Enamorada del mal

Capítulo 20

Llegue a mi casa con mi novio que no puede quedarse conmigo por recomendación de su padre, más que todo fue una exigencia indicando que lo necesita para una encomienda suya. Gracias suegro (sarcasmo) así puedo planear con más facilidad como llegarles a ellos sin que se den cuenta. Pienso montarles un cuatro a esos idiotas. Ian me ha visto la cara como ninguno lo ha hecho.

El amor te enceguece hasta tal punto que no ves más allá de las cosas, pero ese niño narco sabrá que es meterse con Andrea Martínez.

Analizo cada uno de los videos que pude hacer con mi mini cámara. Son muchos puntos estratégicos que tiene esa casa, todos esos puntos están cubiertos por guardias se ve que el general se cuida muy bien las espaldas, pero no se imaginó que su enemigo lo tuvo en su propia casa. Debo ser algo cuidadosa con él, sé que me conto todo eso por un motivo… quiere desaparecerme de la vida de su hijo. Piensa que soy la culpable de que su hijo quiera dejar la vida de mierda que lleva. No tolera los cambios y menos si no son aprobados por él.

Mis sospechas no son en vano. He visto rondando mi departamento o en si el complejo de apartamentos la camioneta del loco. En la casa del general vi los asesinos de mi padre, aún recuerdo sus rostros, no se imaginan el odio que sentí cuando los vi quería tomar esa Ak 45 y descargarla sin compasión en sus cuerpos como ellos hicieron con mis padres que no les importo nada. A veces el rencor y el odio unido te hacen pensar cosas que con la cabeza fría jamás se te pasarían por tu mente.

Estoy en casa descansando ya que hoy tengo mi día libre de la escuela. Voy al centro comercial para comprar unas prendas que necesito saliendo en mi auto y veo que me siguen dos carros blindados negros. Esto no me da buena espina ¿Algo pretenden? Así que acelero mi auto a una mayor velocidad de lo permitido. Es mi vida o la de ellos. Jamás salgo desarmada, pero esta vez deje mi arma de dotación en casa. ¿Qué bruta? Ahora debo estar en público, así ellos no me harán nada, conozco su modo operandi.

Aviso a Smith por medio de un mensaje que me encuentro en algo de peligro. Ya le he informado lo que ha pasado con mi novio, bueno, no le he contado todos los detalles solo que es el hijo del general. No he podido ir a la oficina por mis sospechas que me siguen, no quiero arriesgarme, aparte no han terminado mis vacaciones. Estos idiotas me están esperando en la salida, solo que esperan a Lina Castro y no a Andrea Martínez.

Me meto al baño cambiándome de ropa. Debo dejar mi auto en el estacionamiento para no levantar sospechas y que mi fachada se me venga al piso sin poder atrapar al asesino de mis padres. He quedado a verme con Smith en una cafetería cerca de mi casa, quiero ver que movimientos hacen estos individuos; también debo preparar con Smith el operativo de captura al general después de muchos meses de rastreo y con mi semana en su casa pude dar con las coordenadas exactas. Analice cada uno de los lugares por donde podemos llegar sin ser vistos para no prevenirlos de nuestro golpe. Después de tantos años podre tener paz en mi vida y mis padres tendrán un descanso al saber que cumplí mi promesa metiendo a prisión su asesino.

Después de una hora de organizarme con Smith sobre como haremos el operativo que llevaremos a cabo me pongo de nuevo mi fachada de la profesora sexy con lentes, apenas me subo a mi auto noto que me están siguiéndome de nuevo, pero lo que no saben, era que les tengo algo preparado. Una sorpresa que recordaran para toda su vida. Eso es lo que yo creía, pero ellos me esperan muy felices con una sorpresa mayor a la que yo les quiero dar, bueno, yo solo los quería sorprender, sin embargo, ellos me tienen algo más que me dejaría en una posición no tan buena.

Estoy aquí analizando los últimos detalles en mi apartamento cuando escucho que me llaman por el teléfono de la portería, pero solo logro escuchar “Señorita huya, la van a matar” escucho unos disparos en la zona de portería solo pienso en José que no le haya pasado nada, tiene dos hijos y esposa. Escucho pasos acelerados por los pasillos golpeando las puertas con mucha fuerza, algunos gritos de mis vecinas chismosas. Creo que el susto que se acaban de llevar les haga quitar los chismosas y venenosas que son para que se muerdan su lengua viperina.

Corro a mi cuarto prohibido sacando una de mis armas que tengo con licencia. Gracias en este país podemos obtenerlas con facilidad. No quiero tener problemas con mi arma de dotación.  

— ¿A sí que me quieren matar? Pues aquí los espero, cariño.

Escucho que tiran mi puerta de una sola patada tumbándola. Los espero en mi cuarto prohibido, es algo que no se nota, porque parece un escondite de una cueva. Escucho sus voces y sus maldiciones.

— ¡Mierda! ¿Dónde se ha metido? Si no hacemos lo que el jefe mando somos hombres muertos, muchachos. — Dice uno de ellos.

— Esa mujer debe estar en cualquier lado asustada como una gallina. — Suelta otro con una carcajada. — Sigamos buscando.

Me jodió mucho eso porque siempre piensan que las mujeres somos débiles que deben protegernos. Nos ven como muñecas de porcelanas. ¡Grave error, cariño! Las mujeres somos más que una cara bonita, tenemos más neuronas que cualquier hombre, pensamos con cabeza fría, podemos ser un arma de doble filo, no somos débiles, al contrario, somos más fuertes de lo que se imaginan. Una mujer es una chica guerrera, luchadora, que sabe llevar las cosas de una forma que muy pocos pueden. Los hombres nos hacen ver débiles. Muero por verlos teniendo un hijo con contracciones para ver qué tan fuertes son.




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