Estoy aquí esperando en el aeropuerto para recibir a Ian. Muero por verlo, darle miles de besos. Lo he extrañado mucho, pero algo me tiene un poco inquieta y es que dentro de dos días es la reunión con su familia ¿Qué me espera con ellos? Tengo un presentimiento que no me deja respirar tranquila cuando pase eso ¿Algo no anda bien? Espero que Ian no me esté ocultando nada grave por qué no sé si pueda perdonarlo.
Lo veo salir por esa puerta gigante apenas me ve me brinda una sonrisa hermosa como las que el solo me brinda a mí haciendo que mi corazón se derrita de amor. Ya se podrán imaginar que nos comimos la boca como si no hubiera un mañana sin importarme que estoy enrollada con mis piernas en su cintura y que todos en el aeropuerto nos miren con ojos discriminatorios por nuestro acto.
— Cariño, te he extrañado mucho. No vuelvas a dejarme tanto tiempo sola — Digo volviendo a besarlo con pasión. — Te extrañe.
— Creo que yo te extrañe, más amor. Quiero verte con este vestido, Lina. Parecerás toda una diosa amor — Bufa dándome besos por todos lados.
— Ya quiero verlo, Ian. Estoy con mucha curiosidad, cariño, también por la cena con tus padres. Me da un poco de miedo, amor.
— ¿Miedo? — Pregunto mirándome algo curioso. — ¿En serio? Lina.
— No es miedo, cariño, más bien diría algo nerviosa por la cena con tus padres ¿Qué tal que no les guste para ti?
— Te amaran como yo amor — Dice abrazándome. — Lo harán.
Nos fuimos de ese lugar directos a mi departamento. Ian paso a mi habitación se deshizo de su ropa dándose una ducha para relajarse del viaje mientras yo le preparo algo de comida. Hice una picada de fruta con un zumo de jugó cítricos y unas deliciosas tazas de café.
¡Madre mía!
Ian piensa matar de un infarto. Ha salido del baño con una simple toalla amarrada a su cintura algunas gotas de agua se deslizan por ese cuerpo bien trabajado que me deja babeando. Solo lo miro de pies a cabezas mordiendo mis labios al ver mi escultural chico.
Ian me mira con cara de picardía esbozando una sonrisa de medio lado tomando asiento a mi lado comiendo entre charla contándome cómo fue su semana en España sobre sus exposiciones, hasta me contó que había hecho una imagen mía de mi torso sin rostro hasta tal punto que dudo en venderlo. Me ha causado mucha risa por su actitud. Parece un niño pequeño. Yo también le conté lo básico que dicte mis clases con normalidad.
—Lina, quería pedirte disculpas por ponerte en vigilancia, no lo hice por ti, si no por tú seguridad.
— ¿Qué? ¿Qué tú hiciste qué? — Gruño furiosa — Yo si me pregunté quién podría ser, pero no me imaginé que fueras tú ¿Qué rayos te pasa?
— Lina, lo siento, cariño. Tenía miedo que te fuera a pasar algo en mi ausencia. — Esboza — Te pido perdón, Lina. Tenía miedo… lo siento, cariño.
— ¿Miedo de quién? ¿Tu padre?
— Si. Si, Lina por él. Cuando lo conozcas me podrás entender. Si no te he contado toda la verdad es por tu bien, cariño. Jamás me había enamorado como ahora lo estoy de ti, quiero todo contigo, Lina. Después de esto si sigues adelante conmigo daremos un gran paso en esta relación.
Mi boca formó una completa O con lo que acaba de decirme, mi intuición femenina me dice que él me oculta algo y que pronto lo voy a descubrir, para hacer exactos en dos días. Ian empezó a acercarse a mí uniendo nuestros cuerpos en un abrazo de oso que me encantó, mis labios se colaron por ese cuerpo desnudo haciéndolo gruñir cuando mis manos juguetonas empezaron a jugar con su amigo. Hicimos el amor como conejos hasta que nuestros cuerpos no reaccionaban más. Nos abrazamos quedándonos dormidos casi amaneciendo.
Día de la Cena
Estoy aquí dándome una deliciosa ducha con Ian, él empieza a jabonarme lentamente rosando mi cuerpo con delicadeza mientras mis manos juegan con su pelo azabache suave. Mis labios se cuelan por sus labios carnosos rosa, juro que besa como los dioses. Después de unas horas en la ducha jabonándonos haciendo el amor delicioso. Salimos a vestirnos para llegar puntual a la cena que será a las 8 pm en la casa de sus padres. Ian me comentó que estarán dos socios de su padre que espera no incomodarme.
Veo que Ian está poniéndose sus pantalones de vestir mientras yo solo estoy en bragas y sostén cuando siento que su mano acaba dándome una nalgada en mi trasero que me hizo pegar un brinco y fulminarlo con la mirada. Mi ropa interior es un conjunto de encaje negro muy sexy. Me pongo el vestido que Ian me compró, no se los niego, lo ame cuando me lo dio. Le pedí ayuda para que me ayude a subir el cierre. Me maquille súper rápido me pongo mis tacones saliendo rumbo al parking para dirigirnos a la casa de Ian.
Vamos rumbo a casa de Ian con el loco, ese tipo no me inspira nada bueno. Entrelazo mis manos con las de mi novio para sentir más seguridad. El Loco no deja de ver por el retrovisor con malicia. Si pudiera lo esposaría ya mismo por ser un criminal, pero para ellos, soy una dulce docente cuando en realidad soy una de las mejores detectives del país. Como ya saben, me pusieron una capucha negra para no dar con el lugar, lo que no saben, es que puse un pequeño rastreador en un orificio de mi silla para saber las coordenadas del sitio. Esta vez me note sumisa cuando me la puso Ian por qué ese Loco moría por posar sus sucias manos encima de mí.