto — Tú sí eres mentiroso. No soy la más guapa, pero gracias por esas palabras tan dulces. — Respondo.

— Para mí, eres la más linda, la que me tiene loco de amor ¿Aceptas ir a cenar conmigo? No acepto un no por respuesta.

— No me estás dando   muchas opciones — Digo mirándolo con una sonrisa en mis labios — pero sabes… acepto tu invitación. Tengo mucha hambre

Soltamos una carcajada.

Ian me tomo de la mano dirigiéndome directo a su carro, un convertible gris, muy lujoso.

Nos dirigimos a un restaurante muy hermoso, lleno de luces, y algo íntimo. Me  ha encantado tanto por que cantan en vivo realizan bailes de tango y flamenco que me dejan con la boca abierta. Ian  ha pedido la cena para los dos. Quise dejarme sorprender de sus gustos y de su buen paladar. El no deja de verme a los ojos tiene un brillo muy especial, uno que me enamora como un tonta.

¿Yo seré la culpable de ese brillo?

Antes que llegue la cena me disculpo con Ian pasando directo al baño. Camino por un largo pasillo encontrando mi objetivo dejándole un mensaje a Kalet que llegare un poco tarde que estoy con una amiga que viene de Australia que está de visita en el país. Creo que me  ha creído por qué me dicho que la pase bien y que me cuide mucho.

Regresé a la mesa después de avisarle a mi padrino encontrando que la cena está servida.  Ian ha pedido de menú una pechuga en salsa de champiñones con una ensalada de verduras con aguacate, combinando con un delicioso vino tinto y de postre un flan de chocolate. Uno de mis favoritos. Debo decir que me ha encantó la comida, estuvo muy rica, en especial, me disfrute mucho el postre y no me puedo quejar de la compañía.

Aprovechamos a observar varios espectáculos de bailes  que se presentan, en esta ocasión, uno de tango. Cada noche se representa una cultura diferente con su baile típico. Estoy encantada con la presentación y con Ian que hasta el momento se ha comportado muy bien, como todo un caballero. Eso me agrada mucho.

De ahí fuimos a caminar un rato por la playa que queda a unos cuantos minutos del restaurante despojándonos de nuestros zapatos para sentir el cosquilleo de la arena en nuestros pies. El sonido de las olas es maravilloso, es como un cantico especial. La noche está muy brillante encantadora para  jugar un rato en la playa. Nos mojamos nuestros pies, nos besamos como unos locos enamorados sin importar nada, solo nosotros dos.

Ian tomo su celular tomando varias fotos de ambos y algunas solo mías. Estoy tan feliz pero a la vez asustada por lo rápido que están avanzando las cosas entre los dos. Cada día quiero tenerlo más cerca de mí.

Es algo tarde y decidimos regresar a nuestras casas. Ian me llevo a mi apartamento dejándome en la portería despidiéndose con un gran beso. Entre corriendo a mi casa cambiándome a toda marcha sin revisar los mensajes del día. Llegué a casa algo tarde. Carolina y Kalet me esperaban.

— Andrea, cariño. Debemos hablar Contigo — Dice Carolina mirándome fijo —  Kalet está de acuerdo conmigo… pero no sabemos cómo lo vayas a tomar, pequeña.

— Dime, Carolina. Me están asustando… ¿Le pasó algo a mi hermano? ¿Ya lo encontraron? estoy muy angustiada por no saber nada de él.

— No. No, cariño, no es eso. — Arguye Kalet tomando las manos de su esposa — De tu hermano aún no tengo noticias. Es que Caro y yo pensamos que debes tener tú propia vida y cosas.

— ¿A qué te refieres? Padrino ¿Qué me quieren decir? — Respondo tratando de entender lo que me quieren decir, y no creo que sea bueno irme, no después de todo lo que he descubierto.

— A que tengas tu propia casa, Andrea. — Contesta — No queremos que tengas presión de llegar temprano a casa. Debes disfrutar tu vida, tener tú espacio, mi niña.

— ¿Tú crees padrino que es lo mejor para mí? — Interrogo. Por un lado me hace feliz porque así no tendré presión de que me interroguen por que llego tarde e inventar excusas — Opinas igual, Carolina.

— No lo tomes a mal, mi niña. Nosotros te amamos, no queremos que te vayas, pero debes tener tú propia vida. — Explica Kalet — Ser ya independiente, Andrea.




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