Adara
Me permití llorar un momento en el hombro de David, mientras él me acariciaba la espalda. Las lágrimas no paraban y David dejo un beso en mi cabeza.
—Yo estoy contigo chiquita, tranquila desahógate —murmuró
─David, mi abuelito se ha ido —musite mientras seguía llorando.
—Lo sé y lo lamento mucho —dijo
—Me ha dejado —murmure una vez más
—Pero no olvides que tu no estas sola, se lo importante que era tu abuelito para ti, pero ahora es un ángel que siempre te protegerá y aquí en la tierra tienes a toda tu familia que te ama y te protege sin olvidar a tu grupo familiar y a mi —hablo y asentí
Al salir de la habitación me encontré con todos por lo que me solté del brazo de David y salí corriendo a donde se encontraba mi abuelita que lloraba en silencio.
─mamita ─murmure mientras la abrace
─mi niña ─dijo abrazándome─. Pensé que no llegarías, se supone que estarías alejada de todos por un buen tiempo y que te ibas a quedar en tus vacaciones
—Nada es más importante —hable y dejo un beso en mi mejilla
─ ¿cómo es eso que sabían del paradero de Adara? ─preguntó desconcertado Eithan y mi abuela lo miro
─Ella todo estos días estuvo en nuestra casa, antes de ayer en la tarde salió con su mejor amigo a una fiesta en una hacienda y después irían a un tour, pero ahora están aquí ─ le explico mi abuelita a Eithan y este asintió
— Debí haberlo imaginado —murmuro entre dientes —, pero estás consiente que todos hemos estado preocupados por ti
—Discúlpame —musite y me abrazo
─tus amigas ya se han ido porque es tarde, y dijeron que mañana nos acompañarían a la casa de los abuelos para la velación ─informo Eithan aun sin deshacer el abrazo y asentí
Después mi hermano me soltó y limpie mis lagrimas con el dorso de mi mano
─te llevo Ady a casa de tus abuelos para que descanses porque mañana será un día muy largo ─dijo Gabriel, mi mejor amigo cuando de pronto sonó su teléfono y me hizo con la mano para que lo esperara. Se acerco David y poso una mano en mi hombro, entonces él volvió─. David la puedes llevar, he recordado que tengo que entregar unos informes para esta misma noche, pero en fin sé que David, tú la apoyaras y cuidaras─. David asintió y se acercó a mí a darme un beso en la frente─. Enana te alcanzo allá, prométeme que vas a estar bien
─lo intentare, no es fácil
─lo sé y te entiendo enana, una vez más lo siento mucho —dijo por última vez y me abrazo
─mami pasare por la casa llevando ropa ─dije dirigiéndome a mi madre y ella asintió sin hacerme tanto caso
─ya hablaremos hijita ─informo y me dio la bendición
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Luego de pasar por mi casa y buscar ropa, tome un carro y guarde la pequeña mochila que contenía lo básico para los siguientes días
─iré en mi carro ─le avise a David para que se vaya a su casa y negó
─cariño ─lo mire alzando una ceja─. No hemos terminado para empezar y segundo no es seguro que viajes sola, no hablare te lo prometo, pero deja que yo te lleve, por favor
─está bien ─murmure mientras sacaba mi maleta, no quería discutir por el momento
─no es momento de hablar, lo comprendo ─ asentí─. Pero pasaremos por mi casa porque yo también tengo que llevar ropa
Después de ir a casa de David, emprendimos el viaje a casa de mis abuelos me recosté sobre el vidrio de la ventana mientras íbamos escuchando cualquier emisora, sin embargo, yo iba sumida en mis pensamientos
<<él lloroncito >> recordé las palabras de mi abuelito
Solté una pequeña sonrisa y David me miro desconcertado.
La muerte ¿que se nos viene a la cabeza cuando pensamos eso? ¿Dolor? ¿Irnos a otro lugar a descansar?, ¿Qué pensamos de la muerte? ¿De la tristeza? ¿De la pérdida de alguien a quién amamos?
Cuando se muere alguien te pones a pensar en los últimos momentos que pasaste junto a él y agradecía a la vida el hecho de que me haya dejado disfrutar con él sus últimos días, habían sido buenos días ya que fuimos al viñedo y a la fábrica de vinos, fuimos al rodeo de caballos más importante de la región, montamos a caballo y le había prometido que ingresaría a clases de equitación para asi la próxima vez ganarle en la carrera , jugamos ajedrez y entre otras actividades, y esos serian los recuerdos que perduraran por siempre.
Cuando llegamos, la funeraria estaba llegando a preparar la casa para recibir el cuerpo de mi abuelito en el transcurso de la mañana siguiente, los saludamos y lo llevamos a la gran sala que se encontraba apenas se ingresaba a la casa.
Con David salimos del salón y fuimos por nuestro equipaje
─me puedo quedar esta noche contigo ─susurro David con un hilo de voz, cuando llegamos a la puerta de mi habitación─. Quiero cuidarte y estar contigo en estos momentos.